Diana Rake, Referentes

Por Diana Rake – Headhunter & Coach, Host de “Referentes” 

Cuando conversé con Pedro Lerner, CEO del GRUPO UNACEM, y con Marlene Negreiros, Vicepresidenta de Talento y Cultura, confirmé algo que a lo largo de mi experiencia he visto una y otra vez: las empresas que logran transformaciones profundas no empiezan por la estrategia, empiezan por la cultura. Y lo interesante del caso de el GRUPO UNACEM es que ese entendimiento no es un discurso aspiracional, sino una práctica cotidiana.

Pedro, con más de tres décadas en la organización, recibió el reto de liderar la compañía justo en plena pandemia. Ese momento de pausa forzada los llevó a preguntarse no solo “¿qué hacemos?” sino “¿quiénes queremos ser de aquí en adelante?”. Y desde ese punto de partida, la decisión fue clara: el futuro debía construirse desde el talento y la cultura.

Desde la perspectiva de quienes acompañamos procesos de liderazgo y transformación, este tipo de decisiones revela un nivel de madurez organizacional poco común. No se trataba de reforzar Recursos Humanos, sino de crear una dirección de Talento y Cultura con influencia estratégica real. Y así llegó Marlene, con la misión de movilizar a un grupo empresarial exitoso, pero muy fragmentado, hacia una identidad compartida.

Lo que más me llamó la atención es que el GRUPO UNACEM entendió algo esencial: la cultura se construye con la gente, no para la gente. La co-creación fue clave. Desde la definición del propósito —“Unidos crecemos para construir un mundo sostenible”— hasta la identificación de los valores, cada fase incluyó diálogo, escucha y validación en todas las unidades de negocio. Y cuando una organización invita genuinamente a sus colaboradores a participar, se produce un fenómeno maravilloso: las personas se reconocen en la cultura que ellas mismas ayudaron a formar.

Uno de los puntos que resalté durante la conversación con ellos es que la cultura se expresa en comportamientos concretos, no en declaraciones. Pedro lo explicó impecablemente: a quién contratamos, promovemos o reconocemos envía mensajes culturales todos los días. Esa coherencia entre lo que se dice y lo que se hace es, en mi experiencia, lo que diferencia a una cultura “de papel” de una cultura viva.

Los programas que han implementado —como Vida Primero, enfocado en seguridad, o Canteranos, que desarrolla talento joven con un baño cultural transversal— reflejan bien este enfoque. No son iniciativas aisladas, sino rituales organizacionales que refuerzan hábitos, alinean decisiones y sostienen la identidad del grupo.

Como coach y headhunter, he visto que la sostenibilidad cultural depende de esto: rituales claros, consistencia en el liderazgo y una narrativa compartida que la gente pueda encarnar en su día a día. Y el GRUPO UNACEM lo está logrando porque entiende que una cultura sólida no se impone: se cultiva, se conversa y se practica.

Lo dije al aire y lo reitero aquí:

La cultura no solo acompaña a la estrategia; la hace posible.

Y cuando una organización apuesta por unir a su gente desde sus valores, entonces sí, crece para construir algo verdaderamente sostenible.

Los invito a ver el episodio completo de Referentes para conocer más detalles, desde este link: https://youtu.be/SJiy0xS8Ni8