(Foto: gcaptain.com)

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Por Patricia Cánepa

Acabo de regresar de una entrevista intimidante. Lejos de hacerme sentir bien, el entrevistador con la justas sonrió y, a pesar de mis mejores intenciones, daba la sensación de que prefería estar en otro lado. ¿Qué hacer en estos casos?

Lo vuelvo a repetir: en entrevistas no hay nada dicho. Te van a tocar buenos entrevistadores y otros no tan buenos. Eso no lo puedes controlar, pero lo que sí puedes controlar es tu preparación, tus respuestas y tu actitud.

A veces los entrevistadores se desesperan con quienes no se han preparado para la entrevista. Entrevistan a muchas personas y pueden haber tenido un día difícil. No es bueno llevarse una mala impresión del entrevistador, pero dale el beneficio de la duda para no sentirte mal. Uno nunca sabe qué problemas puede haber tenido.

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¿Te has preguntado si podría tratarse de una entrevista a presión? Puede suceder en cargos donde hay una continua presión y descartan con base en ello. Afortunadamente no son comunes. Pero en ellas el entrevistador puede:

  • Guardar silencio. Saluda y espera prudentemente unos minutos y luego pide permiso para presentarte.
  • Mostrarse muy serio. Guarda siempre una sonrisa al responder.
  • Apagar el aire en verano. Lleva un pañuelo y pregunta si sería posible prender el aire.
  • Ponerte una silla más baja que la de él. Pide unos segundos para intentar subirla y estar más cómodo.  Si no funciona, déjalo ahí, no querrás pelearte con la silla.
  • Hacerte esperar más de la cuenta. Después de media hora, pregunta a la asistente cómo van con los tiempos y después de un tiempo prudencial pide reprogramar la reunión.
  • Generar una discusión.  No pises el palito, escúchalo y mantén tus respuestas positivas y sustentadas.  “Qué interesante… mi punto de vista va más por este lado por este u otro motivo”.
  • Pedirte que critiques la respuesta de algún colega en una entrevista grupal. Trata de enfocarte en lo positivo de la respuesta y explica que, si tendrías que criticar algo, podría ser tal o cual cosa, sustentando tu respuesta.
  • Preguntarte a quién sacarías del proceso, en una entrevista grupal.Dale la vuelta. “Más que pensar en quién sacaría, pensaría en quiénes me gustan” y susténtalo…. Si insisten, habla netamente del perfil del puesto y quién, con base en sus respuestas, consideras que es bueno pero que se podría alejar más del perfil, por este u otro motivo.
  • Preguntarte qué harías en una difícil situación hipotética. Usa tu criterio común aludiendo a los valores y principios de la empresa, de ser necesario.
  • Hacerte otras preguntas difíciles típicas.

Regresando a los tres puntos iniciales:

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1.  Tu preparación.   Además de la entrevista rigurosa propia de una entrevista, investiga bien a la persona con quien te vas a entrevistar, no sólo en Linkedin, si no especialmente a través de tu red de contactos; así te podrás mentalizar sobre el tipo de persona y su estilo. Investiga a la empresa a través de tus contactos para saber qué tipo de entrevistas suelen dar.  Vaya a ser que se realizan entrevistas bajo presión, cuyo objetivo puede ser intimidar para ver, precisamente, cómo reaccionas.

2.  Tus respuestas. Prepárate para conocer los diferentes estilos de comunicación para que puedas adaptar tu estilo al del entrevistador. Si es una persona muy ordenada y racional, da respuestas detalladas, habla paso por paso, con un claro inicio y fin. Si se trata más bien de alguien muy activo, anda al grano en tus respuestas, y sólo elabora si te lo pide, de lo contrario lo podrías aburrir. Si ves que es una persona más bien sensible, enfoca tus respuestas en su impacto en las personas, en el talento humano. Si es más bien una persona soñadora, háblale en términos de largo plazo, menciona lecturas, ideas, habla de la innovación, de la sostenibilidad. Esto es adicional a tener siempre respuestas preparadas y cuantificadas, y no salirte por la tangente.

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3.  Tu actitud. Mantén la calma, imagínate que se trata de una entrevista bajo presión donde están midiendo cómo reaccionas. Querrás mostrarte en control y optimista. Piensa en lo divertido que puede ser enfrentarte a un entrevistador difícil, que te va a retar. Mira la situación como una oportunidad para darle la vuelta.  Trata de dejar la mejor impresión de ti. Desde el inicio de la entrevista, sonríe y cuida las formas, haz preguntas interesantes. En tu preparación, busca algo que puedas tener en común con el entrevistador y úsalo para romper el hielo.

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