Augusto Baertl

Augusto Baertl (Foto: IIMP)

Por: Augusto Baertl, Presidente del Directorio de Agrícola Chapi 

A mis 78 años de edad, puedo decir que he vivido muchas situaciones de la política, pero nunca nada como lo que venimos experimentando recientemente. El análisis de los primeros 100 días de gobierno no solo me genera una profunda preocupación, sino, y sobre todo, una gran indignación. Y es que claramente el Gobierno conoce las consecuencias de cada una de sus decisiones políticas, sin embargo, parece no importarle con tal de seguir su narrativa populista que apunta a lograr ser exitoso con su agenda propia. Esta agenda está encaminada a lograr una Asamblea Constituyente, así como un mejor resultado en las elecciones regionales y municipales del 2022.

Las decisiones que viene tomando el señor Castillo evidencian que el actual Gobierno es capaz de dejar que pierda el Perú, con tal de que su proyecto populista gane. Esto se evidencia en la negativa a escuchar lo que el pueblo le reclama: “empleo”, así como en la lentitud en la toma de algunas decisiones vitales para la sostenibilidad de nuestro país.

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Hoy más que nunca necesitamos promover nuevas inversiones, pero sus acciones las ahuyentan: en lo que va del 2021, más de 15 mil millones de dólares se han ido del país. Requerimos con urgencia ampliar la base tributaria (75% de informalidad) e implementar una mejor gestión de la inversión pública, pero vemos cómo pretenden incrementar la ya elevada presión tributaria que soportan personas e instituciones formales.

Ante el continuo avance de los cultivos ilegales de la hoja de coca, inexplicablemente se opta por designar a Ricardo Soberón, abierto opositor de la erradicación de dicho cultivo como nuevo presidente de Devida, lo que se podría traducir en un aumento del narcotráfico y un mayor deterioro de las comunidades indígenas. Lamentablemente, nombrar a personas en cargos estratégicos para el país con dudosa reputación se ha vuelto ya una constante.

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Si tengo que definir en una frase estos 100 días sería el de una marcada incoherencia política, lo que está generando -poco a poco- una grave intolerancia de la población hacia el Gobierno, y razones no le faltan.

Producto del desgobierno, vemos cómo hoy los peruanos ya no apoyan del mismo modo al Ejecutivo.

Ipsos señaló en una encuesta del mes de octubre que el 70% de los peruanos cree que el presidente no sabe seleccionar a personas capaces para cargos importantes. En la misma encuesta un 64%consideró que el jefe de Estado no tiene capacidad de liderazgo.

Un buen líder es, sobre todo, coherente, y entiende que sus decisiones generan un gran impacto en su entorno, por ello, es consciente de ello.

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El presidente prometió gobernar para los más pobres, pero con sus acciones está logrando más bien aumentar el número de hogares pobres.

Señor Castillo, escuche, aún está a tiempo para encaminar al país hacia su desarrollo social y económico. Convoque a personas competentes y probas, que le permitan gobernar a favor del pueblo.

Fuente: Gestión