Roberto Maldonado

Roberto Maldonado, primer vicepresidente IIMP. 

En la última edición de Rumbo a PERUMIN, Kallpa SAB señaló que entre el 2011 y 2015 las compañías mineras invirtieron en el Perú US$ 35,000 millones, lo que permitió que la producción nacional de cobre se incremente de 1.2 millones de toneladas finas a 2.5 millones.

La pregunta es: ¿Cómo se logró esto? Pues bien, todo se inició un lustro atrás; es decir, del 2006 al 2011 cuando ocurrió un ciclo de precios altos, situación que permitió a las empresas hacer caja con visión de largo plazo. Esto nos de muestra que las compañías mineras están enfocadas en invertir en proyectos y reinvertir sus utilidades en beneficio de la minería y su contribución al desarrollo del Perú.

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Pero el crecimiento de la industria minera y sus beneficios no es solo consecuencia de una decisión parcial o vertical por parte de las empresas, por el contrario, se trata de un segundo escalón en todo este camino de progreso y desarrollo económico.

Además, somos conscientes que siempre deben darse cambios, especialmente en un mundo globalizado, sin embargo, estos no pueden ser radica les, ni buscando réditos políticos y me nos darse sin un ambiente de diálogo.

Por ello, es necesario que el primer peldaño asegure una estabilidad política, económica y social, que es la que ofrece cada Estado; y debe entenderse como Estado a las autoridades centra les, regionales y a los ciudadanos.

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En esa línea hay que destacar la de cisión política del Ministerio de Energía y Minas de financiar proyectos de obras públicas con el propósito de dinamizar la economía y ayudar a cerrar brechas en las localidades beneficiadas por las actividades mineras y petroleras.

Tenemos que seguir generando este tipo de acciones y, en ese sentido, el sector privado –puntualmente las compañías mineras– siempre han manifestado su posición de brindar apoyo, no solo económico, sino también con asistencia técnica.

De esta manera, ahora que estamos frente a otro súper ciclo de precios, no debemos permitir que las diferencias ideológicas nos conduzcan a dejar pasar esta nueva oportunidad de incrementar nuestra producción cuprífera; de seguir siendo una plaza atractiva para las inversiones formales, responsables y transparentes, y en consecuencia ayudar a que más peruanos salgan de la pobreza extrema.