Cámara Petroquímica de Argentina
Por conservación del medio ambiente

José María Fumagalli, director ejecutivo de la Cámara Química y Petroquímica de Argentina.

José María Fumagalli, director ejecutivo de la Cámara Química y Petroquímica de Argentina.

El programa Responsible Care, es una iniciativa global y voluntaria de la industria química para lograr que las empresas adheridas al mismo, mejoren continuamente la seguridad, la salud y el medio ambiente de acuerdo a los principios del desarrollo sostenible. Sobre su aplicación y beneficios ProActivo entrevistó al director ejecutivo de la Cámara Química y Petroquímica de Argentina, José María Fumagalli.

¿Cuáles son las características del programa Responsible Care?
Es un proceso parecido a Apell. Se trata de un programa del cuidado responsable del medio ambiente aplicado en la industria petroquímica. El proceso del cuidado responsable se aplica internamente en cada una de las empresas, no requiere que haya una concentración industrial, sino que se ejecuta en forma individual y separada.

¿Desde cuándo se aplica dicho programa en su país y a nivel mundial?
En mi país desde noviembre del 92. Pero es un programa que nació internacionalmente en Canadá en 1987/88, pasó luego a Estados Unidos y a partir de los 90 comenzó a expandirse a otros países, en el 90 en Alemania, el 92 en Francia, Inglaterra, Brasil y Argentina. Hoy en día son casi 60 países los que lo aplican en todo el mundo.
Lo coordina la International Council of Chemical Association, cuya denominación genérica es Responsible Care, pero en cada país adopta un nombre propio porque se administra localmente, aunque se coordina internacionalmente.
En Argentina se llama “Programa Cuidado Responsable del Medio Ambiente”, en Brasil “Actuación Responsable” y en Chile “Responsabilidad Integral”; en cada país, conforme a su idiosincrasia, su mecanismo de implementación se adecúa a las circunstancias locales.

¿Su aplicación es mayor en la industria petroquímica?
Si, en la industria química y petroquímica. Nosotros comenzamos (en Argentina) aplicándolo a los fabricantes de productos químicos, pero luego vimos en los diagnósticos que la mayor proporción de accidentes con productos químicos era en transporte; entonces hicimos un programa especializado para las empresas transportistas y comenzamos a invitarlos a ser parte del programa.
La otra atención fue para las empresas tratadoras de residuos químicos o industriales peligrosos, que también empezaron a aplicarlo con muy buen resultado.

¿Cómo se benefician las empresas que lo aplican?
De manera diversa, porque la reducción de accidentes trae beneficios económicos a partir de la mejora de la prestación en materia de salud y seguridad. Todo eso en definitiva repercute favorablemente en la parte económica; los resultados positivos hablan por sí solos, y trascienden lo económico.

¿Repercute también en la mejora de la relación con las comunidades.
Sí. El programa comenzó en el mundo desarrollado impulsado por los canadienses cuando vieron que la industria química estaba considerada como una de las más peligrosas, lo que comenzaba a originar reticencia entre los banqueros a prestarles dinero por ese motivo.
La finalidad del programa es mejorar la imagen y la valoración de la industria por toda la comunidad, tanto consumidores, financistas y los gobiernos.