María Isabel León, Presidenta de la CONFIEP.

María Isabel León, Presidenta de la CONFIEP.

Por: María Isabel León, Presidenta de la CONFIEP. 

Esta semana, el presidente Francisco Sagasti denunció que grupos de poder pretenden desestabilizar su gestión en el denominado, por el mismo, como gobierno de transición y emergencia nacional. Razón no le falta.

En las últimas décadas, los grupos políticos que no recibieron respaldo electoral por voto popular en elecciones limpias y democráticas (como las de enero de este año, por ejemplo) incentivan a sectores, ciertamente desatendidos o mal atendidos por la sociedad y el Estado, para generar caos y violencia, escudándose detrás de legítimas protestas sociales.

Estos grupos ideológicos principalmente de izquierda radical son, efectivamente, grupos de poder. Un poder social que va ganando, silenciosa y soterradamente a través de la violencia, “espacios” en lugares para los que no fueron elegidos. Con el poder coercitivo y factico de la fuerza, van ganando espacio mediático y copando lugares de poder gubernamental que el pueblo les negó en las urnas.

No cabe duda que las recientes protestas a nivel nacional recogen problemas que merecen atención urgente e inmediata por parte del Estado. Pero usar esas protestas, para romper el orden público, destruir bienes públicos y privados, alterar y perjudicar el derecho de otros ciudadanos al libre tránsito, a la salud en medio de la pandemia, y afectar a productores y comerciantes que luchan también por alimentar a sus familias, desnuda por sí mismo el poco respeto que tienen esas ideologías por la dignidad y el desarrollo comunitario.

Desde el sector empresarial hemos sido enfáticos esta semana en condenar toda práctica laboral que infrinja la legislación y los derechos de los trabajadores que provengan del sector informal y, con mayor energía, si éstas provienen del sector formal. El régimen laboral actual es perfectible, como muchas otras políticas públicas que en los últimos años no han recibido la atención debida, pero agitar marchas y violencia generalizada ocasionando incluso la muerte de compatriotas, es injustificable.

El señor Presidente de la República tiene razón. Hay grupos que intentan tomar el poder por la fuerza. Para frenarlos resulta necesario hacer prevalecer el orden público y el respeto al estado de derecho, proteger y hacer respetar el trabajo que viene realizando la Policía Nacional del Perú. Ser empático con los derechos humanos y sociales es crucial, pero es vital también ser enérgicos en señalar a aquellos que dañan el tejido social del país. Los grupos de poder que intentan desestabilizar el país están identificados.

Fuente: Correo