Antonio Mendoza, gerente de Medio Ambiente de Antapaccay

Antonio Mendoza, gerente de Medio Ambiente de Antapaccay.

En concordancia con su compromiso de un estricto cumplimiento de los más altos estándares de seguridad y medio ambiente, la minera Antapaccay realiza diversas acciones orientadas a reducir su huella de carbono a través de la energía renovable; y de salvaguarda del consumo de agua fresca y para lo cual prioriza el agua tratada en la producción de la mina que explota en la provincia de Espinar, región Cusco, destacó su gerente de Medio Ambiente, Antonio Mendoza.

“Nuestro sistema de abastecimiento eléctrico es la red interconectada nacional, pero es importante resaltar que en nuestro caso tenemos un suministro del 100% de energía renovable”, agregó, tras precisar que su consumo es de 1,000 millones de Kilowatts hora (1000 giga watts) y la cual se gestiona eficientemente.

Huella de carbono

Antonio Mendoza afirmó que el uso de la energía renovable en las operaciones es un paso de suma importancia, porque su impacto es de cero emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), lo que es vital para la reducción de la huella de carbono de la mina de cobre. “Están en marcha una serie de proyectos para reducir emisiones efecto invernadero y en el 2026 podamos tener una reducción del 15%; y para el 2035, del 40%. El objetivo dentro de Glencore (cuyo grupo integran) es que lleguemos al 2050 con Net Zero (neto cero) en el tema de emisiones”, anotó.

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Mínimo uso de agua fresca

Con relación al uso del agua fresca en las operaciones, aseguró que es mínimo, pues hay que salvaguardar este recurso porque es para el consumo humano.

“Tenemos una planta de tratamiento de aguas industriales y un vertimiento cercano a unos 600 litros por segundo. Contamos con la autorización de vertimiento, pues hay aguas que aparecen dentro de la operación de forma natural. No es que nosotros busquemos captarlas y las tratamos antes de su vertimiento, con lo que se minimiza el uso de agua fresca”, refirió.

Explicó que adicionalmente se maximiza el uso del agua recirculada para mantener las actividades operativas con el mínimo de agua fresca, la cual está destinada principalmente para consumo en los campamentos y no para actividades industriales.

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“Nosotros estamos flanqueados por los ríos Salado y Cañipia. El Salado, por su naturaleza tiene un alto contenido de sales. Hay fuentes de agua natural en la zona que ya tenían contenido de sales o de metales, porque así son los suelos, las rocas y es lo que finalmente está afectando las aguas del entorno”, señaló.

Detalló que en general, la jurisdicción en la que opera Antapaccay es de tipo mineralizado y eso afecta la calidad del agua, según un estudio del Ingemmet que demuestra que las aguas naturales del lugar se ven impactadas por los suelos o rocas circundantes de estas matrices.

“Nuestras operaciones cuentan con estaciones de vertimiento donde retornamos el agua tratada a ambos ríos. Esto es importante porque es una mejora en las condiciones de los ríos y contamos con un sistema de ósmosis inversa y filtros para ese tipo de flujos”, acotó.

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Espinar: Agua potable y saneamiento Informó que el equipo de gestión social de Antapaccay tiene una serie de proyectos de tratamiento de agua potable y de aguas residuales para la comunidad de Tintaya Marquiri.

“Además, este año se debe terminar los estudios para la implementación de sistemas de agua potable para diferentes localidades a lo ancho de lo que es el distrito de Espinar. Esto va a permitir mejorar las condiciones de vida de la población de esta provincia”, remarcó.

Manifestó que concluidos tales estudios, se van a lanzar los proyectos previstos y se ejecutará la construcción correspondiente.