Dario-Zegarra

  • Darío Zegarra, Country Manager en Newmont Perú, señala que los procesos de diálogo entre comunidades, Estado y empresa deben mantenerse a lo largo del tiempo y no solo para atender emergencias.

Debido a la falta de institucionalidad, en la industria minera del Perú persiste un problema reputacional y de expectativas que involucra a las comunidades locales que viven cerca a las operaciones. Así lo aseguró Darío Zegarra, Country Manager en Newmont Perú, durante la Sesión Social de Premios ProActivo 2022.

“La expectativa de bienestar va hacia arriba. Llega el proyecto, a la mina y lo que hemos sabido hacer por mucho tiempo es que estamos totalmente alineados con esa expectativa de futuro que tienen las sociedades locales y comunidades. Sin embargo, con respecto a la percepción sobre esa expectativa de la sociedad local, más allá del estudio de impacto ambiental, existe preocupación y pareciera que hay un componente reputacional. Ellos piensan: es un nuevo actor, lo conozco más o menos”, afirmó Zegarra.

Precisó que cuando se dan las condiciones óptimas como los procesos de participación, el diálogo, el empleo, la inversión social, el canon y las regalías, entonces la expectativa deseada por parte de las comunidades será más alta y llegará más rápido.

“La certeza de que vamos a conseguir empleos, contratos e inversión social no es muy alta. Pero la certeza del daño (ambiental) sí lo es. El valor esperado es negativo. ¿Cómo construimos diálogo e institucionalidad? ¿Cómo reconstituir la confianza? Se logra aumentando la certeza de que las cosas propositivas y positivas pueden suceder y las negativas pueden ser manejadas. No para llegar a un entendimiento y avanzar con los proyectos mineros suelen darse solo en los momentos de emergencia y no se mantienen durante el tiempo, lo cual hace que la institucionalidad no se fortalezca.

¿Hasta cuándo?

“La mayoría de empresas buscamos identificar los reclamos, atenderlos y evitar que la cosa escale. Pero muchos de los procesos de diálogo, que a veces son facilitados por el Gobierno, tienen esa dificultad de hasta cuándo se dan. Las mesas de diálogo han sido las más persistentes en estos temas, pero atienden el momento y en plazos para la emergencia. Cuando aspiramos a seguir fortaleciendo la institucionalidad mirando el territorio con ojos de prosperidad, la institucionalidad y los actores nos dejaron de acompañar. Debemos aspirar a la transformación y no quedarnos con la contención. Es la oportunidad para que los objetivos comiencen a lograrse y las primeras relaciones de empatía comiencen a suceder”, dijo.

Estabilización

En ese sentido Zegarra indicó que el rol de las empresas como articulador y generador de cambio tiene un componente adicional que es el estabilizador. “Tenemos que seguir invitando actores que nos lleven a la estabilización. Los procesos volátiles e impredecibles generan ansiedad, conflictividad y enfrentamiento.

Tanto la población como el Gobierno tienen necesidades de corto plazo ya que no hay reelección ni políticas de Estado, pero la empresa tiene la responsabilidad y el privilegio para poder tener una mirada de largo plazo y eso nos da un rol muy potente”, precisó.

Resaltó que a pesar de las dificultades por la crisis política y económica, el Perú mantiene un gran potencial minero de nivel mundial. “Todos sabemos que tenemos el segundo lugar en producción y reservas de cobre. Además, tenemos un portafolio de US$ 60 mil millones de inversión potencial. No obstante, después de Quellaveco y Mina Justa lo que viene en inversión es muy modesto. Pero creo que el potencial sigue siendo inmenso, los recursos son abundantes, tenemos la responsabilidad de ponerlos en valor, tenemos una trayectoria que nos permite seguir fortaleciendo el rol de las empresas para generar esta prosperidad colectiva en el territorio”, concluyó.

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Este artículo es parte de la Edición N° 123 de Revista ProActivo.