Edgar Alayo, analista

ProActivo

A pocas semanas de culminar  la encuesta que el Instituto Fraser elabora anualmente, el analista Edgar Alayo, conversó con ProActivo sobre el análisis que desarrolló a dicho reporte 2016. Como se sabe, los resultados del Informe Fraser, son de vital importancia para la competitividad minera global y se publicarán en el marco de PDAC 2018.

“La atracción de Perú como destino de inversiones mineras ha mejorado, pues ocupa el lugar 28, según el Informe Fraser 2016, en comparación  con el 36 que tuvo en el 2015”, señaló el experto en evaluación de proyectos mineros, Edgar Alayo.

“Sin embargo, esta mejora y escala de posiciones se debe básicamente al potencial minero que tiene nuestro país, no así por medidas dictadas para agilizar desarrollo de  esta actividad”, sostuvo en declaraciones a ProActivo.

El ingeniero Alayo, advirtió que “si analizamos otros aspectos. Por ejemplo, factores de la licencia social -que debe tener toda empresa- en realidad no hemos mejorado mucho”.

Agregó que la excesiva regulación y tramitología, deben motivar al Estado a brindar facilidades porque eso le resta al país respecto a las más de 100 jurisdicciones mineras que compiten en el mundo.

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Tramitología impide mayor crecimiento

“Si queremos ser competitivos en minería y lograr un mayor crecimiento, tenemos que tomar acciones inmediatas para que la tramitología en el sector se reduzca sustancialmente”, demandó el especialista.

Consideró que la solución a las excesivas gestiones no debe ser gradual sino drástica. “Si queremos ser escalara en el ranking Fraser, tenemos que tomar acciones inmediatas para que la tramitología se reduzca sustancialmente”, reclamó.

Pormenorizó que si un estudio de investigación geológica dentro de las concesiones mineras toma bastante tiempo, debido a que hay que solicitarla, hacer las gestiones, contratar arqueólogos y entregar informes; debiera darse cambios en la legislación para que estos estudios sean mucho más rápidos y más expeditos.

Dijo que cuando la empresa gestiona estos trámites ante las autoridades, surgen otros adicionales. “Por ejemplo, si queremos hacer la expansión de una mina, a través de un Estudio de Impacto Ambiental Semidetallado, su elaboración puede tomar un tiempo determinado, la aprobación otro tiempo; y si la compañía quiere aprovechar que hay precios altos y desea expandir su mina, le tomará 2 o 3 años hacer estas gestiones, antes de poner en marcha la expansión”, observó.

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Agregó que ello se debe a que luego de obtener los permisos tendrá que implementar dicha expansión, ya sea a través de infraestructura, compra de maquinarias o mejoras en sus procesos productivos. “Pero tiene que esperar la aprobación, antes no lo puede hacer”, anotó.

260 trámites deben reducirse a 20

El experto precisó que actualmente son alrededor de 260 procesos los que se tienen que hacer para gestionar la autorización de un proyecto minero.

“Creo que objetivamente podrían ser reducidos a unos 20 procesos y que cada uno de estos agrupe a los otros, con lo que se reduciría sustancialmente el tiempo que demora de estos trámites”, acotó.

Manifestó que esas gestiones se hacen, además, ante varias instituciones, como el ministerio de Energía y Minas,  Senace, Osinergmin e Ingemmet. “Esos trámites podrían hacerse ante una sola de esas entidades”, recomendó.

Recalcó que en consecuencia, Perú ha mejorado como país atractivo para las inversiones mineras porque el  potencial geológico que tiene es bastante importante, y el país ocupa posiciones relevantes como productor de cobre, oro y plata, “pero a nivel  de Estado tenemos serios problemas con la tramitología”, insistió.

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El tipo de inversión minera es diferente

Alayo admitió que la inversión en la minería peruana ha crecido, pero no en la magnitud que tuvo en años anteriores, y desde los 90, cuando era más activa sobre todo en la bolsa canadiense de Toronto, donde se generaban empresas junior que permitían el hallazgo de nuevos yacimientos.

“Esto se ha contraído y el capital no está llegando. Y la inversión que tenemos es del tipo Las Bambas o Cerro Verde, pero no se da en exploraciones que son la primera cadena para encontrar nuevos proyectos”, argumentó.

En tal sentido, señaló que los últimos descubrimientos han sido solo dos, uno de ellos Ayawilca, de Tinka Resources “y no hay más; el flujo de proyectos se ha cortado”.

Consideró que si bien las empresas perforistas han intensificado sus labores no necesariamente están destinadas para trabajos de exploración, “la mayoría de empresas contratistas con las que he conversado tienen sus máquinas ocupadas, lo cual es un buen indicador, pero habría que averiguar cuántas de ellas trabajan netamente en exploraciones y cuántas en la expansión de recursos en minas ya operando”, observó.