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La Rinconada es el centro poblado más alto del mundo. Sus pobladores dicen que es “Tierra de machos” porque son pocos los que pueden adaptarse a los más de 5000 msnm de altitud y al frío extremo que azota el lugar los 365 días del año.

En este poblado asentado en las faldas del nevado Riticuho, en las alturas del distrito Ananea, en Puno; todo gira en torno al oro. A lo largo de décadas fueron llegando en busca del mineral: mineros informales, campesinos empobrecidos, obreros desempleados, estudiantes y comerciantes aventureros que improvisaron viviendas de calaminas que se fueron multiplicando y terminaron por conformar el lugar tétrico y sombrío que es La Rinconada. Luego llegaron las mujeres y con ellas los niños. Hoy la población del lugar bordea los 70 mil habitantes.

Cachorreros y Pallaqueras

Los mineros trabajan en los denuncios que están a cargo de la Corporación Minera Ananea. Esta empresa concesiona las vetas y socavones a 470 operadores mineros que las explotan bajo la forma ancestral del “Cachorreo”. El “cachorreo”, pago en especies o recompensa, es una modalidad de trabajo que no sabe de sueldo ni beneficios sociales. Son jornadas de trabajo en condiciones extremas, en los socavones escasea el oxígeno y la humedad cala los huesos.

El minero por necesidad o ambición excava sobre roca y hielo hasta quedar sin fuerzas. Cuando todo sale bien el “cachorrero” puede llegar a obtener por su trabajo hasta 5 mil soles mensuales libres de impuestos. Cuando no, tiene sus días contados en La Rinconada.

Las mujeres no pueden entrar a las minas porque traen mala suerte. Ellas trabajan en los caminos y en las afueras de los socavones. Su labor se llama Pallaqueo y consiste en buscar entre las rocas desechadas alguna que pueda contener una pequeña chispa de oro.

En La Rinconada existen alrededor de 20 mil Pallaqueras. Son historias que se repiten. Muchas de ellas vinieron siguiendo al marido, para cuidarlo, para que no se gaste lo poco que gana en los burdeles o en las cantinas, otras son madres solteras y llegaron a La Rinconada buscando el sustento de sus hijos.

Ellas con un poco de suerte pueden llegar a ganar hasta 2 mil soles mensuales.

Un pueblo inviable

La Rinconada es un pueblo inviable. Al llegar nos dan la bienvenida 15 km de relaves mineros y 1 km de basurales. Las calles siempre están cubiertas de lodo y a ambos lados corren las aguas provenientes de los lavaderos y los desagües. No existen redes de agua potable y los pobladores obtienen agua del “Lago Comuni” y la “Laguna grande” que se encuentran contaminados por el mercurio proveniente de los molinos y quimbaletes donde se procesa el oro. Los desperdicios se arrojan sobre la nieve y por las tardes el hedor es insoportable.

Acá los hombres se malean dicen las Pallaqueras y tienen razón. En La Rinconada abundan discotecas, cantinas, night clubes y prostíbulos donde el minero gasta su dinero. Estos establecimientos abren todo el día y es común ver peleas en las calles que terminan con muertos y heridos.

Todo tiene su final

El oro no es eterno, hasta la veta más fértil se agota. Luego de cavar en la tierra los mineros optaron por cavar en el hielo para conseguir más oro, en estos días se habla de mudar a los pobladores kilómetros más abajo para contar con más zonas donde excavar. Se estima que en La Rinconada se podrá seguir extrayendo mineral un máximo de 10 años más. Cuando ese momento llegue, los mineros, uno a uno, partirán en busca de una nueva Rinconada llevando a sus mujeres, sus hijos y esa voluntad inquebrantable que es capaz de fundar un pueblo en el mismo infierno.