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A raíz de la limpieza del río Chili, se desarrollaron varias actividades relacionadas con la agroindustria, como la intervención favorable en la mejora de cultivos.

Arequipa logró mejor calidad de agua para el río Chili con la mina Cerro Verde. El eficaz programa pasó a beneficiar a todos los arequipeños, y el “Circulo virtuoso del agua”, fue el hilo conductor del desarrollo de la compañía.  “Tiene que ver con el desarrollo de las operaciones y de diversas actividades productivas como la industrial y agrícola que requieren uso del agua”, precisó Pablo Alcázar, gerente de Asuntos Públicos y Comunicaciones de Cerro Verde.

“La historia del “Win win” o “gana gana” arranca por el año 2003 cuando la empresa inició un programa extensivo de fomento de agua en la provincia. Arequipa tenía en ese momento unos 200 millones de metros cúbicos de un sistema regulado de represas, y en esa circunstancia hizo estudios, análisis técnicos y encuestas, que revelaron que el principal problema de la gente era el agua –se explica porque es una zona desértica-, después el empleo y la seguridad ciudadana.

“Construimos las represas, Pillones de 80 millones de metros cúbicos de embalse, la represa Bamputañe de 49 millones de metros cúbicos de embalse y la represa San José de Uzuña -no la construimos, la financiamos y la construyó el gobierno regional; con un esfuerzo adicional que hizo Egasa posteriormente, se llama la represa de Chalhuanca. Logramos duplicar la capacidad de agua que tiene Arequipa y estamos en 400 millones de metros cúbicos”, recordó Pablo Alcázar durante el “I Foro de Comités Comunitarios”, realizado en Lima.

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Resaltó que con esa infraestructura hídrica el agricultor de Arequipa puede tener un sistema bianual de regadío. Así, si un año no llueve, cuenta con un año más para acumular reservas.

Es así como por un lado la empresa pudo expandir sus operaciones y por el otro, entregarle a la ciudad de Arequipa –ciudad de un millón de habitantes- una nueva planta de tratamiento de agua potable, (la última fue de 1960).

“Hicimos esta intervención, construimos la planta, la operamos por un tiempo y la entregamos a SEDAPAR y hoy son 350 mil personas más con servicio de agua, eso no iba a ser posible sin la represa construida”.

Como parte de ese proceso la empresa levantó el sistema de redes para unir los conos norte y oeste, para completar el servicio. Mientras que los alcaldes y el gobierno central se comprometieron en construir una planta de aguas residuales.

El Chili era uno de los ríos más contaminados

Al pasar los años, Cerro Verde cuyos minerales son de baja ley, requirió ampliar sus operaciones para ser rentables y aplicó tecnología de punta para ser eficientes. Así, decide avanzar hacia su segunda expansión en el año 2012. Ello demandó agua y en lugar de tomarla, tras las inversiones ejecutadas en el sistema hídrico, deciden poner la mirada en el agua servida que era vertida al río Chili, uno de los más contaminados del Perú en ese momento, pues era el destino del 94% de los desagües de Arequipa.

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“Los alcaldes no habían hecho algo por el río, nosotros lo hicimos –nuevamente ‘win win’”, agrega.

Fue así que el equipo de profesionales de Cerro Verde decide tratar el agua servida proveniente de los desagües, destinar un metro cúbico para las operaciones mineras, y todo lo demás devolverlo al río para el uso que disponga la autoridad competente.

Alcázar resaltó que el mayor beneficio tras esa decisión fue tener el río limpio. “En el año 2013 el río Chili tenía un millón de coliformes fecales por cada 100 mililitros, cuando el máximo permisible de la norma peruana es 3,000”, dijo.

“Con esto regábamos nuestra cebolla, ajos y rábanos. En ese momento se calculaba que un arequipeño ingería medio kilo al año -500 gramos- de residuos fecales, que venían en los vegetales”, reveló.

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“Eso no es sostenible para la ciudad, el turismo, la gastronomía, ni para la agricultura”, acotó el experto tras señalar que intervinieron también el Ministerio de Vivienda, OEFA y otras entidades.

Impacto positivo en la Salud y el Agro

Tras un recuento del impacto positivo a la salud que tuvo ese trabajo, dijo que en el 2016 bajó notablemente la gastritis, parasitosis, y otro tipo de infecciones. Hoy el río tiene truchas y renacuajos, como muestra que se está recuperando la vida, muy rápido el cuerpo acuático aunque el piso aún está contaminado, y su descontaminación llevará un tiempo de unos cinco años. “Hemos firmado un convenio con la Universidad Católica de Santa María para un monitoreo económico, social y bioquímico, cuyos resultados serán entregados luego de tres años”, señaló.

Fue así que a raíz de la limpieza del río Chili, se desarrollaron varias actividades relacionadas con la agroindustria, como la intervención favorable en la mejora de cultivos, cambio de sistema de riego y parcelas demostrativas -con nuevos cultivos de exportación- porque de La Joya ya estaban devolviendo los productos exportados (por calidad). “Ahora tenemos cifras alentadoras del crecimiento, de la variación del volumen exportado y sobre todo de las utilidades de las parcelas”, concluyó.