Augusto Baertl.

ENTREVISTA AUGUSTO BAERTL. Miembro del directorio de Prospectors and Developers Association of Canada (PDAC), institución que agrupa a las principales mineras exploradoras del mundo.

La caída del precio de los metales ha creado inestabilidad económica en el país, por ser altamente dependiente del aporte del sector minero. No obstante, para Augusto Baertl, una de las figuras más representativas de la minería en Perú (exdirector de Graña y Montero y Antamina), la crisis es más política. En esta entrevista advierte que las elecciones han creado un clima inestable en las inversiones.

La minería aún no es vista con buenos ojos por varios sectores sociales…
La minería moderna ha ido demostrando que puede convivir con otras actividades como la agricultura. Arequipa y Cerro Verde es una buena prueba.

Pero el proyecto Tía María ha demorado años para obtener luz verde por falta de viabilidad social. ¿Es muy largo el camino para que una minera logre invertir? 
Sin duda alguna el proceso es largo y por eso los mineros requerimos del apoyo de las autoridades, que sí tienen la visión clara de que la minería puede beneficiar al país y a otras actividades económicas. Pedimos al Estado que informe y no permita la desinformación, porque esta hace que la población exprese rechazo.

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¿Los conflictos sociales siguen siendo la piedra en el zapato para los proyectos mineros?
Es una de las piedras. La otra es la gran burocracia que gira en torno a un proyecto. Los permisos, las licencias, cada vez son más complejos. Últimamente la autoridad ambiental ha impuesto una serie de requisitos nuevos y más exigentes.

¿Ello perjudicó sus inversiones?
Por ejemplo, en emisiones,  para el caso de refinerías y fundiciones, las normas son más exigentes que en Estados Unidos y Japón. Esto quiere decir que en Perú hoy no es competitivo hacer una nueva refinería. A nuestras autoridades a veces se les pasa la mano para exigir cosas. Son más papistas que el Papa.

¿En el rubro minero, el panorama es similar? 
Por supuesto. Un Estudio de Impacto ambiental (EIA) para un proyecto de exploración es complicadísimo. Yo me pasé cuatro años en Cajamarca para sacar permiso para un proyecto y hacer los primeros sondajes para ver si había mineral. Entonces simplemente se acabó la plata y no se hizo la exploración.

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¿En Perú es más complicado sacar adelante un proyecto minero que en cualquier otro país?  
Antamina se demoró 150 años. Cuántos años está Tía María batallando para salir adelante. Hay razones técnicas, no solamente es la parte social. Hay que darse cuenta de que el mercado te da la oportunidad de financiar un proyecto en un momento, pero pueden cambiar las condiciones y este puede ya no ser financiable. Hay que ser conscientes.

En ese contexto países como Chile están más adelante. Duplican nuestra producción de cobre…
Definitivamente, tanto Chile como México y Colombia son países que exigen muchísimo menos requisitos para los proyectos mineros.

¿Muchos de los requisitos exigidos en Perú son innecesarios?
Sí. En el Perú hemos vuelto a otorgarles a los funcionarios una capacidad discrecional, es decir, ya no está muy claro si un proyecto será aprobado o desaprobado, ya que queda a criterio del funcionario público. Hoy la legislación da un cierto grado de inseguridad a la aprobación.

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Por lo que dice parece que el Perú ya no es tan atractivo para las inversiones mineras…
El Perú sigue siendo sumamente atractivo, pero no hagamos que sea considerado impredecible por estas inseguridades.

El presidente ha dado un mensaje claro de destrabar los proyectos mineros retrasados, ¿esa no es una buena señal?
Sí, pero no cree usted que el presidente Humala debería tener una cierta autoridad sobre los gobiernos regionales; o es que ya no somos un solo país.

¿El problema está en regiones?    
La descentralización se ha ido de las manos, ha sido mal ejecutada y no existe una estructura. En una empresa hay un gerente general y puede haber muchas gerencias, pero con orden.

¿Hay peligro en las inversiones mineras por los comicios?    
Más que peligro es incertidumbre. Nadie conoce quién va a salir elegido. Esto da un grado de inseguridad y eleva el nivel de riesgo que tiene todo proyecto.

¿Existe preocupación por ello?
De todos los inversionistas y ciudadanos, porque la clase política es irresponsable.

La República