SEGURIDAD-Y-SALUD-OCUPACIONAL

El próximo 28 de abril se celebra el día mundial de la salud y la seguridad en el trabajo y, la verdad es que dependiendo donde vive, apreciado lector, este derecho es una realidad o puede llegar a ser una utopía.

Es una realidad cuando un trabajador puede acusar transtornos musculares por causa del uso de sillas inadecuadas o que no son ergonómicas para ocupaciones que requieren pasar mucho tiempo en la misma posición. También cuando, los ruidos excesivos a los que un trabajador es expuesto, le originan la pérdida de audición y le permiten tener una baja prolongada o lograr una reubicación.

Empieza a parecerse a una utopía cuando un médico es contagiado de tuberculosis resistente; un biólogo se enferma de uta en la Selva; un albañil tiene que ser operado por una hernia en la columna como consecuencia de no usar los dispositivos de control de carga; un pintor de autos sufre un derrame cerebral por falta de protección de los ojos a la hora de realizar su actividad, y podemos seguir citando casos en distintas ocupaciones, profesiones u oficios.

En 1997, el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo del Perú estableció un conjunto de actividades de alto riesgo, para las cuales es obligatorio contratar un seguro complementario de trabajo de riesgo que en el caso de actividades de limpieza y manejo de residuos, manufactura, construcción y minería  tiene una tasa adicional que fluctúa entre 0.63% y 1.84% del aporte a ESSALUD.

Más allá del hecho que después de 18 años, es probable que haya un conjunto de actividades de alto riesgo que no están incluidas en la lista, hay dos problemas que están detrás de los accidentes fatales: la carencia de procedimientos escritos de cómo hacer el trabajo de forma segura y, también hay que decirlo, el escaso o nulo compromiso de los trabajadores de cumplir esos procedimientos cuando existen.

Esto significa que este es uno de esos derechos que exige que ambas partes, empleador y trabajador pongan de su parte para que se consolide. No es suficiente que el empleador pague el seguro complementario, aunque es peor si no lo hace. Pero las cosas son mucho más complicadas si el propio trabajador no aprecia su vista, sus oídos, sus pulmones y las extremidades de su cuerpo y las cuida y las protege con aquello que se le proporciona.

Esto significa que la salud y seguridad en el trabajo será utopía o realidad no solo por el lugar donde nos tocó nacer, o el nivel de formalidad de la empresa donde nos tocó trabajar, sino por lo que cada uno de nosotros puso de su parte.

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