minería greenfield

ProActivo | En el contexto global el cobre seguirá siendo demandado. Ante el desastre económico causado por el COVID-19, al Perú le urge poner en marcha los 20 importantes proyectos mineros que tiene en cartera, la mayor parte cupríferos, según el analista Rubén Arratia, director de Metales Base y Metales Preciosos para América Latina de Wood Mackenzie.

En Perú, los proyectos de cobre en cartera son muy competitivos, pero el gran reto va a ser la obtención de la licencia social, la que a veces se otorga sin que eso sea garantía para el permiso de construir. “Eso no es garantía en el Perú”, señaló el ejecutivo durante un evento virtual.

El especialista dijo que hacia el 2030, los países con mayores recursos de cobre son los llamados a cubrir la brecha de más de 6,000 millones (de toneladas) de este metal que se necesitarán entonces.

“Ahí tenemos a Chile, con cerca de 3.8 millones de toneladas, la mayor parte de sus proyectos son brownfield, de expansiones, como el caso clásico de Quebrada Blanca, valorizado en 6 billones de dólares, con 140 mil toneladas por día de mineral, y hay muchísimos otros proyectos que están saliendo”, detalló.

El analista de Wood Mackenzie trajo a colación que, en Chile ante el agotamiento del agua normal, los proyectos de inversión minera tienen que optar por desalinizar el agua del mar y bombearla, como los casos de Quebrada Blanca y Escondida.

Anotó también, que el caso de Perú es lo contrario, ya que la mayor parte de sus proyectos de cobre son greenfield. Es decir, son nuevos, lo cual es un gran desafío para la minería local, como lo ha sido Quellaveco, de 125 mil toneladas diarias, y que está costando como 5.3 billones de dólares.

Proyectos mineros a la espera

Sin embargo, señaló que a nivel mundial el 67% de los proyectos mineros tienen el riesgo de no salir, por diversos factores, y que Perú es un país que está considerado como de alto riesgo en este rubro, “conjuntamente con Zambia y Brasil”, según la firma Maplecroft.

“A Chile se le tiene más neutral. Australia, Estados Unidos y Canadá son de mediano riesgo”, apuntó.

Arratia lamentó que en un país como el Perú, que necesita de tanto empleo, no salgan los proyectos mineros, cuando en Australia se acaba de anunciar la salida de una mina de carbón de 10 millones de toneladas al año, y con una inversión de 1.500 millones de dólares.

Es un reto atraer inversión bajo entorno de recesión

El investigador puso en relieve que es un difícil desafío para las naciones en general, y mineras en particular, atraer la inversión extranjera en un entorno de recesión, como la que se está viviendo y “que vamos a continuar padeciendo por varios años más, seguramente”.

“De hecho, los proyectos van a salir con mayor celeridad en países donde hay mayor institucionalidad, donde hay un record histórico de respeto a las leyes. En Perú, es una pena que haya tenido el caso de Santa Ana, y el de Tía María, a la que por dos veces consecutivas se les dio un permiso de construcción, y el proyecto aún no ha salido”, lamentó.

Situación actual del cobre, oro, zinc

Rubén Arratia informó que, según los analistas de Wood Mackenzie, para mediados de la próxima década se va a necesitar muchísimo más cobre, pese a que actualmente ha sido algo golpeado por el factor china, entre otros. “En estos momentos, si bien los precios del cobre no son de incentivo para nueva producción, sí cubren sus costos desembolsables, prácticamente del 100% de la industria”, precisó.

Informó también que con la salida de las minas Quellaveco y Mina Justa, para el 2024, se va a producir 2.75 millones de toneladas de cobre, que es nuestro pico de producción.

Con relación al oro, indicó que en los últimos 15 años la producción ha ido bajando, de 208 toneladas a 128 toneladas hoy; y en zinc algo parecido y que si no fuese por la producción de Antamina, estaría mucho más bajo.

“Pero cuando hay crisis, el precio del oro se dispara, como ahora que lo tenemos por encima de US$ 1.700 por onza; y la plata, encima de US$ 17 dólares la onza. Lo cual, ampliamente cubre los costos no solo los desembolsables, sino los costos totales; y además está por encima del precio de incentivo para generar nuevos proyectos auríferos”, aseguró.

Dijo que en el caso del oro y zinc, se requiere de una política intensiva de exploraciones, muy agresiva para poder sacar nuevos proyectos.

“En el Perú, la industria del zinc ha sido la más golpeada, la demanda se desbarrancó, hay casi un millón de toneladas de zinc refinados que se deje de consumir en el 2020”, acotó.

Ante el COVID se necesita cambiar política minera

Arratia sostuvo que es muy complicado un mayor desarrollo del sector minero sin el capital político. “Si los políticos (peruanos) no creen en el sector minero, que es el más importante de la economía y que podría seguir siéndolo, va a ser muy difícil que el Perú pueda repetir los 20 años de éxito que ha tenido en el pasado”, estimó.

Señaló que esto es uno de los retos a superar, que va a tener el sector minero local para poder contribuir a cubrir los 6 millones de toneladas de cobre que se va a necesitar en el mundo en la presente década.

El experto agregó que en medio del entorno de hambre y desempleo sin precedentes que se padece actualmente a causa del coronavirus, la minería peruana tendrá el gran el gran desafío de ir procesando esos 20 proyectos mineros, como ya se está haciendo en Australia.

“Los países (mineros) ante el Covid-19 van a tener que modificar su política (minera) para poder atraer la inversión extranjera para sus proyectos mineros, como son los de cobre, que requieren de inversiones gigantescas”, consideró.

Recordó que en los últimos años, el Perú ha tenido una performance extraordinaria en este sector, al sacar proyectos como Antamina, la mega expansión de Cerro Verde, Antapaccay, etc., lo que le ha permitido recaudar casi US$ 43,000 millones en impuestos, regalías y otros, y que la gran pregunta “es que si esta historia podrá ser repetida”.

Refirió que sacando a Quellaveco- ya en desarrollo, así como a Río Blanco, Mina Justa y Tambo Grande-, el Perú cuenta con 18 proyectos, cuyo valor neto son 27 mil millones de dólares.

“La historia de la minería peruana de los últimos 20 años ha sido de gran éxito empresarial, de minería moderna con responsabilidad ambiental, social y de gobernabilidad corporativa, “pero también es un éxito del gobierno”, subrayó.