Eduardo Schuldt, director de la película “Condorito”

ProActivo

La minería peruana ya usa la denominada “Realidad Virtual” para capacitar a su personal en seguridad minera. Así lo informa a ProActivo el director de la película “Condorito”, Eduardo Schuldt, quien es director de la empresa Alligator Entertainment, contratada para dicho material por la compañía Hochschild.

¿Eduardo, de qué trata ese material?

Hicimos una experiencia de realidad virtual para una mina de Hochschild Mining, sobre entrenamiento en seguridad y es bien atrapante; pues sientes que estás dentro de la mina. Es muy divertido, una persona al lado te dice lo que tienes que utilizar y de pronto pasan camiones gigantes. Es muy realista.

Cómo reacciona el usuario

La reacción es muy positiva, porque quiere entrar nuevamente a la mina; no es como ver un video instructivo y dices “estuvo medio aburrido”. Es realidad virtual, es tan intensa que a la gente se le queda. Lo que dice el jefe de los mineros o el instructor queda en la mente.

Los especialistas sostienen que a través de la realidad virtual, los conocimientos que presentas y recreas, son retenidos por quienes lo ven en un 95%, a diferencia, por ejemplo, de  la lectura, cuya retención  es del 10%, mientras en la  clase presencial es del 80%.

¿Cuál es la diferencia entre realidad virtual y los videos 360?

Los videos 360 no son realidad virtual. La diferencia entre un video 360 y una realidad virtual en tiempo real (“real time”), es como ver una película en un televisor de los 80 en un caso, y en el otro  verlo en un iMac de este año en 3D, es una diferencia gigantesca. Lo que hacemos son contenidos y animaciones en tiempo real, con  movimientos de rotación y traslación con efectos 3D, somos los únicos en Perú y en Latinoamérica que hacemos esta tecnología y con alta calidad.

Un video 360 es una película que permite al usuario desplazarse por los 360 grados de la escena. Mientras la realidad virtual es el acceso a un mundo imaginario que el cerebro entiende como real, simula los estímulos, especialmente visuales, que consiguen sumergir al espectador dentro de un universo creado a modo de simulación.

¿Hay la posibilidad de que su empresa imparta cursos en universidades?

Estamos en conversaciones con algunas universidades para empezar a crear cursos de realidad virtual, en el que puedo tener 20 alumnos y los estoy viendo con sus avatares, como personajes animados, y vemos lo mismo.

Imaginemos, que quiero hacer un curso de Machu Picchu, y lo tengo chiquito, del tamaño de una pelota de futbol, de pronto lo volteo con  controles virtuales y ahí yo puedo ver Machu Picchu desde donde yo quiera, presionas y sale de tamaño real y estas parado ahí y puedes empezar a trasladarte dentro de él. Y al mismo tiempo, puedo tener 5 alumnos  en China, 5 en Colombia, 5 en Alemania, y en tiempo real nos estamos viendo. Puedo grabar eso, y cualquier alumno abre la clase tal cual la vio. Puedes  experimentar desde cualquier otro punto de vista, te puedes parar donde está el profesor y ver lo mismo. El potencial de la realidad virtual es gigante.

¿Cómo se desarrollan los  contenidos virtuales?

Todo el contenido es digital tridimensional. Por ejemplo, en el caso de la mina de Hochschild, el minero es modelado en 3 dimensiones, es una escultura virtual que se hace dentro de la computadora, y lo puedo ver desde cualquier ángulo y lugar.

Este trabajo lo desarrollamos desde hace 20 años. Hace 26 años hice mi primer comercial para televisión y hace 17 mi primera película “Piratas en el Callao” con la misma tecnología, pero ahora cuenta con más avances técnicos.

Tenemos un grupo de 22 personas que funciona muy bien en cuestiones tecnológicas y artísticas para generar contenido muy realista, que necesita mucha  programación, hardware y otros elementos. El proceso de creación es muy complejo, armas las esculturas virtuales, les das textura, las pones en un software, luego lo pones en otro, para  ver esta geometría en tiempo real.

¿Cuánto tiempo te demandó a realización de la película Condorito?

Lo hicimos en 3 años con la  empresa  Aronnax Animation Studios, con la que estoy asociado, y cuyos productores son Abraham Vurnbrand y Hugo Rose, fue un proyecto enorme. Con esa empresa también he dirigido las películas Los Ilusionautas en el 2012 y Cascanueces en el 2015; mientras que Piratas en el Callao la hice con Alpamayo Entertainment.

¿El rodaje de Condorito fue complicado?

Condorito fue un gigante complicado, llegamos a tener 120 personas trabajando a la vez. La película era muy compleja y teníamos que respetar mucho al personaje, había que hacer una muy buena cinta porque se trata de un  personaje tan querido, un comic leído en todo Latinoamérica. Teníamos que hacer una historia que se sienta muy latinoamericana.