Victor Gobitz (IIMP)

ProActivo | Víctor Gobitz, presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), dialogó sobre las crisis que se viven en el país y las posibilidades que tiene para poder superarlas.

La industria minera, transfiriendo sus valiosos conocimientos en la gestión de grandes sumas de dinero que invierten en sus proyectos, puede contribuir a generar un legado de eficiencia en la gestión de los fondos públicos, cuya deficiencia es clamorosa y traba el desarrollo del país, sobre todo de las zonas más alejadas.

“Nuestro sector (minero) se desarrolla en zonas alto andinas, remotas, con baja densidad poblacional y con un índice de desarrollo humano menor, por lo que de alguna manera el plan de inversión minera debe ser parte del plan desarrollo nacional territorial, con el ingrediente de generar madurez institucional en la materia”, explicó al intervenir en la Gala de la entrega de los Premios ProActivo 2021.

Reiteró que “propiciar madurez institucional en la gestión de recursos será el mayor legado que podamos dejar como industria en el país, y sobre todo a favor de los territorios remotos donde operamos mayormente”.

Perú no tiene crisis financiera sino deficiencia de gestión

El presidente de Antamina, Víctor Gobitz, afirmó que enfrentar la crisis del país no pasa por el orden financiero, sino por resolver la falta de capacidad de la gestión pública.

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“Curiosamente en grandes partes del territorio nacional no hay una crisis financiera, sino una crisis de institucionalidad, y como el sector minero y eléctrico, tienen una tremenda experiencia de operar en sitios remotos, hay que hacer ese algo distinto en los próximos 30 años”, recomendó durante el panel “Tres Décadas de activa participación de grandes mineras en el desarrollo de Perú”.

El ejecutivo subrayó que, si no mejoramos la institucionalidad pública y la capacidad de gestión de los recursos, no se podrán cerrar las brechas sociales y alcanzar las expectativas muy justas de desarrollo socioeconómico que requieren las poblaciones del país.

“La industria minera tiene esa capacidad de gestión parar lograr esa meta, dada su experiencia de trabajar en zonas remotas, de manejar proyectos multianuales de millones de dólares y dándole viabilidad a los negocios. Conocimiento que debemos transferir compartir para lograr que nuestro sector público gane en madurez”, destacó.

BCR y SUNAT son buenos ejemplos de gestión

Señaló que en el Estado existen pocos, pero claros ejemplos de gestiones exitosas, como las del Banco Central de Reserva, el ministerio de Energía y Minas, la Sunat y la Superintendencia de Banca y Seguros, “que son instituciones públicas muy maduras”.

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“Entonces, claramente sí se puede hacer que todo el sector público tenga esas capacidades, y lograr prioritariamente que eso llegue a los gobiernos regionales y locales”, anotó.

Dijo que no es posible que en Ancash, donde se desarrolla Antamina, que aporta ingentes recursos al Estado, el año pasado no se haya ejecutado fondos por 1,400 millones de soles, el 40% del presupuesto regional.

“Y tenemos un distrito como San Marcos que ha terminado con una posición de caja de 500 millones de soles”, precisó.

Prioridad para conexión de zonas remotas con mercados

Asimismo, llamó la atención del hecho de que muchas poblaciones remotas del país no estén conectadas con el mercado y menos con el Estado, que no les hacer llegar   servicios de salud y educación de calidad, impidiendo el desarrollo de su producción y de sus potencialidades.

“En el caso específico de la industria minera, por la misma dinámica del negocio, desarrollamos una suerte de corredor multimodal logístico, porque la producción final tiene que salir por la costa. Entonces, tenemos ese atributo de integrar zonas costeras con las altoandinas con poca densidad demográfica, conectándolas de alguna manera con el mercado”, indicó.

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Demandó que la solución a ese problema y otros en esas jurisdicciones, sea responsabilidad y liderada por el Estado, “con el que tenemos que trabajar juntos para desarrollar capacidades entre esas poblaciones”.

Manifestó que ese desarrollo territorial pasa por entender que la población tiene, a partir de las potencialidades de esas zonas, que lograr levantar sus sistemas productivos y a la vez que se les conecte con el mercado.

También trajo a colación que la industria minera, a diferencia de la eléctrica, no es un negocio a perpetuidad, “pues llega un día en que la mina termina su ciclo de vida y con ello sus aportes económicos”.

Puntualizó que por ello, “el gran legado del sector minero es dejar en esos territorios remotos, líneas de producción propias relacionadas a la agricultura y otras actividades y conectadas con mercados”, cerrando además las brechas de infraestructura y de capacidad para gestionar los recursos.