Mario Esparza Mantilla

ProActivo | El doctor Mario Esparza Mantilla, científico e investigador en microbiología ha liderado en la elaboración y ejecución de proyectos de investigación e innovación (I+D+i) en Alemania, Colombia, Chile, Ecuador, Brasil y Perú. En entrevista con ProActivo, despliega data, sobre la minería verde y cómo atender la urgencia para que el cobre esté al servicio público, en temas de salud y generación de empleo en Perú.

Por Mónica Belling.

¿En qué consiste la minería verde?

Es un enfoque en el que somos pioneros y lamentablemente no lo sabemos. Hicimos minería verde en Cusco, en Nazca, donde la ciencia valorizó nuestros recursos naturales en conexión con la naturaleza. Sin dañar al medio ambiente.

Mientras las actuales metodologías tienen un enfoque lineal, en el caso de la minería verde, generamos un enfoque circular, donde seguimos el encadenamiento de todo el proceso; sale al comercio, pero luego hay un retorno a la cadena de valor inicial.

La minería verde respeta el medio ambiente, cumple los Objetivos de Desarrollo Sostenible y genera mayor inclusión social. Hoy muchas empresas internacionales se suman por tener las condiciones de equidad de género, las normas de los Protocolos de Nagoya (biodiversidad) y el comercio justo.

¿Qué posibilidades tenemos de industrializar el cobre?

Muchísimas. Están la nanotecnología, la parte biomédica, instrumentos para bioseguridad, textiles, fabricación de pinturas y desinfectantes. Por ejemplo, ahora se necesitan para la pandemia. También para el área eléctrica o mecánica. 

Tenemos que hacer que el cobre genere empleo y mercado en el país y que nos permita, al menos en esta pandemia, tener respuestas para impactar directamente en la salud.

¿Cómo se puede utilizar el cobre para usos antimicrobianos?

Esto lo aprendí en Chile, en la pandemia H1N1, cuando hace 10 años comenzaron a posicionar el cobre en otras áreas, como la biomédica. Dijeron “tenemos que generar empresas e innovaciones para darle mayor valor agregado”. 

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Así se comenzó a probar el cobre en instalaciones biomédicas, en las que participé con Codelco en la parte experimental, en la facultad de medicina de la Universidad de Chile. Comenzamos a generar instrumentos para las UCI. Con ese uso, se vio claramente que el 99.9% de patógenos se minimizaba.

Chile y muchos países invierten cientos de millones de dólares, porque el personal médico o pacientes fallecen por infecciones dentro del hospital por virus o bacterias, que son totalmente controlables cuando se usa superficies de cobre.

Ahora, vas al aeropuerto de Santiago y te recibe el cobre. Lo mismo en los terrapuertos, y el tren de Santiago que están cobrizados. Igual ocurre en los puertos fronterizos, marítimos o terrestres.

En Chile, el cobre no solo está al servicio de las empresas que lo producen sino al servicio público.

Puedes ir a la tienda de la esquina y comprar mascarillas de cobre, jabones de cobre, o materiales de cobre para la belleza, basados en empresas chilenas. Muchas, ya están en el mercado internacional.

Ese es el modelo que yo creo debe seguir el Perú.

Vale recordar que nosotros tenemos una línea de más de 2 mil años en donde el cobre ha sido nuestra moneda tecnológica. Las culturas Nazca y Moche lo usaron en el tema biomédico.  

La industria mundial sabe de esta tecnología y se ha basado en nuestras culturas. No podemos quedar ajenos en lo que tuvimos liderazgo y gobernanza política – religiosa, en el uso del cobre para ayudar a nuestra población. Tenemos que retomarlo y posicionar a nuestra industria minera y de paso a la textil.

¿Cuáles son los desafíos para poder lograrlo?

Definitivamente un cambio político, como lo hizo Chile, que asumió que el cobre tenía que variar su diversidad de apuesta tecnológica en el PBI interno, basado en ciencia y tecnología. Eso genera empleo.

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Un desarrollo tecnológico en una empresa la convierte sostenible en el tiempo. Están Microsoft, Google, Apple, empresas de bases científicas y originan mucho PBI.

Nosotros (en Chile) generamos ciencia previamente (2 años), para que las universidades investiguen, prueben, validen y hagan la transferencia tecnológica. Así se crearon empresas con conexión a las industrias mineras u otras, que permitan su sostenibilidad y apuesta para generar empleo con nuevas tecnologías, en ese ecosistema de triple hélice (universidad-empresa-gobierno).

En Perú tenemos capacidades, la infraestructura académica es muy buena, pero nos falta liderazgo y el cambio de la política de las universidades y del Consejo de Ciencia y Tecnología (Concytec), para agregar el valor agregado a nuestros recursos naturales.

¿Requerimos de 15 mil científicos para desarrollar esa tarea?

Serían 15 mil innovadores. Actualmente Perú tiene registrados por Concytec, un promedio de 5 mil científicos, Chile tiene 40 mil. La producción científica en Chile, nos lleva una ventaja de 15 años o más.

Necesitamos que el científico no esté en su oficina, si no solucionando problemas en el terreno, con la industria y la sociedad.

Aquí el perfil de un científico es de un profesor con su notebook y pizarra. Muy pocos hacen ciencia en el terreno, sacando soluciones en medio ambiente, minería y salud.

Perú, para crecer, necesita de científicos en el campo y que den soluciones, como dice la ley universitaria 30220. A Sunedu le falta más empuje porque la sociedad espera respuestas rápidas, que no sean tardías, como ejemplo con las vacunas.

¿Estamos en condiciones de tener más gente dedicada a la ciencia, innovación y tecnología?

La verdad es que constituimos una política sin valores ni principios. Ahí hubo un craso error, pensando que hacer economía o desarrollo es simplemente adoptar fórmulas de otros países. Nuestro sistema educativo -primaria, secundaria, educación superior- rompió la mesa (el núcleo familiar).

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Los padres, desde temprana edad tienen que enseñar a los niños a saber responder a los problemas familiares o de la sociedad.

La consecuencia es que ahora tenemos los políticos que vemos, sin competencias para resolver sus propios problemas y ¿cómo podrían hacerlo a nivel macro?

Hay que cambiar, darle más énfasis a nuestros niños o jóvenes para ver un Perú construido en una o dos décadas, basados en un cambio de modelo académico a todo nivel.

¿Necesitamos grandes inversiones para lograrlo?

Perdimos el rumbo y los principios. Tenemos recursos naturales, pero estamos autodestruyéndonos, porque nuestros valores se perdieron. Por ejemplo, ya no hay el valor de la vida, pensamos ahora en la economía.

Antes teníamos una sociedad con más valores, hemos sido más solidarios. La sociedad tiene que avanzar en forma integrada, donde la economía, la política y la educación estén basadas en principios y valores. Fortalecida desde un eje académico en las escuelas y en las familias. Es la única forma para salir adelante.

Por más presidentes buenos científicos o buenos empresarios, no funciona. Necesitamos buenas personas, y ese eje lo perdimos.

El cobre siempre ha estado ligado a su vida

Soy de Moche y seguimos a nuestro Apapäk, que es nuestro maestro y guía espiritual que nos da sabiduría.

Si el Señor de Sipán estuviera aquí, sería uno de los líderes más importantes. Él usaba mascarillas y guantes de cobre. Es parte de la historia y ahora la ciencia lo valida.

Es importante mencionarlo porque es un líder que transmite tecnología. En Perú, había ciencia que los líderes transmitían a su pueblo.