Porque no hay desarrollo sin inversión: minería 2019

2018 fue un año un poco difícil para la actividad minera peruana. Quizás no mucho en lo referido al comercio exterior, dado que, a primera vista, nuestros envíos entre enero y noviembre se incrementaron un 5.8% con respecto al año anterior, pero sí en cuanto a producción.

De hecho, en el primer semestre del año, las exportaciones del sector minero lograron un crecimiento del 19.2%. Incluso, solo en enero, registraron un crecimiento interanual superior al 30%, siendo el mejor resultado de 2018. No obstante, en el segundo semestre (con cifras únicamente hasta noviembre), las exportaciones mineras peruanas han caído ya un 4.4%, lo que sería el reflejo del deterioro que está sufriendo la producción en este sector.

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), desde abril de 2018, la producción minera peruana evidencia una tendencia decreciente que no mostraba desde hace algunos años. En noviembre último, la producción minera registró una contracción del 3.73% y solo dos de los ocho principales metales producidos en nuestro país lograron una variación positiva: el cobre (+3.4%) y el estaño (+0.8%), el más y el menos importante, respectivamente, en nuestro ranking de producción.

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El desempeño negativo de los otros seis minerales le restó 3.2 puntos porcentuales (pp) al resultado global del sector minero. La menor producción de zinc (-18.9%), hierro (-36.8%), oro (-6.8%), plata (-6.8%), molibdeno (-6.1%) y plomo (-12.7%) se debió a un menor tonelaje procesado, menores leyes en los minerales, a las reformulaciones en los planes de minado y a recortes en los planes de producción de las empresas mineras, según el INEI.

Es sumamente importante notar aquí que el sector minería e hidrocarburos, por sí solo, es el tercero en orden de importancia en el cálculo del PBI, solo detrás de los sectores manufactura y servicios. Juntos, estos tres explican casi un 50% del resultado económico nacional. Por ejemplo, mientras que manufactura y servicios aportaron positivamente 1.5 y 0.58 pp al PBI nacional en noviembre de 2018, respectivamente, el resultado negativo del sector minero le restó 0.34 pp.

En resumen, uno de los principales motores del país está comenzando a fallar. Por un lado, una menor producción debido al agotamiento de minas y a los conflictos sociales que paralizan los proyectos (como en el caso de la unidad minera Catalina Huanca, en Ayacucho) y, por otro, una tendencia negativa en el precio internacional de los metales desde finales del año pasado, parecen ser la receta perfecta para el caos. ¿Qué medidas serán tomadas este 2019?

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EL PLAN PARA EL NUEVO AÑO

De acuerdo con el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), este año tenemos la oportunidad de revertir el dinamismo en el sector, pues se tienen US$ 9,800 millones de inversión privada anunciada tan solo en minería, en un total de 31 proyectos.

Se espera que durante este año se terminen los proyectos de ampliación de Toquepala, de Southern; Quecher Main, de Yanacocha, y los Relaves B2 San Rafael, de Minsur, que impulsarían nuevamente la producción minera. Igualmente, debería iniciar el proyecto Quellaveco, la ampliación de Toromocho y Mina Justa, los tres más grandes proyectos de inversión minera este año. Si bien Quellaveco iniciaría su producción recién en 2022, y Toromocho y Mina Justa en 2020, la inversión en obras previas genera dinamismo, empleo y mayores oportunidades en la región, que deben ser aprovechadas.

Otros proyectos en el radar, de acuerdo con información del Ministerio de Energía y Minas, son la ampliación Santa María (Compañía Minera Poderosa), en La Libertad; la optimización Lagunas Norte (Barrick), en La Libertad; la ampliación Pachapaqui (ICM Pachapaqui), en Áncash; proyecto minero Corani (Bear Creek Mining), en Puno; integración Coroccohuayco (Compañía Minera Antapaccay), en Cusco; y Tía María (Southern), en Arequipa.

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Hoy está en manos del Gobierno asegurar la inversión en este sector y sentar las bases para generar el crecimiento que el país necesita. De acuerdo con el BCRP, en 2011, se estimaba que 26 proyectos mineros iniciarían producción a partir de 2013, pero luego de 8 años solo 5 lo han hecho. De acuerdo con una encuesta realizada por la misma institución, la principal causa del retraso en los proyectos son los conflictos sociales con las comunidades (un 21%). Le siguen de cerca los problemas de viabilidad técnica (un 20%), los problemas con el financiamiento del proyecto (un 19%) y la cantidad de trámites requeridos (un 18%).

No habrá desarrollo sin inversión, como no habrá reducción de pobreza si los proyectos no se ejecutan y generan las oportunidades adecuadas de empleo para la población. Y eso debe quedar claro. No repitamos errores anteriores ni le demos el espacio a quienes se oponen a la inversión en industrias extractivas en nuestro país.