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Ante la ausencia de valores como la ética en el mundo de hoy, incluyendo el Perú, existe una creciente desconfianza en los empresarios, que viene acompañado de niveles muy bajos en su reputación, y vinculados con los recientes escándalos de corrupción (principalmente el caso Lavajato), afirmó Óscar Espinosa, presidente de Ferreycorp.

“Vivimos en una sociedad en la que cada día el afán desmedido por la riqueza se va apoderando de las mentes de los empresarios. Los hombres y mujeres de hoy, limpiamos el aire, pero estamos contaminando el alma, multiplicamos las propiedades, pero hemos reducido nuestros valores, alcanzamos más conocimientos, pero tenemos menos sentido común”, reflexionó el empresario al hablar en el Congreso Internacional “El líder Empresarial – Vocación que transforma”.

Espinosa, con casi 40 años de trabajo en Ferreycorp, manifestó que la falta de ética en los negocios no es novedad.

“Cuando asumí la gerencia establecimos la política de Cero Soborno, y la fuerza de ventas nos vino a reclamar, porque les estaban quitando un instrumento de ventas, el cohecho”, recordó. Sin embargo, la política que impulsó dio sus frutos en la reputación de la empresa.

Al respecto, admitió que sin estar generalizado, el cohecho es una manera muy difundida de hacer negocios en el país, y ahora con el agregado de la corrupción y la evasión tributaria.

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Las empresas perduran por ser visionarias

En una posición de autocrítica gremial, Espinosa manifestó que los éxitos empresariales no han hecho necesariamente del mundo, un mejor lugar para vivir, como se ve actualmente, y que la explicación de esta situación está en la ausencia de valores como la ética “por lo que no pretendamos cambiar al mundo sino cambiar primero nosotros mismos y nuestras empresas”

“(Inspirada en esos valores), Ferreycorp nació hace 100 años como una empresa abierta al mundo, pasamos de ser una casa de representaciones a una gran corporación que provee soluciones en el ámbito de los bienes de capital en el Perú y otros 5 países de América Latina”, destacó.

Precisó que tienen más de seis mil colaboradores y niveles de ventas superiores a los 1,500 millones de dólares, habiendo sabido superar las crisis, los ciclos económicos mundiales y nacionales, los cambios radicales de políticas públicas y la violencia terrorista.

“Y todo esto con una actitud de cambio, provista de valores que se han proyectado en el tiempo y que nutren nuestro comportamiento, pues las empresas perduran no por tener dirigentes carismáticos, sino por ser visionarias, moldeando su crecimiento alrededor de un conjunto de valores permanentes”, consideró.

Dijo que aquello tiene como corolario la obtención de beneficios y utilidades que toda empresa busca, así como dar trabajo grato y estimulante a sus trabajadores para que logren la plenitud de sus realizaciones personales.

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“La equidad es un valor indispensable, diría que es la madre de todos los valores, que obliga a reconocer lo que es propio del accionista, lo que es propio del trabajador, lo que es propio del cliente o lo que es propio del Estado”, sostuvo, tras agregar que otro valor es la excelencia, que brinda un gran impulso empresarial.

Vivir con valores es un buen negocio, aseveró. “En nuestra empresa trabajamos permanentemente por vivir esos valores y trasmitirlos en todas nuestras relaciones con clientes, accionistas, proveedores y empleados”, sostuvo.

Destacó la acción “Cero Soborno” que involucra a las empresas de manera activa y comprometida para blindarlas de la corrupción, “porque es ahí, en las empresas, donde puede nacer la corrupción, es ahí el drama diario de hacer empresa; donde muchas veces confrontamos a servidores públicos y privados que crean dificultades para vender favores”.

“Empezamos una cruzada y debemos migrar todos hacia una cultura de integridad como valor en la empresa”, concluyó.

Aporte en energía sostenible de Cementos Lima

Por su parte, el Gerente General de Cementos Lima (CELEPSA), Pedro Lerner destacó el rol de su representada como generador de energía sostenible.

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Al respecto, recordó que a fines de los 90, la empresa se embarcó en el que era probablemente el proyecto privado de capitales peruanos más ambicioso en infraestructura, denominado el Platanal e inaugurada el 2010.

“Se trataba de regular las aguas del río Cañete del sistema de embalse para generar electricidad mediante dos centrales hidroeléctricas y generar irrigación de casi 30 mil hectáreas de tierras entre Cañete y Chincha”, anotó.

Refirió que en el 2001 y el 2002 las tierras que iban a ser beneficiadas con las aguas en Cañete fueron invadidas desestabilizando el proyecto, por lo que se tuvo que reformular para no perderlo.

“Hoy es la Central Hidroeléctrica ‘El Platanal’, iniciativa que permitió la recuperación del camarón en el río Cañete, que en ese entonces estaba en proceso de extinción y los camaroneros pudieron reactivar su fuente de trabajo, mejorando su nivel de vida”, que se había deteriorado ante la extinción progresiva de esa especie que ocurrió en esa época.

“Ahora se tiene un programa de control de vigilancia del camarón, y ese grupo de personas pasó de ser los depredadores de la especie a ser los guardianes del río Cañete. Y logramos demostrar que nuestra inversión fue importante en la cuenca, pues mejoramos la salud, el ecosistema y tuvimos un impacto social significativo”, subrayó.