James Michael Otto

—La minería genera debates apasionados y muchas veces interesados en el Perú. James Otto comparte su opinión sobre el rol que juegan cada uno de los actores involucrados en este sector.

ENTREVISTA. James Otto, consultor en minería del Banco Mundial

¿Cuál es su percepción de la minería en el Perú?
El Perú ha tenido un éxito excepcional en atraer a las principales compañías del mundo, ha atraído miles de millones de dólares en inversiones, y tiene decenas de miles de millones en inversión prevista.

El sistema que se armó hace una década ha dado mucho dinero, pero gran parte no se ha gastado.
Además, la aceptación de la ciudadanía ahora es un factor más importante; a nivel local obtener las licencias sociales que se necesitan para operar sigue siendo muy difícil. El país se ha convertido en uno de los principales productores de minerales del mundo, recibe en tributos una parte justa de los ingresos, pero su gran reto es lograr la aceptación de la ciudadanía.

¿A qué atribuye la dificultad de lograr la licencia social?
Es un reto que enfrentan muchos gobiernos. Si vemos el panorama mundial, países mineros importantes, como Sudáfrica, Indonesia y Mongolia tienen el mismo problema; y es que los gobiernos se concentran demasiado en el tema del dinero, y no lo suficiente en las comunidades y las personas involucradas.

Tenemos dos problemas. Uno es el dinero que se tiene que distribuir a los gobiernos locales y a la ciudadanía, pero no se hace porque no tienen la capacidad para gastarlo. No se trata de entregar el dinero para que se malgaste o que se convierta en una herramienta de clientelismo, así que demora crear la capacidad para que los gobiernos locales puedan invertir inteligentemente.

En segundo lugar, no hay mecanismo formal para que las empresas puedan aportar esos beneficios de manera directa a la población, así que cada una tiene sus propios enfoques. A veces funcionan, pero generalmente no.

Entonces, muchas de las nuevas minas, o las que se proyectan, enfrentan oposición y protestas porque la pregunta fundamental que se plantea la población local es cuál va a ser el provecho para ella. Las preguntas más importantes son ¿dónde está el desarrollo?, ¿va a venir de la empresa o del Gobierno?

Las autoridades públicas tienen dificultades para gastar los recursos que genera la minería. ¿Qué opina del esquema de obras por impuestos para que las empresas hagan lo que le compete al Estado?

Si los gobiernos locales no tienen la capacidad de gastar estos recursos, cómo podría la empresa asegurarse de que la zona se esté desarrollando. Hay que contar con algún mecanismo que permita que las empresas y las comunidades colaboren, y este mecanismo podría ser bueno. Ahora, si el gobierno local tiene toda la capacidad posible ya no sería necesario.

Existe la percepción de que la minería en el Perú se ha convertido en rehén de políticos radicales que usan el tema medioambiental para frustrar proyectos, y se aprovechan de la falta de conocimiento de las comunidades para inducirlas a que se opongan a la minería.

Cuando pensamos en la ubicación de estos proyectos mineros, generalmente vemos que están en zonas muy remotas y no hay ninguna razón para que la población local tenga que entender en qué consiste la minería. Así que cuando se inicia la exploración y desarrollo de los proyectos hay lugar para muchos malos entendidos, y si se desconoce algún aspecto se escuchan ambas opiniones. Por un lado, habla la empresa y, por otro, la ONG ambientalista que dice cosas que son causa de preocupación para quien escucha.

Muchas de las ONG ambientalistas cumplen un trabajo excelente porque dan buenos consejos, pero algunas no lo hacen.
Es cierto que se ha mejorado la legislación ambiental y la normatividad del sector también ha mejorado, así que muchos de los abusos que se producían en el pasado ya no son posibles, pero todavía queda este legado en la mente de mucha gente.

Muchos de los retos que enfrentan las empresas mineras están en presentar un panorama claro, actualizado, de en qué consiste la minería moderna. Es equivocado plantear que la culpa de todas las protestas contra la minería es solamente de los grupos ambientalistas. Más bien, es la imposibilidad que enfrenta la población local de comprender la complejidad del negocio minero, tanto los buenos como los malos aspectos. Se trata de involucrarse en el proceso de toma de decisiones, y este mismo desafío lo enfrentan muchas naciones mineras.

¿Qué opina del caso Conga, en el que el factor político fue fundamental para frustrar el proyecto?
Una de las cosas que hay que recordar acerca de este tipo de proyectos es que los minerales no desaparecen. Así que cuando piensas en un depósito como el de Yanacocha, que no lo puedan explotar ahora, no significa que no se podrá hacer en el futuro. A veces, los recursos quedan congelados en el corto plazo.

La oposición se dio cuando la empresa tenía todos los permisos aprobados y estaba a punto de iniciar la construcción.
Tampoco es un caso único del Perú. En muchos lugares, hay proyectos controvertidos y, por supuesto, los políticos siempre están pensando en las próximas elecciones. No podría afirmar en este caso específico, pero es muy común ver que los políticos locales tratan de sacar alguna ventaja. Por ejemplo, hay un proyecto muy grande en Argentina que estaba listo para lanzarse, la empresa tenía la inversión pero no pudo iniciarse porque el gobierno local se opuso.

¿Es común que las ONG que se orientan a la minería concentren sus esfuerzos en los grandes proyectos de empresas multinacionales y no en los proyectos informales e ilegales que contaminan y destruyen?

Las ONG, generalmente, no tienen muchos fondos. Muchas veces, su personal es voluntario o gente que tiene buenas intenciones pero que no entiende bien las cosas, y le resulta mucho más fácil a una organización que tiene fondos y personal limitado tratar de montar una gran campaña de oposición a un proyecto importante que a 150 proyectitos, es imposible.

Así que desde el punto de vista práctico, si estás a cargo de una ONG, si lo ves como una perspectiva del plan de negocios, lo lógico es que ataques el gran proyecto en vez de los cientos de pequeños casos.

El argumento que planteas es perfectamente válido, el impacto sobre el medio ambiente de todas esas pequeñas operaciones mineras es enorme. En particular, de la minería aurífera; no solo por el mercurio sino que, a menudo, se trata de operaciones de dragado que lanzan mucho sedimento a los lechos de los ríos.

En el Perú, las grandes mineras están muy bien reguladas porque tienen las leyes de minería, de medio ambiente, y susPAMA e EIA aprobados, pero es muy difícil regular a las pequeñas empresas.

Sin embargo, las ONG no siempre tienen un impacto negativo, porque cuando las grandes compañías mineras preparan sus planes ambientales, las ONG pueden desempeñar un papel muy valioso en tanto observadores y de control, para ver si el plan ambiental que presenta una empresa incorpora las mejores prácticas del sector.

¿Cuál es el beneficio de frustrar un gran proyecto minero, que seguramente cumple con todas las normas, para que después esa zona sea depredada por la minería informal?

Creo que tiene que ver con el lado práctico de las cosas. ¿Cómo podría una ONG ocuparse de toda la pequeña minería? Un día están aquí, al día siguiente desaparecen; a veces no operan dentro de una concesión legal. Así que si hay, por ejemplo, una consulta popular para un gran proyecto, resulta muy fácil que la ONG se concentre en esta consulta. Pero si se trata de 100 pequeños mineros, ¿dónde está la consulta popular?

Eso no significa que las ONG no tengan también que ocuparse de la pequeña minería; en algunas partes del mundo sí se ocupan mucho. Pero en esos casos no se concentran tanto en tratar de detener esa pequeña minería, sino en reducir y mitigar los impactos negativos.

Por ejemplo, cuando un minero informal usa mercurio, se le puede capacitar para que no lo manipule con las manos para que no se envenene, se le puede capacitar para utilizar un aparato muy sencillo que reutiliza el mercurio varias veces y que no se bote a los ríos. Pero la gran parte de las ONG se concentra en los grandes proyectos.

¿Cómo ve el futuro de la minería en el Perú?
La minería va a jugar un rol importante en la economía peruana. En el futuro se verán muchas minas nuevas, pero el desarrollo de estas minas se va a enfrentar al desafío de la licencia social. Así que su desarrollo no va a ser tan rápido como muchos querrían.

Regresemos al ejemplo de Yanacocha. Se ha paralizado su expansión, pero ¿qué pasará con la próxima generación? De repente, se va a dar la licencia social para seguir adelante. A veces, el desarrollo no se produce en el momento justo, pero eso no quiere decir que no se va a producir en algún momento.

¿Y qué pasa con el costo social de esto para la generación que no va a gozar de estos beneficios?
Eso es definitivamente un problema. En tanto economista que soy, siempre queremos que los proyectos se desarrollen antes que después, porque si el país tiene el dinero ahora puede invertir ahora para el futuro. Uno de los temas que hay que plantear es cómo el Perú puede dejar de depender tanto de la minería, y eso también es parte del futuro. Pero es muy difícil que los políticos puedan decir “vamos a invertir en el futuro”, en vez de gastarnos la plata ahora.

HOJA DE VIDA
Profesiones: Abogado y economista.
Especialización: Experto en economía minera y legislación de recursos naturales.
Trabajos: Asesor independiente de las Naciones Unidas, Banco Mundial, Corporación Financiera Internacional.
Otros trabajos: Fue asesor del Gobierno peruano en legislación minera y tributaria para el sector minero.

EN CORTO
Oferta. La demanda de los minerales sigue creciendo y se espera que, por lo menos, lo siga haciendo en los próximos 20 años. La gran pregunta para el Perú, donde la minería es tan importante, es si se va a mantener el exceso de oferta que hay ahora, y durante cuánto tiempo. Las empresas que hacen estudios piensan que habrá un exceso en los próximos cinco años, quizá un poco más.

Tampoco es fácil que una compañía se vaya si tiene dificultades en el Perú

Según la encuesta del Instituto Fraser, el Perú ocupa el puesto 58 entre 96 países en mantenimiento de un clima de negocios favorable para las inversiones mineras, muy lejos de Chile (23) y de México (42).

Al respecto, James Otto afirma que la gran pregunta que se plantea el Perú no es lo que dice la encuesta, sino si se están concretando las inversiones.

“La última vez que revisé las cifras, el Perú tenía US$ 35,000 millones en inversiones previstas para la próxima década, que es una de las mejores cifras de inversiones previstas en todo el mundo. Así que lo importante no es concentrarse en una sola encuesta sino ver los proyectos reales”, considera.

Explica que el Instituto Fraser envía la encuesta a las empresas mineras de todo el mundo y la llenan los gerentes de exploración, y no los que toman la decisión de invertir.

“A veces, resulta una opinión sesgada, y cuando vemos la encuesta, su índice de competitividad tiene muchos componentes individuales, se concentran en las regulaciones, los impuestos, el medio ambiente, etcétera. El gran reto en el Perú es la licencia social para la operación, y mientras no se haya resuelto este desafío hay que esperar siempre estos resultados”, subraya.

Agrega que hay proyectos que se han paralizado y todo el mundo está mirando lo que pasa, pero en otros sitios hay situaciones similares y se enfrentan estos desafíos. “Hay gran cantidad de cobre en el Congo, Zambia, Mongolia, y también hay problemas similares. Tampoco es muy fácil que una compañía se vaya a otra parte si tiene dificultades en el Perú”.

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