El Índice Minería Responsable 2018 analizó 6 criterios de desempeño de las 30 empresas mineras más grandes del mundo.

La verificación de si los reclamos comunitarios de las zonas de influencia reciben una respuesta adecuada o la comprobación de si los salarios de los trabajadores alcanzan o superan el nivel de salario digno o, más preocupante aún, el seguimiento de los efectos de la minería sobre los niños, son temas en los que las empresas mineras tienen escasas o ninguna actuación ni mucho menos la adopción de medidas.

Así lo advierte el Indice Minería Responsable (Responsible Mining Index 2018), una iniciativa patrocinada por los gobiernos de Holanda y Suiza, que fue lanzada públicamente en abril en Ginebra.

Este índice mide bajo seis criterios de desempeño: desarrollo económico, conducta empresarial, gestión del ciclo de vida, bienestar comunitario, condiciones de trabajo y responsabilidad medioambiental, fue aplicado a las 30 de las mayores empresas mineras que extraen un 25% de los productos básicos de la minería, explotando más de 700 minas en más de 40 países, entre ellos el Perú.

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Los resultados

Una de las principales conclusiones del Índice Minería Responsable 2018 es que la inmensa mayoría de las empresas mineras evaluadas muestran unas políticas o prácticas responsables en diversas cuestiones económicas, ambientales, sociales y de gobernanza (EESG).

Sin embargo, muy pocas empresas exhiben acciones sistemáticas en una serie de asuntos clave.

Una de ellas, además de las ya señaladas, es que con demasiada frecuencia, las empresas incumplen algunos de sus propios compromisos en relación con la minería responsable, como los referentes a la gestión de los asuntos que conciernen a los derechos humanos.

Otro elemento que se advierte es que pocas empresas llevan a cabo un seguimiento de la eficacia de su gestión de los asuntos EESG, y son menos aún las que pueden demostrar que están trabajando para mejorar su desempeño en este terreno.

El caso Perú

El Índice Minería Responsable 2018 menciona a algunas de las empresas que tienen operaciones en nuestro país.

Una de ellas es Grupo México, que a través de su subsidiaria Southern Copper se adjudicó el proyecto Michiquillay. Asimismo, la mayor productora de cobre de México tiene el proyecto de cobre Tía María en el sur.

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El Índice Minería Responsable advierte que los resultados generales de Grupo México se ven limitados por la falta de evidencias sobre la Gestión del Ciclo de Vida y que tampoco se hallaron evidencias de que diseñe y planifique sus operaciones teniendo en cuenta la gestión de la transición posterior al cierre para los trabajadores o las comunidades afectadas.

Anotó que también Grupo México presenta algunos de sus resultados menos satisfactorios en cuestiones relacionadas con el Bienestar Comunitario.

A modo de ejemplo indica que, si bien la empresa se comprometió a respetar los derechos humanos, no se han encontrado evidencias que demuestren que haya llevado a cabo evaluaciones de diligencia debida de los derechos humanos, o de que haya informado sistemáticamente sobre su desempeño en la gestión de las cuestiones asociadas a los derechos humanos.

De otro lado, el Responsible Mining Index destaca el funcionamiento excepcional de Anglo American, en tres de las seis categorías; ubicándose en la parte superior en tres. “Es noticia alentadora dada la importancia de las negociaciones pendientes sobre el proyecto de Quellaveco en Moquegua”, subraya el informe.

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La clave

– Un total de 19 empresas de las 30 analizadas se sitúan entre las 10 con mejores resultados en al menos una de las áreas temáticas del índice.

No toda la información es pública

– El Responsible Mining Index 2018, al tratarse de un ejercicio de evaluación basado en pruebas, mide el grado en que las empresas pueden demostrar (y no simplemente afirmar) que han establecido políticas y prácticas responsables.

– Asimismo, la Responsable Mining Foundation advierte que la falta de información pública es, probablemente, uno de los principales factores que limitan las puntuaciones que obtienen las empresas en el índice. “Los resultados podrían ser considerablemente mayores si las empresas fueran más transparentes sobre su gestión de los asuntos EESG. Asimismo, un mayor grado de apertura también permitiría fomentar el aprendizaje y el intercambio de buenas prácticas”, dijo.

– Por ello, el estudio indica que con una adopción más amplia de las prácticas actuales, la industria minera podría avanzar hacia la satisfacción de las expectativas de la sociedad.