Víctor Gobitz

Por: Ing. Víctor Gobitz, presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú

Luego de dos meses de paralización, el gobierno dispuso iniciar la reactivación económica del país en cuatro fases. En el caso de la industria minera, la lógica fue empezar por la gran minería, que cuenta con una mayor productividad e impacto económico. Y además es intensiva en capital, es decir, requiere de menos recursos humanos.

En esta fase 1 -que inició en mayo- también se consideró el reinicio de los proyectos mineros en construcción que se venían desarrollando antes de la cuarentena, entre estos Mina Justa, ubicado en Ica, que contempla una inversión de 1,600 millones de dólares.

Justamente esta semana se dio a conocer que Mina Justa ya presentó la solicitud del reinicio de obras ante el Minem, lo cual nos llena de optimismo, pues se trata de un emprendimiento que permitirá incrementar nuestra producción de cobre. Se espera que Quellaveco y Ampliación Toromocho hagan lo mismo en los próximos días.

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Esta reactivación en cuatro fases dará lugar a que recién en el tercer trimestre, nuestra minería pueda recuperar su plena producción. Cabe destacar, que en muchas operaciones, la exploración será una necesidad para poder mejorar los volúmenes de explotación y reponer sus reservas.

A diferencia de otras industrias -como la aeronáutica o el turismo- que se vieron seriamente afectadas con la pandemia del Covid-19, en el caso de la industria minera, aún existe una demanda y podremos continuar con las exportaciones, lo cual es importante para el país porque nos permitirá seguir generando divisas en medio de esta coyuntura.

Una de las ventajas del Perú es que nuestra industria minera, basada principalmente en la producción de cobre, está muy consolidada. Son menos de 10 empresas mineras las que producen aproximadamente el 80% de este metal, considerado nuestro producto de bandera en exportación.

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Estas empresas mineras aún pueden operar y mantener su producción de cobre, más allá del descenso del precio de este metal, que bordea los US$ 5,300 por tonelada, unos US$ 700 menos que antes de la crisis. A las minas de oro y plata les va mejor, pues los precios han aumentado en este panorama de incertidumbre.

Sin embargo, debemos anotar que sería importante acortar los tiempos de duración de las fases de reinicio, considerando desde luego, no solo la experiencia ganada por el sector minero en los últimos 70 días, sino también el fuerte impacto en el empleo que se produce en la mediana y pequeña minería, así como en la minería artesanal.

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Desde el gremio minero, esperamos que el gobierno tome en cuenta estas apreciaciones y brinde el respaldo necesario a esta importante industria, cuyo aporte es fundamental para la recuperación de nuestra economía.

Fuente: IIMP