Por Pedro Gamio (*)

Según cifras brindadas por DIGESA, en el Perú urbano el transporte es el principal causante de emisiones de dióxido de carbono – CO2 (31% del total nacional), dióxido de nitrógeno – NO2 (76% del total nacional) y monóxido de carbono – CO (70% del total nacional).

Por otro lado, ProTransporte, revela que el 86% de los contaminantes atmosféricos en Lima son aportados por los vehículos.

Asimismo, sobre salud, el Ministerio de Salud, reveló que se presentaron 800 mil casos de infecciones respiratorias agudas en Lima y Callao debido a la concentración de partículas sólidas en el aire y fragmentos contaminantes emitidos por el combustible de los vehículos.

Pero el asunto no queda allí, para el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la atención de estos casos y el conjunto de los problemas de contaminación demandan un costo social que llega al 3,5% del PBI nacional. Esto compromete casi el íntegro del presupuesto de salud.

Nuestro país cuenta con una Política Energética Nacional del Perú 2010-2040 (aprobada por D.S. 064-2010-EM), que contempla desarrollar la industria del gas natural y su uso en actividades de transporte terrestre, así como la Ley N° 29969 que impulsa la masificación del gas natural, como objetivo nacional.

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Reducir el consumo de hidrocarburos líquidos, parte importante de ellos importados, como el diesel que tiene todavía alto contenido de azufre, es para el país un objetivo estratégico. Tenemos una ventaja como país que debemos aprovechar, tener un combustible más limpio y económico: el gas natural.

El Gas Natural Vehicular (GNV) es un recurso energético que el país produce y utiliza poco en el transporte. Es menos contaminante y contribuye a la reducción del efecto invernadero; además, puede ayudar significativamente a la seguridad energética del país.

UN MILLÓN DE AUTOS

El parque automotor de Lima y Callao que supera el millón de autos, representa al 63% del parque total del Perú, a la fecha sólo 153,000 vehículos se encuentran convertidos a GNV; entre vehículos privados y taxis. Es evidente que falta mucho camino por andar en este objetivo país.

Por ello es importante aplicar el bono del chatarreo, normado vigente desde el 2008, pero no implementado en su real dimensión hasta la fecha. La norma busca renovar la flota vehicular chatarreando vehículos viejos e ineficientes, con la cuota inicial para adquirir un vehículo nuevo a gas o GNV. Para el Estado no es un gasto, es una inversión porque se reducen gastos en salud pública, al reducir los niveles de contaminación urbana.

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En la actualidad solo la Municipalidad de Lima ejecuta con sus limitados recursos un programa de unos 6 millones de dólares para unidades de transporte público. En verdad, se necesitan no menos de 50 millones anuales.

Pero existen otros componentes de la estrategia de masificación, por ejemplo, tratar de bajar las tasas actuales de interés del crédito para el GNV, ya no es un negocio de riesgo, como al principio. Asimismo el sistema de pago no puede llegar al 80% del consumo diario, esto es un exceso. Más aún con la subida del precio del gas para transporte.

EL INCREMENTO FUE UN ERROR

Se cometió un error con el incremento del precio del GNV en boca de pozo, de 0.80 centavos de dólar a 3.18. Es decir 397.50%. El precio del productor es alrededor un tercio del precio final, como consecuencia bajaron notablemente las conversiones y se redujo el ingreso de los taxistas.

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El GNV representa un 4% del total del gas producido, no es significativo en la economía del productor, pero de todas maneras el gobierno nacional puede negociar, de forma transparente, para que dicho incremento se traslade al precio del gas para uso eléctrico y así lograr mantener el precio promocional en un sector donde todavía el avance es poco, como el transporte.

Además, no olvidemos que en la actualidad el 45% de la generación eléctrica usa gas, y que ya no debe seguir aumentando, porque debemos desarrollar más proyectos de energías renovables y no concentrar toda la generación en un recurso que siempre será limitado. Ya se demostró que los ductos nos hacen ser muy vulnerables.

Los vehículos de servicio de taxi que usan gasolina son los más factibles de usar gas natural, debido a que el costo de conversión del vehículo no es muy alto y dicha inversión se recupera pronto mientras más kilómetros se recorran diariamente. Hagamos política de estado, que permita diversificar nuestra matriz energética en el transporte y ganar competitividad y sostenibilidad.

(*) Ex Viceministro de Energía