fundición de cobre

(Foto: Reuters)

El precio del cobre registra un avance de más de 15% en lo que va del año, uno de los mejores rendimientos entre todas las categorías de activos. De esta manera, superó el nivel de US$ 4.0 por libra, su nivel más alto en casi diez años. “Luego de una brusca caída en los primeros meses de la pandemia, el cobre ha mantenido una tendencia alcista explicada principalmente por una recuperación significativa de la demanda —en especial de China— y por dificultades operativas de la producción cuprífera relacionadas con las medidas de control del COVID-19 en países clave”, asegura Luis Eduardo Falen, head de Macroeconomía de Inteligo SAB.

China y Estados Unidos son demandantes del 50% del cobre mundial. Según el FMI, el PBI de China crecería 8.0% este año, un rebote notable dado que fue uno de los pocos países que registró una tasa de crecimiento positiva en el 2020 (2.3%). El gobierno impulsará programas de inversiones en redes de telecomunicaciones 4G, transformación del transporte hacia vehículos eléctricos, generación eléctrica renovable, entre otros. En Estados Unidos, el plan de estímulo fiscal incluye inversiones en infraestructura a desarrollarse en los siguientes cuatro años y el presidente Joe Biden retomaría el proceso de transición hacia el uso de energías renovables, intensivas en uso de cobre.

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Desde el lado de la oferta, Chile y Perú abastecen el 40% de la oferta mundial. Si bien se espera que sus niveles se normalicen en el transcurso del 2021, es probable que esto se dé todavía en el transcurso del segundo semestre. A esto se suma el riesgo de tensiones socioeconómicas en las comunidades aledañas a las minas, derivadas de la crisis económica por las medidas de confinamiento, generando bloqueos en las cadenas de suministro y despacho de mineral. Las estimaciones apuntan a un alto déficit del metal, proyectado en 80,000 TM, niveles bajos que soportan los precios.

“Esto tendrá un impacto directo sobre la economía peruana”, afirma Falen. El economista explica, como referencia, que el Marco Macroeconómico Multianual del MEF —que proyecta un aumento anual de 22% en la recaudación y un déficit de 6.2% para el 2021— se hizo con un precio de US$ 2.7 por libra. Niveles promedios mayores a US$ 3.0 por libra significará un impulso a favor de la recaudación fiscal. “De esta manera, el elevado precio del cobre viene en un momento crítico y le da aire a las cuentas fiscales, aunque no da margen para caer en la complacencia”, precisa.

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Esta coyuntura también tendrá un impacto sobre la balanza comercial, que alcanzaría en el 2021 su máximo nivel nominal histórico. Si bien también hay un golpe negativo por el incremento del precio del petróleo, el balance final es positivo. “La recuperación de la producción y los mejores precios del cobre llevarán a un incremento en el valor de las exportaciones, con respecto al 2020, alrededor de US$ 8,500 millones. Por otro lado, el incremento de las importaciones de petróleo e insumos agrícolas demandaría alrededor de US$ 3,500 millones, siendo más favorable el impulso del cobre. Esto, sumado al incremento del resto de productos mineros, agroindustriales y pesqueros llevarán a que la balanza comercial supere los US$ 14,000 millones en el 2021, su mayor nivel histórico”, comenta Falen.

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El tipo de cambio ha alcanzado niveles máximos históricos a pesar del favorable precio del cobre, lo que, según Falen, se mantendría mientras persista la incertidumbre electoral y regulatoria. Históricamente, la correlación entre el precio del cobre y el tipo de cambio es negativa, salvo periodos electorales. “Esperamos que se alinee a sus fundamentos hacia el cierre del año, como sucedió en cuatro de los últimos cinco años electorales, gatillando así la apreciación del sol en la segunda parte del año”, dice el economista.

Fuente: Gestión