Por: César López (CEO de GSS Grupo Covisian)
A un año del Bicentenario de la Independencia del Perú, los peruanos nunca pensamos que el año 2020, entendido por muchos como el inicio de la tranformación digital en nuestro país, sería una gran oportunidad para adaptarnos de una forma acelerada a la naciente era de la realidad virtual, con nuevo estilo de vida, que tiene como ancla y herramienta principal a Internet.
En ese sentido, la capacitación a distancia ha tenido un lugar protagónico, durante la cuarentena, entre los limeños. Así lo confirmó un reciente estudio la consultora Neo Consulting, que señala que el 63.3 % de los capitalinos de 36 a 45 años se suscribió a programas de educación virtual en el periodo de aislamiento.
La tendencia a nivel mundial, nos indica que las escuelas virtuales de desarrollo personal se abrirán paso por su versatilidad y accesibilidad para el colaborador, ya que representa ahorro en tiempo y dinero, tal es el caso del Centro de Entrenamiento Spartano, una plataforma que mediante la intranet permite acceder a todos los colaboradores de la empresa a contenidos de interés, como: habilidades blandas, salud y bienestar, productividad, teletrabajo, etc. Y que cuenta con información actualizada de forma permanente que se replica en LinkedIn Learning.
Desde nuestra experiencia podemos decir que este tipo de innovación, ha ayudado a más de 6 000 operadores telefónicos a continuar capacitándose, desarrollando de manera óptima su trabajo a distancia; y moviendo la economía nacional a través de la atención a solicitudes de servicios básicos durante la cuarentena en rubros, como: telecomunicaciones, banca y servicios financieros, seguros, entre otros.
Combinar el teletrabajo y la educación virtual fue una estrategia de supervivencia ante el encierro, para ello es fundamental que las empresas tengan una visión integral de sus colaboradores, que los conciban como la pieza clave de su negocio, pero también como una persona invaluable, que si se siente bien apreciada y valorada, brindará siempre su mejor resultado.
El reto se encuentra en seguir asumiento nuevas situaciones y adaptarnos a los cambios. Y tener claro, que los siguientes 200 años prometen traernos más desarrollo, pero que, para continuar empujando y ser parte de la transformación digital debemos abrir puertas aún inexploradas, que, si sabemos sacarles el mejor rédito, podrían proveernos de un gran crecimiento como personas y como país.