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ProActivo | Tras la declaración del fin de la pandemia por la OMS, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico  – OCDE, sostiene que asumir una reestructuración en la salud de América Latina y El Caribe es una agenda “inacabada y urgente”.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha elaborado el informe en conjunto con el Banco Mundial titulado Panorama de la salud en América Latina y El Caribe 2023, el cual destaca que, pese al gran gasto desembolsado debido a la pandemia, abordar los retos estructurales para la salud en América Latina y El Caribe es una agenda inacabada y urgente. Según el estudio, los sistemas sanitarios de la región deben prepararse mejor para enfrentar amenazas emergentes, de lo contrario corren el riesgo de encarar nuevos desenlaces trágicos.

Asimismo, el informe constata que en 2020 y 2021, la región de América Latina y El Caribe fue la más afectada del mundo por la pandemia. Con 2,3 millones de muertes en exceso. Sin embargo, el saldo habría sido mucho mayor de haberse adoptado medidas de salud pública a gran escala y si la población no se hubiera adherido firmemente a ellas.

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El estudio también refiere que a mediados de 2020, el 78 % de la población de América Latina y El Caribe declaraba usar mascarilla casi todo el tiempo cuando estaba en público. Además, en toda la región el 80 % de la población estaba dispuesta a vacunarse al año siguiente.

Los países con bajo exceso de mortalidad fueron Argentina, Chile, Costa Rica, Cuba, Jamaica, Panamá, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela. Por otro lado, la mortalidad fue especialmente elevada en Bolivia, Ecuador, Guyana, México, Perú y San Vicente y las Granadinas, comenta el análisis.

Sanidad y cambio climático

El texto concluye que los sistemas sanitarios de América Latina y El Caribe tienen que prepararse mejor para futuras crisis, sobre todo aquellas asociadas al cambio climático. De esta manera, los sistemas sanitarios de la región deben estar mejor preparados, para evitar riesgos de nuevos desenlaces trágicos.

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Otras conclusiones clave:

-Los sistemas de salud sufren escasez de recursos.

-Pese a la COVID-19, la esperanza de vida aumenta, pero su distribución es desigual. La esperanza de vida en América Latina y El Caribe aumentó 4 años desde 2000 y alcanzó los 75,1 años en 2021, pero sigue estando por debajo de la media de la OCDE de 80,4 años. Se espera que las mujeres vivan 5,5 años más que los hombres. Las esperanzas de vida más altas se dan en Chile (81,0 para los hombres y 83,8 para las mujeres) y Costa Rica (80,8 para los hombres y 83,3 para las mujeres). Las esperanzas de vida más bajas se dan en Haití (64,3 para los hombres y 66,5 para las mujeres) y Guyana (70,0 para los hombres y 73,2 para las mujeres).

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-Las enfermedades no transmisibles fueron la causa más común de muerte (77 %). Encabezan las enfermedades cardiovasculares, con 218 muertes por cada 100.000 habitantes en 2020. La mortalidad por cáncer ha disminuido en la región un 2,3 % desde el año 2000, pero no tan rápidamente como la disminución del 15,4 % observada en la OCDE como promedio.

-En América Latina y el Caribe, el gasto privado en salud es más alto que en los países OCDE. En promedio, el 32,4 % del gasto sanitario en América Latina y el Caribe se pagó de su bolsillo en 2019, por encima del promedio (OCDE) del 20 %.