El presidente de la Compañía Buenaventura, Roque Benavides Ganoza demandó que la empresa, Estado y comunidad deben generar esfuerzos conjuntos para superar los conflictos socio ambientales que sacuden el sector minero, cuya producción ha caído en los últimos tres años.

“Nosotros tenemos la obligación de seguir haciendo crecer la economía, pero a la empresa minera no hay que verla como a la vaca que hay que ordeñarla todos los días, sino como al caballo percherón que hay que alimentar porque tiene que pastar y tiene que jalar una pesada carreta, que es la economía nacional”, sostuvo el ejecutivo al hablar en un foro organizado por el Grupo de Diálogo Minería y Desarrollo Sostenible (GDMDS).

Afirmó que la empresa minera es una institución positiva “que contribuye a la sociedad donde hay gente que trabaja muy duro, desde la gente que trabaja a 5 mil metros de altura hasta la gente que trabaja en Lima, desde el gerente general hasta el obrero más humilde y al comunero más humilde”.

“Me preocupan las estadísticas de cómo viene cayendo la producción minera en el Perú. Hay que entender que ‘del cuero (en este caso de la minería) salen las correas’, y si la producción ha decaído en los últimos tres años, es algo que tenemos que tenerlo presente y prestarle toda la atención”, puntualizó.

Al respecto, consideró necesario que las partes involucradas entiendan que es muy difícil hacer minería en el Perú y, mucho peor, si hay confrontaciones y agresividades.

Sin embargo, admitió que la empresa privada no es perfecta, pero “hacemos lo posible dentro de nuestro ámbito de acción para hacer mejor las cosas”.

El titular de Buenaventura instó a los actores directos dentro del proceso minero a “entender con realismo qué cosa tiene que hacer cada quien, para mantener a ese caballo percherón que jala la pesada carreta de la economía nacional, provincial y regional”.

“Lo dicen las estadísticas nacionales: la producción minera peruana ha decaído, y si es que las comunidades, las empresas y el Estado queremos seguir beneficiándonos de un sector que es líder en el Perú, tengamos cuidado y analicemos porqué ha ocurrido esta situación y superarla”, demandó.

Retraso en exploraciones

Benavides anotó que otro inconveniente para el desarrollo minero nacional es la demora en expedir las autorizaciones para las actividades de exploración.

“Yo conversaba con empresarios mexicanos y ellos me decían que en México les toma semana y media para tener un permiso para perforar y explorar, no explotar, mientras que en el Perú demora seis meses. La exploración minera en el Perú se viene retrasando (por esas deficiencias)”, precisó.

“No somos dueños de chacra”

En otro momento, Benavides refirió que las empresas también tienen limitaciones en su accionar, pues en su manejo “no existen dueños de chacra”.

“Las empresas (mineras) somos un conjunto de grupos de interés, con diferentes accionistas, y tenemos una serie de estamentos por los cuales tenemos que preocuparnos, lo que representa una gran responsabilidad”, explicó.

Dijo que en el caso de minera Buenaventura, tienen como inversionistas a cuatro AFPs, lo cual significa “cinco millones de peruanos que están invirtiendo en nuestra empresa”.

“Entonces no crean que sólo debe preocuparnos la comunidad donde va a desarrollarse tal o cual proyecto, lo cual es importante y le debemos todo nuestro respeto, pero tenemos que cuidar también a la parte del capital, a los trabajadores, mantener los puestos de empleo y que éstos sigan creciendo”, apuntó.

Acotó que las comunidades y ONGs tienen que abrir sus mentes y tratar de entender que “del otro lado también hay problemas”.

En otro pasaje de su intervención, Benavides resaltó que la Zonificación Ecológica Económica (ZEE) puede contribuir a prevenir los conflictos en la minería, pues define los espacios asignados para desarrollar las actividades agrícolas y mineras, aunque no va ser una “panacea”.

Informales no son delincuentes

Anotó que pese a que el sector minero peruano ha demostrado que ha sido exitoso en muchísimos casos, no puede hablar por la minería informal, que es la que contamina.

“La minería responsable no debe contaminar, de ahí vengo yo, y es la que puede contribuir aún más al bienestar de todos los peruanos, generando más oportunidades para todos, en especial para los más humildes”, destacó.

Asimismo, señaló que los mineros informales no son delincuentes, pero deploró que no respeten el medio ambiente ni a sus propias comunidades.

“Es un tema que tenemos que enfrentar con realismo, no persiguiéndolos, pero si tratando de ordenarlos para evitar ese impacto negativo de la contaminación ambiental”, añadió.

Consideró que para afrontar la grave situación que representa la minería informal, es vital la presencia del Estado en sus zonas de operaciones, la cual actualmente es prácticamente nula.