Juan Miguel Cayo, gerente general de Fenix

  • La falta de flexibilidad en el sistema eléctrico, la incertidumbre sobre el gas natural y la necesidad de un mercado de servicios complementarios serían los principales desafíos de la transición.

“El Perú no está listo para una transición energética sin problemas debido a la falta de elementos clave”, afirmó Juan Miguel Cayo, gerente general de Fenix. Cayo destacó tres problemas principales que obstaculizan este proceso: la falta de flexibilidad en el sistema eléctrico, la incertidumbre contractual relacionada con el gas natural y la necesidad de un mercado de servicios complementarios adecuado.

El sistema eléctrico peruano enfrenta serias limitaciones operativas que afectan la integración de energías renovables. Cayo explicó que la mayoría de las plantas térmicas de ciclo combinado en Perú no pueden ser apagadas antes de 168 horas una vez encendidas, lo que reduce la flexibilidad operativa del sistema eléctrico. Esta rigidez genera sobrecostos y disminuye la eficiencia del sistema, complicando la incorporación de fuentes de energía renovable que justamente requerirían un sistema muy flexible para acomodar las variaciones propias de estas fuentes intermitentes.

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Adicionalmente, señaló que los contratos de concesión de TGP y de los yacimientos de gas de Camisea vencen en 2035 y 2040, respectivamente, lo que genera una gran incertidumbre sobre las condiciones del futuro suministro del gas natural. Esta falta de certeza dificulta la planificación a largo plazo y la toma de decisiones estratégicas que son esenciales para asegurar un suministro eléctrico estable y sostenible.

Asimismo, el desarrollo de un mercado de servicios complementarios es crucial para garantizar que las empresas que brindan estos servicios sean remuneradas de manera justa. Sin un mercado adecuado, la eficiencia y la confiabilidad del sistema eléctrico se ven comprometidas, afectando negativamente el progreso hacia una matriz energética más sostenible.

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Para enfrentar estos desafíos, Juan Miguel Cayo propuso varias medidas, entre las que destacan aumentar la flexibilidad del sistema eléctrico mediante la implementación de tecnologías y políticas adecuadas, clarificar las condiciones de suministro futuro del gas natural y flexibilizar  las condiciones de los contratos de gas natural para adecuarse a la realidad futura del mercado eléctrico y finalmente, desarrollar un mercado de servicios complementarios donde las empresas que ofrecen estos servicios sean compensadas en base a criterios de competencia por estos servicios.

Cayo también enfatizó el rol crucial del gas natural en la matriz energética peruana, describiéndolo como el “banco de baterías del país”, una solución más económica y práctica que las baterías de almacenamiento durante este período de transición. Con estas medidas, el Perú podrá avanzar hacia una matriz energética más sostenible y eficiente, logrando una transición energética sin distorsiones ni sobresaltos, hecha a la medida del país.