Fuente: Internet

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El miércoles 30 de noviembre, Augusto Baertl y un grupo de directores renuncia a Petroperú. Veinticuatro horas más tarde, se aceptan las dimisiones y se nombra como nuevo presidente de la petrolera estatal a Luis Eduardo García Rosell.
La historia parece breve, “pero no lo es. “Debieron ser ellos (Fernando Zavala y Gonzalo Tamayo) los que debieron dar cuenta al país de nuestra renuncia y decir porqué”, indica Baertl en diálogo con Gestión.

¿Cuándo le dijeron ambos ministros que no debería de contratar a Vladmiro Huaroc en Petroperú?

Ha habido diferencias entre el directorio y los ministros. El viernes nos transmitieron su incomodidad que tenían con la presencia del señor Huaroc.

¿Los ministros estaban incómodos o era la bancada de PpK?

A mí me transmitieron la incomodidad del Gobierno. Esa incomodidad no estaba justificada por razones técnicas. Insistí en que era una decisión de contratar a un profesional que ya tenía dos meses apoyándonos. Por otro lado, el directorio ya había aprobado, a mediados de noviembre, su nombramiento como nuevo gerente social.

Ya Huaroc había declarado a algunos medios sobre su contratación, yo ya había informado hace más de dos meses al Gabinete de que venía trabajando con este señor y no había tenido ninguna observación, ni comentario negativo. Ya había indicado a congresistas, medios y al personal de Petroperú en Lima, Piura y Talara de que Huaroc era el hombre de la gestión social en la compañía.

¿Se sorprendió entonces del veto?

Lo que yo argumentaba es que la incomodidad no procedía. Hace dos meses ellos (Zavala y Tamayo) sabían que Huaroc asesoraba a Petroperú.

¿Por qué entonces el cambio de opinión?

No lo sé, yo solo escuché al señor Sheput, Bruce y a la doctora Aráoz expresara los medios posiciones similares a las que me dieron el ministro Tamayo el viernes y luego el lunes Fernando Zavala por teléfono.

¿Y qué le dijo usted a Zavala?

Lo visité el martes 29 para convencerlo de que no podíamos tirarnos para atrás con la contratación de Huaroc. Zavala insistió con su posición y para mí eso era retirar el respaldo al directorio de Petroperú. Solo quedaba renunciar, porque no podíamos aceptar una injerencia política en la empresa.

¿Cómo encontró Petroperú cuando ingresó?

Encontré una empresa bastante mellada, con un ducto parado, con una inversión cuantiosa para la refinería de Talara, sin gerente, sin supervisor, sin financiamiento, con un conflicto social grave, con necesidades de actualizarse tecnológicamente. En fin, ordenamos algunas cosas. Ya hay una gerencia en el proyecto de Talara, ya tenemos un supervisor. Ya hemos avanzado en el arreglo con Técnicas Reunidas, a cargo de la modernización de la refinería. Le hemos ampliado los encargos.

¿Estaba de acuerdo con el precio por la refinería de Talara?

El contrato está firmado desde el año 2014, es un contrato a suma alzada, la obra ya está avanzada en un 60%, la procura o compra de equipos está al 85%. Ya no hay oportunidad a discutir si procede o no, si el precio es bueno o no. Hay que cumplir los contratos y proceder, sino el costo va a ser mucho mayor.

¿No hay vuelta atrás?

Ya no hay vuelta atrás, no hay que seguir con esa majadería. Ahora, lo que hay que ver es quién se hace cargo del manejo de la refinería. Es un juguete de US$ 5,000 millones.

¿Petroperú no lo puede hacer?

No tiene ni la logística ni la expertise. En fin, eso lo debe hacer el nuevo directorio.

¿Le parece García Rosell la persona indicada para la tarea?

Es un tipo de primera, muchas veces he expresado mi mayor aprecio personal y profesional. Pero sí creo que es un error que retenga el puesto de gerente general y la presidencia de la compañía. Yo lo hubiera dejado como gerente general.

Petroperú en su gestión salió a denunciar sabotajes al ducto, ¿quiénes estaban detrás?

Si lo supiera lo denunciaríamos, pero tenemos pruebas de que sí hubo un sabotaje, yo diría que eran atentados cuasi terroristas.
Lo que no hemos tenido es la diligencia necesaria de las autoridades para realizar operaciones de inteligencia para luego sancionar a los culpables. Se debió vigilar el ducto como se hace con el de Camisea. Nosé por qué el Gobierno es renuente a ordenarle a las Fuerzas Armadas a que custodie el ducto como lo hace con Camisea.

Fuente: Gestión