Álvaro Ríos Roca

OPINIÓN
Álvaro Ríos Roca
Socio director de Gas Energy

En diciembre de 2013 se aprueba la reforma energética en México y se toman definiciones importantes sobre Petroperú en Perú. Analicemos y comparemos las mismas con otros procesos y señalemos claras tendencias regionales.

Se reproduce el modelo Colombia y Brasil, donde se crean agencias para el manejo de áreas con hidrocarburos y las empresas estatales se consolidan como actores importantes de la cadena, pero se las fuerza a tornarse tecnológicas, eficientes, con autonomía de gestión, ser competitivas, corporativas y blindarlas al máximo del poder político. Lo anterior a través de mecanismos como directores independientes, capitalizaciones bursátiles o permitir que se asocien al capital internacional en toda la cadena.

La reforma actual en México incluye cambios profundos para permitir que el sector internacional acceda a contratos de exploración y explotación directos con el Estado o asociada a empresas estatales como Pemex, pero no bajo la tutoría de esta última. La Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) fue creada al estilo ANH (Colombia) o ANP (Brasil), encargada de administrar áreas y donde Pemex queda como un importante jugador más, especialmente en la exploración y explotación.

Este proceso de apertura, a contramano de lo que aconteció en Argentina, Perú y Bolivia, es que Pemex seleccionará y la CNH le asignará importantes yacimientos productivos y áreas en cuencas tradicionales. Otras áreas quedarán para licitarlas al sector internacional en diferentes tipos de contratos. También se blinda a Pemex del poder político con la inclusión de directores estatales e independientes y la retirada del sindicato de su directorio. Entendemos que no se permite la capitalización bursátil de Pemex al estilo Ecopetrol o Petrobras.

Perú hace dos décadas reestructuró el sector con miras a captar capital internacional y sobre todo aumentar reservas y producción. Los resultados nos muestran éxitos rotundos en materia de reservas y producción de gas natural pero no así en reservas y producción de petróleo (de 126,000 Bbl/día a casi 63,000 Bbl/día en cerca 20 años).

En Perú, se creó Perupetro al estilo de ANH y ANP y ahora CNH. Sin embargo, la empresa estatal Petroperú fue obligada a retirarse de la exploración y producción y quedarse con activos de transporte, refinación y comercialización, contrariamente a lo que aconteció en Colombia, Brasil y ahora en México. A nuestro modesto entender, una empresa petrolera, privada o pública, debe tener activos en upstream. Subsistir o consolidarse con solo el downstream es bastante complicado.

Por años se había mantenido a Petroperú en un estado de limbo y finalmente en diciembre 2013 se aprobó una Ley que permite su capitalización bursátil hasta el 49%, lo que incluye contar en el futuro con directores independientes y se le da respaldo financiero para modernizar la refinería de Talara.

Sin embargo, creemos que el proceso podía dar un paso más y se le debe asignar algunas áreas para exploración y explotación que estén por revertirse al Estado, y mejor si las mismas cuentan con producción o están en áreas tradicionales al estilo Colombia, Brasil y ahora México. Así Petroperú podrá buscar los socios que más le convenga. Shakespeare manifestaría “To be or not to be Petroperú”.

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