En la actualidad, hemos escuchado y visto (hasta probablemente vivenciado) actitudes y conductas irrespetuosas hacia diferentes personas, dónde principalmente se muestra discriminación por una característica diferente y consideración de inferioridad hacia un otro. Esto suele suceder por los juicios rápidos, generados por prejuicios y estereotipos, vinculados a experiencias y/o valoraciones previas, las cuales posteriormente son generalizadas.

Si bien esto, en algunos momentos nos sirve para prevenir el peligro ante situaciones que atentan con nuestra vida, no podemos aplicar este criterio con nosotros, la raza humana, porque cada ser es único.

Por ello, les comparto algunas recomendaciones para empezar a cambiar estos “juicios rápidos” y crecer como sociedad:

  • Reflexionemos a cerca de la educación que damos en casa. Recuerda que el hogar es la primera escuela.
  • Respetemos las diferencias y consideremos lo diferente como un aporte, más que un límite.
  • Démonos la posibilidad de conocer a cada uno de manera independiente, ya que cada ser es único. Dejemos de lado las experiencias e ideas preconcebidas hacia un grupo de personas.
  • Si alguna vez hemos realizado un comentario basado en prejuicios y estereotipos, no solamente se trata de pedir disculpas, sino entender y comprender cómo eso ha transgredido el respeto hacia la otra persona y la afectado emocionalmente.

“Cambiar el mundo” puede sonarnos algo muy grande, pero comencemos por nosotros mismos y los prejuicios que se encuentran en nuestro pensamiento.

Lic. Natalia Inga Especialista en educación y desarrollo humano. Sub – coordinadora del Centro de Desarrollo Humano Zueh.