El presidente y CEO de Antamina, Víctor Gobitz, afirma que la región Chile-Perú se muestra más madura en desarrollo minero que la República Democrática del Congo. Aunque, llena de fusiones y permisología, la demora reduce la oferta y le permite a la jurisdicción africana avanzar en su proyección de desplazar a Perú del segundo lugar como productor de cobre. Aquí la entrevista con ProActivo, realizada en el marco del Congreso Mundial del Cobre – CRU 2023.
¿Cuál es su opinión sobre todos los pronósticos y proyecciones que se han hecho en el CRU? ¿Y cómo marcha el Perú al respecto?
Quisiera destacar que la demanda del cobre se ha elevado como consecuencia que China ha abierto su mercado luego de superar la epidemia de la COVID. Eso es positivo. Sin embargo, un punto de atención que hay que tomar en cuenta es lo que también se ha dicho a través del CRU: el tema de la mayor demanda del cobre como consecuencia de los autos eléctricos. Inicialmente la proyección era 80 kilos por automóvil y esa cifra está a la baja por los propios cambios tecnológicos y ya se está hablando de entre 50 y 60 kilos por automóvil eléctrico.
Lo que hay que tener en cuenta es que es cierto que hay una demanda mayor del cobre hacia el futuro, pero también hay una tendencia a una mejor tecnología que va a reducir esa demanda. Está claro también que el mundo está sufriendo la dificultad de desarrollar nuevos proyectos. Y esas dificultades son consecuencia del esfuerzo de las empresas por hacer ofertas de integración y compras de otras empresas. Lo que se llama fusiones y adquisiciones, es otra tendencia como consecuencia de la dificultad.
En Chile, al igual que en Perú, se está discutiendo cómo acelerar los permisos y cómo darles predictibilidad. Cómo lograr de que los inversionistas, luego de un largo proceso de obtención de permisos, queden afianzados y que no se judicialicen.
En otro tema, escuchamos al CEO de Río Tinto cuando mencionó que la República Democrática del Congo ha crecido exponencialmente y ya su producción se puede acercar al segundo productor global de cobre. ¿Cómo le cae esto para la expectativa del gobierno peruano?
Sí, lo que dijo fue muy llamativo para los peruanos que durante muchos años hemos estado en la posición número 2 produciendo más de dos millones de toneladas de cobre al año. Este año, si logramos contener dificultades en Las Bambas, podríamos llegar a los 2.8 millones de toneladas.
Pero lo que nos dicen es cierto, la producción de cómo viene creciendo la República del Congo nos podría quitar la segunda posición. Lo que caracteriza a los yacimientos de cobre en el Congo es una alta ley. Con una dimensión más pequeña están consiguiendo un nivel de inversión muy importante en este balance oferta y demanda.
Por el lado de la demanda, cuidado, porque los autos eléctricos no van a demandar tanto cobre como se pensaba. El cambio tecnológico también va ahí. Y por el lado de la oferta, nosotros en esta región Chile- Perú, más maduros en el desarrollo minero que Congo, pero llenos de fusiones.
En el caso de Chile, es de mayores impuestos, pero algo que sufrimos ambos países es la permisología. En esa demora, en esa falta de credibilidad y de poner en valor, hay menor oferta.
Avanzan entonces otras jurisdicciones, en este caso el Congo. Esa es la llamada de atención general.
Ante esta situación, ¿Cuál sería la propuesta que va a llevar para las empresas peruanas y también para las autoridades como gremio?
En el caso de Perú tenemos varios desafíos. Uno de ellos es la permisología. Entiendo, porque hemos conversado con el ministro de Energía y Minas y las autoridades del Perú, que hay una preocupación. Son conscientes del tema e incluso quieren hablar de una reforma integral con ayuda del Banco Mundial.
Por ahora lo que se requiere es que las autoridades, que son los entes que evalúan y aprueban los instrumentos ambientales y los permisos, permanezcan en el tiempo. Y que a sus oficinas se les dote de mayores recursos humanos. Eso es lo primero y lo más urgente que hay que hacer.
Lo segundo, en el caso del Perú es el tema de la minería aurífera informal. Es un tema no menor. Se estima más de un millón de onzas bajo esa modalidad y al ser informal tiene un componente muy grande ilegal que destruye la institucionalidad. Acceden a insumos y venden la producción en un mercado no registrado. Creo que esos son los dos grandes temas que tiene el Perú.
Si agrego un tercero, es que, a diferencia de Chile, en el caso del Perú tenemos una robustez macroeconómica y no está en discusión mayores impuestos. Lo que está en discusión es cómo logramos que los fondos públicos existentes, se gasten mejor y logren realmente atacar el tema de fondo: reducir la pobreza, aportando a la población de servicios públicos de calidad tanto en educación, salud, transporte y seguridad ciudadana.
Se dijo también que el mundo demandará a Chile y Perú, que sean los aportantes del cobre que se necesita por razones como la solidez, experiencia, y todo un marco que los inversionistas ya conocen. Sin embargo, en el caso peruano ¿Cómo lograr ese espíritu colaborativo que todos los CEO han expresado en este CRU?
Lo que tenemos que lograr es el espacio de diálogo y de consenso sobre el desarrollo de la industria minera. En este caso de la industria del cobre, que es tan fundamental por el requerimiento del mundo, es hacerla coincidir con el desarrollo de nuestros territorios.
Tenemos un clúster de proyectos mineros en el norte, otro en el sur, y ambos deberían ser parte de una discusión y consenso de cómo desarrollar estos proyectos que van a traer empleo, que van a traer recursos fiscales, y traen mayor y mejor calidad de infraestructura logística.
Eso finalmente permitirá tener una mejor integración trasversal del país en beneficio de la población. Es ese consenso lo que tenemos que lograr a lo largo de un diálogo y debate.
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