Desde Las Bambas (Apurímac), fuentes cercanas a esta operación de cobre -perteneciente a la china MMG- confirmaron que el transporte del mineral se detuvo el martes de la semana pasada por los bloqueos existentes en el sur peruano.
Para esta empresa minera, el tránsito por la referida vía se ha convertido en un dolor de cabeza. Desde el inicio de sus operaciones el 2016 hasta noviembre del 2022, ha sufrido bloqueos por más de 540 días, es decir, más de 17 meses.
En tanto, Hudbay, que opera la mina de cobre Constancia (Cusco), refirió que su producción continúa con normalidad. Sin embargo, sus unidades no pueden llevar mineral por el referido corredor de 482 kilómetros, al igual que Minera Antapaccay (Cusco), por las manifestaciones en Espinar.
En riesgo despacho del 30% de cobre del Perú
A fines del 2022, la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) alertó que el bloqueo de las vías en Espinar pone en riesgo el 30% del despacho de cobre del país, pues impide el normal funcionamiento de Las Bambas, Hubday y Glencore (mina Antapaccay).
Y solo en el caso de Las Bambas, estimó que la paralización genera pérdidas diarias por S/ 39 millones.
Ahora, Carlos Gálvez, director y ex presidente del referido gremio, consideró que los nueve días de bloqueo del referido corredor son un porcentaje pequeño comparado con el año y medio que Las Bambas ha dejado de transportar mineral. Sin embargo, recordó que cada interrupción suma al impacto negativo en la producción.
“Las Bambas debió haber producido 400,000 toneladas de cobre el año pasado y a duras penas habrá llegado a poco más de 200,000 toneladas”, declaró a Gestión.
En esta empresa minera, refirió que hay una producción acumulada de tres meses sin despachar debido a los bloqueos. Y es que, aun cuando la vía se libera, los estudios ambientales permiten el paso de un número limitado de camiones al día.
El conflicto, más allá de las protestas, contra el nuevo Gobierno
Si bien las protestas contra el gobierno de Dina Boluarte alcanzan al Corredor Minero del Sur, la conflictividad en esta vía no es reciente y responde a diversos motivos. Así, el 30° Observatorio de Conflictos Mineros en el Perú (OCM), de junio del 2022, indica que la zona acoge una fragmentación de agendas y demandas.
“Cada 30 kilómetros se pueden identificar expectativas que se expresan en demandas diferenciadas que generan movilizaciones con actores distintos que no tienen ni la capacidad ni el interés de articular entre sí. Por el contrario, todo indica que estos actores compiten entre sí”, anotó.
No obstante, recordó que la implementación de un corredor minero entre Apurímac y Cusco fue una imposición a la población de las zonas alto andinas de esas regiones, lo cual derivó en diferentes problemáticas.
“La empresa minera, los gobiernos locales y regionales convirtieron abruptamente tierras comunales y de particulares en vía pública para asegurar el transporte de más de 300 camiones diarios cargados de minerales. Posteriormente, el gobierno nacional clasificó la vía como nacional”, agregó.
Fuente: IIMP