Rio Tinto se prepara para una revuelta de los inversores después de entregar 7,2 millones de libras (9,9 millones de dólares) a su exconsejero delegado Jean-Sebastien Jacques, que se vio obligado a abandonar la empresa por las consecuencias de la destrucción de cuevas sagradas para los aborígenes el año pasado.
En febrero, la empresa reveló que Jacques había terminado el año 2020 con una importante indemnización.
Otros dos altos ejecutivos, que estaban a cargo de la división de mineral de hierro y de la unidad encargada de tratar con las comunidades indígenas, también recibieron cuantiosas remuneraciones. Tanto Chris Salisbury como Simone Niven dejaron Río el año pasado.
Los grupos asesores de accionistas Glass Lewis e ISS han instado a los accionistas a votar en contra del informe sobre remuneraciones en la asamblea anual del próximo mes, informó The Times.
ISS también ha recomendado que los inversores voten en contra de la reelección de Megan Clark, que preside el comité de sostenibilidad de Rio. Una alta fuente de Rio dijo al periódico que la paga de Jacques se basaba en incentivos a largo plazo.
El mes pasado, el presidente de Rio Tinto, Simon Thompson, se convirtió en el último ejecutivo de alto perfil en anunciar su marcha en medio de las reacciones por la destrucción de los refugios sagrados por parte de la empresa.
Australia está estudiando una nueva legislación para proteger el patrimonio aborigen tras el accidente.
El grupo aborigen australiano cuyos refugios rocosos sagrados destruyó Río Tinto el año pasado rechazó recientemente un plan del fundador de la empresa minera Fortescue, Andrew Forrest, para construir presas a lo largo de un río en la misma región, alegando el daño cultural que causaría.
Fuente: Mining.com