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Para ganarte a tu jefe en los próximos doce meses, no hace falta que le hagas la pelota ni que trates de hacerte el imprescindible: tu iniciativa para aportar soluciones es la mejor garantía para ser el favorito.

No te engañes. Si el año que acaba de terminar has trabajado como nunca, la calificación que has alcanzado en tu evaluación de desempeño ha superado con creces a la del anterior y, además, tu jefe ha solicitado tu opinión en asuntos cruciales para el desarrollo del negocio, sin duda te has ganado a pulso adquirir la categoría de favorito. Este título puede llenarte de orgullo… o ser tu peor condena si caes en las manos de un superior que pervierte el noble arte de la delegación traspasándote sus marrones. Gestionar de forma adecuada este favoritismo puede convertirse en la mejor herrramienta para tu crecimiento profesional. Tanto si ya te has ganado la admiración del que manda, como si es uno de tus retos para este recién llegado 2014, este decálogo te ayudará a preparar el camino para agradar al jefe:

1. El 50% de la relación con tu jefe depende de ti.La confianza, uno de los ingredientes básicos, se gana con el trabajo bien hecho y a largo plazo. Hacer la pelota es rastrero y sólo conseguirás autoengañarte. Un jefe no es para siempre y tus artimañas, si no están respaldadas por un buen rendimiento, pueden quedar en evidencia si otro ocupa su lugar.

2. Trabaja la parte emocional.No se trata de que acudas todos los días a su despacho a preguntarle cómo está, basta con que observes cómo se comporta y reacciona ante los problemas que se plantean en la jornada laboral. Deja constancia de que cuenta con tu apoyo. Ten mucha cautela a la hora de traspasar la línea que separa lo personal y lo profesional. Algunos jefes son muy celosos de su vida privada.

3. Cumple tus objetivos y lúcete.Ésta es la mejor manera de ganarte no sólo a tu jefe, sino también a tus compañeros: te meterás en el bosillo su respeto y, si consigues un ascenso, todos sabrán que ha sido por méritos propios.

4. Toma la iniciativa.No esperes a que te encargue algo. Recuerda que estás ahí para aportar soluciones no para plantear problemas. Criticar todo y la queja constante, harán un flaco favor a tu calidad profesional. Te convertirás en uno de los colaboradores más molestos y, a poco que lo intentes, ser el más odiado te costará muy poco. De ahí a que seas repudiado por jefes y colegas hay un paso.

5. Tu trabajo es hacer mejor a quien manda…… y, el de tu superior, conseguir que tengas éxito. En este tándem perfecto tienes definido un papel muy específico. Consúltale sólo lo imprescindible, con un objetivo: dejarle claro que tienes iniciativa, pero que cuentas con él para tomar una decisión llegado el momento. No intentes pasar por encima de su autoridad, debes tener claro cuál es tu sitio y hasta dónde puedes llegar. Aunque la confianza que ha depositado en ti puede tentarte, no te saltes la jerarquía, perderás de un plumazo lo que te ha costado años ganar.

6. No cumplas las reglas a rajatabla.No cumplas las reglas a rajatabla. Los buenos jefes huyen de los maniáticos de manual. Quieren profesionales que se salgan de las normas, pero sin perder las formas. Es decir, aceptan de buen grado las nuevas propuestas siempre y cuando consideren que es la mejor vía para conseguir los objetivos de negocio. En el caso de que la propuesta sea rechazada, no desesperes. Los buenos líderes tienen la virtud de reconocer el esfuerzo. Si esta vez no ha cuajado, inténtalo de nuevo con otro proyecto. No te obceques con el que no ha sido aceptado, salvo que logres modificarlo de manera convincente.

7. Nada de lenguaje rebuscado.Si tienes una buena idea y piensas que puede relanzar el negocio, cuéntasela a tu jefe de forma breve y sencilla. Tómate un tiempo para prepararla y asegúrate de que contiene los ingredientes básicos: en qué consiste, cómo ejecutarla y cuáles son los resultados. Estos tres elementos son clave y explicarlo no te llevará más allá de tres minutos. Si no logras captar la atención en ese tiempo es mejor que pases página.

8. Los jefes tóxicos…… son aquéllos que no reconocen los logros de sus colaboradores, huyen del trabajo en equipo y uno de sus lemas favoritos es ‘divide y vencerás’. Son los antilíderes que, lamentablemente y sin razón aparente, pueden permanecer durante años en su puesto de mando. Lidiar con ellos es muy complicado. No intentes llevarles la contraria, te arriesgas a perder el empleo. Estos tipos sólo quieren aduladores a su alrededor. Los pelotas son los que suelen sobrevivir en este entorno. Pero cuidado, aun siendo ésta una de las mejores tácticas para ganarte sus favores, no te traerá ningún beneficio profesional: el jefe tóxico te utilizará mientras le convenga y no tendrá ningún reparo en prescindir de tus servicios. Lo más recomendable en estos casos es que prepares tu huida hacia otro jefe u otra empresa.

9. Nada de chismes.No utilices la rumorología, sea del tipo que sea, para ganarte la confianza de un buen jefe. Estos profesionales pueden despertar la envidia de los empleados más tóxicos. Céntrate en tu trabajo, convertirte en un chismoso no es la mejor ruta si quieres hacer carrera.

10. Confianza y seguridad……son las virtudes que mas apreciará tu jefe. Recuerda que los líderes necesitan apoyarse en personas seguras de sí mismas que actúen con firmeza y contribuyan a paliar la incertidumbre que, a pesar de los buenos presagios, aún traerá consigo este nuevo 2014.

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