minería en aguas profundas

La minería en aguas profundas, a unos 5.000 metros de profundidad, es una alternativa atractiva para la industria, pero las organizaciones ecologistas se oponen resueltamente y los científicos son prudentes en el Congreso Mundial de la Naturaleza.

Los miembros de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) examinarán a partir del miércoles en el Congreso que se celebra en Marsella una “moratoria sobre la explotación minero del fondo marino”, a la espera de lograr “una evaluación rigurosa de su impacto”.

Las mociones que adopta la UICN no son legalmente vinculantes, pero al ser adoptadas al unísono por Estados y oenegés, marcan la pauta de la política medioambiental de los países miembros.

El suelo marino es rico en metales. Algunos de esos recursos aparecen en forma de nódulos polimetálicos, unos pedruscos formados por manganesio, cobalto o níquel, materiales imprescindibles para la fabricación de baterías de vehículos eléctricos.

La transición ecológica que los militantes del medioambiente exigen, de motores de combustibles fósiles a baterías eléctricas, implica miles de toneladas de metales y metales raros.

Esos nódulos se encuentran a una profundidad de entre 4.000 y 6.000 metros bajo la superficie de los océanos.

Por ahora la actividad se encuentra a nivel de exploración. Empresas privadas y públicas están rastreando esas profundidades marinas, bajo supervisión obligada de los gobiernos.

La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (AIFM), que tiene el mandato de la ONU para regular las actividades relacionadas con los minerales en alta mar, ha aprobado 30 licencias de exploración de recursos minerales.

Una empresa en particular, The Metals Company, apoyada por Nauru, en la Micronesia, preocupa a las organizaciones no gubernamentales.

“Los nódulos polimetálicos representan la fuente más limpia de metales de calidad para las baterías y la mejor opción para el futuro”, explica la empresa en su sitio internet.

‘Amenaza inminente’

“La amenaza es inminente” y la explotación minera podría iniciarse en menos de dos años, alerta Matthew Gianni, cofundador de la Coalición para la Protección de las Aguas Profundas (DSCC) en Marsella.

Los ecosistemas marinos profundos son muy particulares: obscuridad total, frío, presión muy elevada, dificultad para mandar alimentos desde la superficie.

“Estamos empezando a conocer esos ecosistemas, pero aún nos cuesta comprender cómo funcionan”, explicó a la AFP Pierre-Marie Sarradin, responsable de la unidad Medioambiente Profundo del instituto marino francés Ifremer, que investiga los nódulos en la zona de fractura de Clarion-Clipperton, en el Pacífico.

Esas zonas con nódulos son más ricas en biodiversidad que otras, advierten las primeras investigaciones de un consorcio europeo, JPI Ocean.

Algunas de esas zonas potencialmente mineras ya han sido declaradas bajo protección por la AIFM. Pero los expertos advierten que la recuperación ecológica de los lugares que vayan a ser explotados será muy lenta.

En una zona que fue rastrillada hace 30 años “el ecosistema no volvió a su estado inicial”, explica ese científico.

Los expertos se inquietan porque desconocen cuál sería el impacto del ruido, la luz, la maquinaria, los métodos de extracción.

“Los nódulos necesitan dos millones de años para volverse a formar, los animales que dependen de ellos no pueden regresar”, precisa Katja Uhlenkott, de la universidad de Carl-von Ossietzky en Oldenburgo.

Reciclaje

Multinacionales como BMW, Google, Samsung SDI o Volvo se han comprometido a “no utilizar minerales extraídos de aguas profundas o a financiar la explotación minera en aguas profundas” hasta que no haya una evaluación científica exhaustiva.

Para Farah Obaidullah, de la consultora DSCC, si la transición energética necesita más metales, la solución se encuentra en tierra, y no en alta mar.

“Podemos reciclar metales” y contar con el desarrollo de nuevas tecnologías para las baterías, argumenta esta experta.

Las condiciones de explotación minera en tierra son “actualmente horribles” pero pueden mejorar, al menos teóricamente, explica. En cambio “nadie va a bajar a seis kilómetros bajo el agua para decirte que no estás haciendo las cosas correctamente”, indicó.

Fuente: AFP