Rómulo Mucho

ProActivo | El exviceministro de Minas, Rómulo Mucho, en momentos de conflicto en Espinar, recuerda sus encuentros con la mina Tintaya desde que era un proyecto, incluso cuando tuvo que participar como alto funcionario en momentos críticos para la reconciliación entre la empresa y las comunidades.

A continuación sus palabras.

Después de haber terminado mi entrenamiento en Europa con la Beca ATLAS COPCO, tuve la oportunidad de pasar por una pequeña mina subterránea mecanizada, antes ya me había entrenado en la mina Toquepala. En 1982 llegué al proyecto Tintaya, cuando se daba inicio a su construcción a cargo de Empresa Minera Especial Tintaya S. A., una empresa estatal constituida para este propósito.

Trabajé hasta mediados del año 1985 cuando ya había empezado la producción de la mina. Guardo un grato aprendizaje porque fue una experiencia maravillosa vivir y participar en el proceso de apertura de una mina a tajo abierto. Tuve algunos desencuentros con la jefatura de la mina de aquel entonces, y al no existir condiciones para mi permanencia, opté por retirarme de la mina, este retiro lo consideré siempre injusto de una mina que empezaba y que podría significar una excelente posibilidad de realización profesional en mi futuro. Pero, estaba seguro de mis competencias y en ese momento comenté con algunos colegas de aquel entonces que, un día regresaría en helicóptero a la mina.

Dos décadas después, un 26 de mayo del 2005 había estallado una semana antes un conflicto social violento entre las comunidades y la empresa minera, en ese momento, BHP Billiton Tintaya. Había sido nombrado Viceministro de Minas, luego de ocupar la presidencia del Instituto Geológico Minero y Metalúrgico. Era la prueba de fuego para estrenar el cargo y demostrar que se podía resolver el conflicto.

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En esas circunstancias, coordinamos con el ministro de entonces, con la PCM y organizamos una Comisión de Alto Nivel con funcionarios especialistas en gestión social del ministerio para viajar al Cusco y desde allí abordamos el helicóptero que nos trasladó a Espinar… Se había cumplido mi promesa de retorno, después de casi 20 años.

Una vez en Espinar, establecimos los canales de reunión y diálogo con los dirigentes de las organizaciones sociales que encabezaban el reclamo.

Hice mi ingreso a la Plaza de Armas donde estaba toda la población rural y urbana concentrada exigiendo al gobierno la solución del conflicto, allí establecimos el diálogo con el pueblo y se tranquilizó a la población y a sus dirigentes. Es otra experiencia valiosa que guardo sobre el valor del diálogo directo, franco y sincero.

Convenio Marco, detalles

Sobre el Convenio Marco, debo decir que he seguido de cerca la gestión y desarrollo de este instrumento nuevo que abría un nuevo capítulo de relacionamiento de una empresa minera con sus comunidades sin la participación del Estado –aunque al final esto era una de las debilidades del acuerdo- un esfuerzo conjunto entre la empresa y las comunidades, fue considerado un acuerdo inédito e histórico en la minería peruana.

En el Convenio Marco, la empresa reconocía un aporte voluntario del 3% de las utilidades por año, a un fondo social y si no había utilidades por cualquier razón, un monto fijo de US$ 1.5 millones. Este aporte poco a poco se fue incrementado hasta constituir un fondo importante para ejecutar obras para el desarrollo de Espinar y sus comunidades.

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El diálogo con el pueblo de Espinar en pleno conflicto social representa otra de mis mejores experiencias en mi vida profesional, establecimos los compromisos que se debían atender, convocamos a los diferentes ministerios que tienen  directa responsabilidad en llevar el desarrollo a la provincia de Espinar, como el MINSA, MINAGRI, EDUCACIÓN, TRANSPORTES, MINEM (al que yo representaba), la empresa minera, el gobierno regional y gobiernos locales.

Además, contamos con la participación de la Iglesia Católica, organizaciones locales y campesinas, y las ONG: OXFAM, Conacami y Cooperaccion.

Después de largas jornadas de reuniones y diálogos se arribaron a compromisos que posteriormente muchos de ellos se han cumplido. Creo fue una experiencia de cómo un conflicto se puede convertir en una oportunidad cuando convergen intereses comunes. Acompañé a este proceso hasta el 28 de julio del 2006, fecha en que hubo el cambio de gobierno.

¿Dineros de Convenio Marco para la pandemia?

Sabemos que existen conflictos permanentes en distintas regiones del país, las comunidades tienen derecho a exigir desarrollo y mejores condiciones de vida frente a una inversión que llega para aprovechar los recursos naturales, pero eso tiene que estar enmarcado dentro de la legalidad, la justicia, la razón y el sentido común; la respuesta del Estado en su calidad de mediador y actor del desarrollo tiene que estar presente en todo momento, la empresa también tiene que reconocer si no ha cumplido algún compromiso establecido y subsanar en un tiempo cercano posible.

Respecto al actual pedido de las organizaciones de utilizar un monto del Convenio Marco para repartir a la población durante esta pandemia, me permito expresar que no existe en ningún punto de dicho documento (Convenio Marco) que indique que se disponga dinero para repartir en la población.

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El uso de este fondo es exclusivamente para ejecutar obras en las comunidades que pueden ser fundamentalmente; canales de riego, mejoramiento de pastos, mejoramiento genético de ganado, cobertizos, pequeños reservorios, alguna innovación con los productos existentes en la zona, todo lo que necesita un campesino para elevar la productividad en sus cultivos, o en la crianza de ganado y camélidos, para mejorar sus ingresos económicos.

Hoy existen muchas lecciones aprendidas. Volviendo al tema, no me corresponde decidir si procede o no el pedido, para eso existe un Comité de gestión, donde están todos representados. Sabemos que el Estado ha dispuesto de sus ahorros para otorgar subsidios a la población del campo, aparte de la atención oportuna y voluntaria de la empresa minera con canastas de alimentos, suministros médicos, en algunos casos con equipos de desinfección durante la pandemia del COVID-19.

Lo que necesitan el pueblo, las comunidades urbanas y rurales son; educación, salud y alimentación. Estas tres cosas no pueden fallar, luego los servicios públicos como el agua potable y saneamiento, energía y conectividad, como los instrumentos y condiciones para el desarrollo humano.

Siempre sostengo que el alimento más profundo del desarrollo es la educación, tengo un lema “La educación nos da la libertad, pero una educación de calidad nos transforma la vida”, la educación nos permite discernir que es bueno y que es malo, que nos conviene y que no nos conviene. Es decir, cuál es el costo-beneficio de cualquier acción que hagamos.