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Según la última edición provisional de las Perspectivas Económicas de la OCDE (Interim Economic Outlook), la expansión económica mundial parece haber llegado a su punto máximo, con perspectivas de crecimiento divergentes en todo el mundo e intensificación de riesgos.

Las perspectivas de crecimiento económico ahora son ligeramente menos favorables, en general, de lo que se había previsto en mayo, cuando la OCDE publicó sus últimas Perspectivas Económicas. El aumento en las tensiones comerciales, las restrictivas condiciones financieras en los mercados emergentes y los riesgos políticos podrían socavar un crecimiento sólido y sostenible a mediano plazo en todo el mundo.

La OCDE proyecta que la economía mundial crezca 3.7 por ciento tanto en 2018 como en 2019, con diferencias cada vez más grandes entre los países, lo que contrasta con la expansión general observada en la última parte de 2017 y a principios de este año. La confianza se ha debilitado, el comercio y crecimiento de la inversión han sido más lentos de lo que se esperaba, además el crecimiento salarial se ha mantenido moderado en la mayoría de los países a pesar de que el desempleo en la OCDE disminuyó por debajo de las tasas anteriores a la crisis. Las perspectivas y proyecciones reflejan un ajuste a la baja en la economía mundial desde la edición anterior de las Perspectivas Económicas, en mayo de 2018, y abarca a todas las economías del G20.

El crecimiento del PBI es divergente.

Las Perspectivas identifican la preocupante desaceleración del crecimiento comercial, aunada a la incertidumbre política generalizada, como el principal factor que agobia a la economía mundial. Subraya que más restricciones comerciales podrían tener efectos negativos sobre el empleo y el nivel de vida, en particular para los hogares de bajos ingresos.

“Las tensiones comerciales se están empezando sentir, ya tienen efectos negativos sobre la confianza y los planes de inversión”, señala Laurence Boone, economista en jefe de la OCDE. “El crecimiento comercial se ha estancado, las restricciones están teniendo evidentes efectos sectoriales y el nivel de incertidumbre sobre las posturas comerciales sigue siendo alto. Es apremiante que los países pongan fin a la tendencia a un mayor proteccionismo, consoliden el sistema de comercio internacional que se basa en reglas mundiales y fomenten el diálogo internacional, lo que infundirá confianza a las empresas para que inviertan”, agregó Boone. “Con condiciones financieras más estrictas que causan tensión sobre varias economías emergentes, especialmente Turquía y Argentina, un marco de políticas públicas sólido y estable será decisivo para evitar mayor turbulencia.”

Las Perspectivas hacen un llamado a los responsables de formular las políticas para que mejoren la resiliencia, estimulen la productividad y aumenten la inclusión. La política pública debe abordar las causas que originan las presiones del mercado financiero, incluidos los precios excesivos de los activos y el endeudamiento en diversas formas, tanto públicas como privadas; mejorar la resiliencia ante las sacudidas en las economías emergentes y avanzadas, dirigir la política fiscal a medidas que apoyen el crecimiento a largo plazo, y centrar las reformas en las habilidades y la inclusión del mercado laboral a fin de mejorar las oportunidades para todos.