Guillermo Vidalón del Pino

Por: Guillermo Vidalón del Pino

El discurso anti-desarrollo suele emplear muchos pretextos para oponerse a la tan necesaria inversión.  Lamentablemente, en Tacna se suele agitar a la población en contra de la inversión minera, enarbolando la bandera de la falta de agua, siendo la actividad minera la más significativa en la región.

En el caso particular de la ciudad de Tacna, el debate debería centrarse en cómo generamos mayores recursos para financiar la infraestructura necesaria para contar con mayor cantidad y calidad de agua, dado que el agua que discurre por la cuenca del río Caplina, que es la que abastece a dicha ciudad, resulta insuficiente para la demanda local.

Con el objetivo de que Tacna tenga agua, es necesario establecer alianzas con el sector privado local. La operación minera del yacimiento de Toquepala representa la mayor fuente de generación de ingresos para la región y los gobiernos locales.  En consecuencia, en vez de oponerse a que se duplique la producción, empleando el mismo volumen de agua fresca y recuperando y recirculando el agua que queda en el relave, debemos apoyar dicho proyecto.

Todos los años, las cuencas de los ríos Locumba, Sama y Caplina, en época de avenida, descargan más de 80 millones de metros cúbicos de agua en el mar, desaprovechándola porque no existe la infraestructura hídrica necesaria para retenerla ni regularla en las zonas altoandinas, tampoco distribuirla adecuadamente.

Pretender que operaciones mineras a casi 4 mil metros de altura empleen agua desalinizada, cuando en las zonas altoandinas hay agua en el subsuelo y excedentes en época de avenidas, es incrementar innecesariamente los costos de producción.  De ser las cosas así,  se reducirían los impuestos que recibe el fisco y, por consiguiente, el Canon Minero, más grave aún si el mercado internacional se ha contraído y ha ocasionado la caída de  los precios de los metales.  Lo que se requiere es incrementar la producción para compensar dicha caída y ya sea mantener o superar los actuales ingresos.

Si las operaciones mineras que desarrolla la empresa Southern Peru dejasen de emplear agua subterránea de la cuenca del río Locumba, ¿se incrementará el nivel de la napa freática de la cuenca del río Caplina que abastece la ciudad de Tacna?, definitivamente no. Si la minería deja de emplear el agua de Candarave esta agua se quedará en el subsuelo, debido a que extraerla de las capas profundas para uso agrícola sería inviable.  La agricultura regional no genera los excedentes suficientes para financiar la extracción de agua del subsuelo.  Lo que sucede en otros lugares, como en el caso de Chile, es que hacen una óptima utilización de sus escasos recursos hídricos, y al no haber otra fuente de agua es que se recurre al agua desalinizada

¿Cuáles son los riesgos de emplear agua desalinizada?

Que, dado el incremento en el costo de las operaciones mineras, se expone a las mismas a que ante la eventualidad de una caída en el precio de los metales la actividad de dichas operaciones se interrumpa -tal como ya ha sucedido en el Perú cuando se detuvieron algunas operaciones por la abrupta caída de los precios, los cuales no pueden ser controlados por los productores-.

Lo más adecuado, antes de proceder a desalinizar agua de mar, es emplear las fuentes de agua disponibles mediante la construcción de una infraestructura hidráulica, además del empleo eficiente del recurso hídrico.  Posteriormente, debe darse el paso a la desalinización.

Pretender imponer que la minería emplee agua desalinizada no es más que otra de las estrategias de quienes se oponen a la inversión y al desarrollo del conjunto de la Nación.