Steve-Botts

 

ProActivo | Los planes de cierre de mina son un factor primordial para la minería responsable y para el desarrollo sostenible del país que salvaguarda el medio ambiente y las poblaciones del entorno minero. Steve Botts, presidente de Santa Bárbara Consultants, detalla la importancia de esta etapa de los proyectos mineros y brinda recomendaciones para una buena gestión, tanto para la empresa como para el marco regulatorio.

“El proceso de cierre de minas no solo es un requisito que debería hacerse para cumplir con la ley o con los estándares ambientales, es clave para la minería responsable y para el plan de un desarrollo sostenible pensando en el futuro”, destacó en entrevista con ProActivo.

Consideró que al cuestionarse ¿cuál debería ser el objetivo al cierre de toda mina en el Perú?, corresponde la respuesta: “el lugar donde está la mina debería estar mejor en el futuro debido de la presencia de minería, no peor”.

En ese sentido, afirmó que el plan de cierre de una mina permite proyectar el desarrollo futuro de una zona tras la vida útil de la mina.

“¿Cómo queremos dejar la geografía en la zona? ¿cómo queremos dejar a la gente del entorno? ¿la economía? ¿la biodiversidad? ¿el medio ambiente? ¿cuál es nuestra contribución como mineros?”, se preguntó.

Incluye temas sociales y ambientales

Dijo que los planes de cierre deben incluirse en los proyectos mineros desde su fase inicial, en los estudios de factibilidad, de cómo se va a desarrollar ese proceso de manera responsable social y ambientalmente.

“Debe formar parte del plan de la vida de la mina”, puntualizó.

“No deberíamos considerar abrir una mina si no sabemos cómo cerrarla con responsabilidad.  Actualmente existen muchos estándares internacionales, como los del ICMM con guías sobre el tema, con una serie de pautas para asegurar que los planes de cierre sean integrales e incluyan todos los aspectos necesarios para proteger el medio ambiente y las comunidades vecinas.  Dado que muchas compañías mineras en el Perú son miembros de ICMM, soy muy optimista sobre la aplicación de estos estándares en sus planes de cierre.

Agregó que realizar de manera responsable esta etapa de un proyecto minero, es la mejor manera de pensar en el futuro y de lo que dejará a largo plazo “porque parte de nuestro problema en el Perú en todos los niveles, es que somos cortoplacistas, estamos pensando en la emergencia de hoy y no planificamos para los próximos 20 o 30 años”.

“Yo aplaudo, respeto y estoy de acuerdo con los planes que sobre el tema tiene por desarrollar el Ministerio de Energía y Minas, promoviendo espacios donde podamos ver la minería en el futuro, en 30 a 50 años”, acotó.

“Post – Mining Land Use” 

En ese sentido, anotó que hace décadas está establecido en los países desarrollados que un cierre de minas contemple aspectos socioeconómicos y culturales, lo que se llama el “Post – Mining Land Use”; es decir, el uso del área de la mina después del cierre de la actividad minera, y consideró que Perú también debería planificar el uso de estas áreas en el futuro, luego de su vida útil, involucrando a los grupos de interés, a los gobiernos locales, regionales y a la comunidad.

Ejemplificó que, tras el cierre, el espacio de las minas puede contemplar opciones como la conversión en un centro industrial en la zona donde se ubica, dado que ya cuentan con carreteras, electricidad, edificios, talleres de mantenimiento, entre otros, que puedan ser donados a las comunidades para tal efecto. “Otra alternativa podría ser el desmantelamiento de sus instalaciones y restauración la zona para la generación de áreas verdes y pastos para el uso de la ganadería y de los animales silvestres”, opinó.

Perú tiene pocos cierres implementados

Refirió que en el Perú no se han visto muchos planes de cierre de minas implementados, porque la gran mayoría de las minas cerradas son muy antiguas y están prácticamente abandonadas, “y los pocos cierres realizados no siempre han sido de manera responsable”.

“Actualmente tenemos gran cantidad de minas activas que no están listas para cerrarse, salvo el caso de Pierina, con Barrick Gold, en Huaraz; las otras minas grandes – Antamina, Cerro Verde, Las Bambas, Southern Perú y Yanacocha, por ejemplo, aún están en plena operación, lejos de su cierre; por eso no hemos tenido mucha experiencia en el tema”, observó.

Trajo a colación que esa reducida experiencia es porque muchos dueños de minas antiguas tuvieron que abandonarlas y dar las llaves al gobierno para su gestión, algo que ha creado un gran problema para el estado y ha dado una mala reputación a la industria minera moderna.

La gestión para los cierres: Priorizar procesos basado en riesgos

 Anotó que una tarea pendiente, la cual sería muy positivo abordar, es que los organismos competentes como Activos Mineros, estructuren un inventario completo de las minas abandonadas existentes en el país, y establezcan la prioridad para sus cierres, basada en los riesgos que implica cada caso.

“Por ejemplo, establecer si hay riesgo de contaminación del agua para una comunidad, lo cual es muy grave. Por eso debe existir un registro de todos los riesgos y, con base en ese tipo de datos, priorizar los cierres, para lo cual debe tenerse un estudio de cada caso, y desarrollar el presupuesto correspondiente”, detalló.

¿De donde viene los fondos para rehabilitar minas abandonadas?

Señaló que las tareas de cierre requieren recursos y especialistas con experiencia, por lo que por ejemplo, un camino para financiar este desafío podría ser destinar parte de los impuestos de la minería para dedicarlos a la rehabilitación de las minas abandonadas.

“Se podría dedicar, por ejemplo, una fracción razonable del impuesto a la renta que ya pagan las mineras y ponerlo en un fondo de recuperación de minas abandonadas, sin cargar más impuestos a la industria, y con esa recuperación generar los fondos necesarios para rehabilitar las minas abandonadas” explicó. Esta actividad de rehabilitación también generaría oportunidades de trabajo para la población local.

Asimismo, recomendó que otra posibilidad es privatizar la rehabilitación de esas minas para que las compañías del ramo puedan asumir esos procesos y ejecutarlos de forma más eficiente. “En Perú la industria privada ha demostrado poder hacer las cosas de manera eficiente, por lo que podría encargarse de las tareas de rehabilitación de estas minas bajo la supervisión de las entidades gubernamentales”, citó.

Licitación de minas abandonadas que aún poseen valor

 Indicó que existe la posibilidad con muchas de las minas abandonadas, que sus botaderos y relaves contengan aún metales como cobre, plata y oro en cantidades cuyo costo de reproceso sería bajo”, por lo que con el aprovechamiento adecuado de ese valor, pueden ser licitados y comprados por una compañía.

Señaló que dicho inventario de las minas abandonadas debiera precisar, por ejemplo, “tenemos 100 propiedades, y 10 tienen valor en relaves”.

“Esas propiedades podrían ser puestas en valor con el apoyo de la comunidad. Sería un cierre que agregue valor compartido con menor riesgo social”, puntualizó

Trajo a colación que el cierre en una mina grande o en otras con más agua u otras dificultades el costo es mayor, pero puede ser menor en una mina subterránea, cuya huella no es muy grande, dependiendo de la cantidad de agua que tenga y las características químicas de sus botaderos y relaves.

Reglamentos con estándares internacionales

Manifestó que los cierres de minas responsables responden por lo general a reglamentos idóneos que alientan este tipo de acciones, en salvaguarda del medio ambiente y de la salud de las comunidades.

“Si somos más responsables y generamos buenos reglamentos basados en estándares internacionales, esto le dará al Perú una mejor imagen ante el mundo y una industria minera mucho mas sostenible”, comentó.

Al respecto, aseguró que las empresas mineras coinciden y están de acuerdo con la necesidad de reglamentos válidos y aplicables para todos, y que sean basados en estándares internacionales “porque estos son muy claros y hacen más fácil planificar, desarrollar, operar y cerrar las minas”.

“Ahora tenemos reglamentos poco claros, aplicables a una mina, pero no a otra; lo que hace difícil su aplicación. Si establecemos reglamentos idóneos sería mucho mejor para el desarrollo del Perú en muchos niveles, y las compañías en general van a estar completamente de acuerdo en su implementación porque ayudaría al cumplimiento de la ley”, argumentó.

Finalmente refirió que, en la actualidad, a través de Santa Bárbara Consultants, coopera en nuestro medio con varios clientes en la revisión de sus planes de cierre, para asegurar que cumplan con los estándares nacionales e internacionales de buenas prácticas, como los del ICMM, así como también con los estándares internacionales de contabilidad que fijan términos de costos precisos.