Existen importantes experiencias que obedecen a propuestas de acción y desarrollo, estas muestran esfuerzos colectivos que abordan con pertinencia nuevos enfoques de trabajo desde la participación de las organizaciones de base. Muchas de estas experiencias han generado aportes interesantes para comprender mejor la inequidad en torno al acceso a los beneficios del desarrollo.

Por: Violeta Vigo
Asociación Los Andes de Cajamarca

En ese sentido, las experiencias de La Asociación los Andes de Cajamarca, como una organización corporativa que surge como parte del Programa de Responsabilidad Social de Yanacocha y de otras fundaciones empresariales, socias de la Red Interamericana de Fundaciones y Acciones Empresariales para el Desarrollo de Base, RedEAmerica, hemos adoptado la estrategia de acompañar y cofinanciar iniciativas surgidas de organizaciones de base, de redes que agrupan a varias de esas organizaciones y de alianzas con actores públicos y privados. Esta labor es desarrollada de forma constante y sistemática, con el fin de contribuir a los procesos participativos e incluyentes que reduzcan la pobreza y profundicen la democracia en nuestra región.

El desarrollo de base consiste en la capacidad colectiva de las organizaciones comunitarias para poner en movimiento, por si mismas, los recursos humanos, físicos y económicos disponibles en ellas y en su entorno, definir sus necesidades, identificar las alternativas de acción más viables para la superación de sus problemas, identificar, formular, ejecutar y evaluar planes, programas y proyectos de desarrollo. También consiste en el incremento y cualificación de las organizaciones entre si, y con los actores públicos y privados, de manera que se consoliden en ambientes favorables a sus iniciativas y a su participación permanente en los asuntos públicos.

En ese sentido, el desarrollo de base es un generador de capital social y esta dado por la calidad de las relaciones que se dan en función de asuntos de interés común entre ciudadanos, grupos, organizaciones e instituciones. El mayor capital social existente en una sociedad produce mayores o menores niveles de cohesión colectiva, cooperación e interlocución entre distintos actores, y su crecimiento esta determinado por factores como confianza, horizontalidad, solidaridad, participación y respeto.

Cuando en las organizaciones comunitarias existe mayor capacidad para autoconvocarse, definir colectivamente sus necesidades, identificar, ejecutar y evaluar de forma compartida alternativas de desarrollo, se genera mayor confianza entre sus integrantes y se crean condiciones para que estas organizaciones cualifiquen sus relaciones con otras organizaciones, con la empresa privada y el estado.

Tal como lo hemos señalado en RedEAmerica, las organizaciones de base son lugares de aprendizaje y de creación de capital social. En ellas se aprende a coproducir el futuro, resolver conflictos, generar poder de negociación, movilizar recursos colectivamente y encontrar soluciones a problemas prioritarios para la comunidad. Cuando se crean fuertes vínculos horizontales dentro de las organizaciones que comparten características similares se consolidan el denominado capital social de cohesión y se contribuye a generar normas compartidas de reciprocidad y confianza, las cuales facilitan la cooperación y coordinación entre sus miembros.

Si bien la mayoría de experiencias que promueven el trabajo con organizaciones de base, resultan interesantes y estratégicas en el marco de la conducción de procesos de desarrollo, también son importantes como referentes para la construcción de aprendizaje, por contribuir al crecimiento del capital social y del capital humano, requisitos indispensables para reducir la pobreza y profundizar la Democracia.