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Este año, el metal áureo puede entregar rendimientos de 20% o 30%, dice Roberto A. Ruarte; el oro podría haber alcanzado su piso definitivo en 2014, augurando mejores ganancias este año.

Por: Roberto A. Ruarte*

CIUDAD DE MÉXICO (CNNExpansión) — En artículos previos publicamos la inminencia de una corrección en el mercado accionario estadounidense, además de que una caída del 10% al 15% para lo que resta de la primavera y parte del verano está a la vuelta de la esquina. En este contexto, ¿qué debe hacer el inversor para cubrirse ante una potencial caída o qué activo se ve con buen potencial?

Creemos que hay una interesante oportunidad en el oro. Estamos lejos de sus mejores momentos, que se alcanzaron en niveles de 1,920 dólares la onza en noviembre de 2011. En ese momento el oro captaba la atención de todos los inversores (vale recordar el récord de compra de monedas de oro mexicanas y sudafricanas, además de rumores de todo como el que los cajeros en Europa podrían expender monedas de oro en lugar de billetes. También quedaron lejos la fama de oráculo de Paulson, el manejador de fondos que más agresivamente apostó por el oro en 2010 y 2011 y que otorgó grandes ganancias a sus inversores.

La psicología de masas es lo que maneja la tendencia en las cotizaciones de los diferentes activos, esta psicología pasa de la euforia a la depresión: de amar a un activo, acción o bolsa, a defenestrarla. Mi primer acercamiento al oro fue precisamente en mis inicios de analista de mercados, en 1984. El oro en la década del 70 había sido la estrella junto con la plata, produciéndose una meteórica subida que llevo los precios a 900 dólares la onza al finalizar el año 1980. Por su parte, la plata creció desde niveles de 5 dólares en 1978 a 50 dólares a finales de 1980 luego del episodio de los hermanos Hunt.

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Todo analista debía seguir los metales preciosos que habían demostrado meteóricas ganancias desde 1974 a 1980. La psicología positiva a los metales se mantuvo muchos años, necesitaron pasar 21 años a los pisos del año 2001 justo con la caída de las Torres Gemelas,  para que el oro diera fin a un mercado bajista largo y tedioso, donde pasó de 900 dólares a 220 dólares la onza. Así, el oro pasó a ser un activo inútil e innecesario a comienzos de este siglo; en 2000 y 2001, luego de 21 años de caída, ya nadie creía en él.

El oro desde 220 dólares volvió a superar los máximos de 1980 recién en el año 2006, cuando vimos niveles de 1,000 dólares la onza. El oro necesitó 26 años para recuperar el valor de 1980 en términos nominales sin ajustar por inflación, pasando de ser un activo inútil a captar la atención de los inversores.

Los analistas ponderaron al metal dorado que servía para todo,  ya sea para refugio para caída de la bolsa en el año 2008 y refugio contra las presiones inflacionarias. Cualquier excusa era válida para tener crecientes tenencias de oro en las carteras. Así fue que llevamos a niveles máximos de 1,920 dólares la onza a finales del año 2011, con pronósticos lineales de muchos observadores que hablaban de un oro en 2,500 o 3,000 dólares por onza. La psicología de masas pasó de la depresión en los pisos de 220 dólares a la euforia a finales del 2011.

El mercado sanciona consensos. si uno tomara dos indicadores de sentimiento como el “daily sentiment index” -que refleja la opinión de los pequeños especuladores- y el “bullish consensus” -que hace encuestas a operadores y profesionales-, nos daremos cabal cuenta de esto.

En los pisos del oro en 2001, menos del 10% de los especuladores veían el metal hacia arriba y el 90% lo veía para abajo. Esta psicología mutó para llegar al año 2011, cuando 95% veía el oro subiendo arriba de 1,920 dólares con pronósticos de 2,500 y 4,000 dólares.

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La caída se encargó de limpiar el optimismo. El oro pasó de 1,920 dólares con el 95% de optimismo a 1,130 dólares a finales de 2014. En este nivel el optimismo bajó al 5%.

¿Cuál es la explicación? Un gran componente de los mercados son los especuladores y con un 95% de especuladores cortos o vendidos en oro, el metal se quedó sin participantes que siguieran apostando a su caída. El oro frenó su debacle y empezó a subir, por lo que los especuladores salieron a comprar forzadamente para cerrar sus posiciones vendidas; ese fue el piso del oro. Desde allí, subió a 1,306 dólares la onza en enero de este año, lo que hizo mutar nuevamente el consenso poniendo a los especuladores mayoritariamente positivos.

Lo interesante de este ejercicio es que luego del techo de 1,306 dólares, tuvimos una caída que creemos que terminó en 1,142 dólares la onza. En ese momento, el consenso alcista estaba en un nivel bajísimo de 5%. Nuevamente el resultado fue el valle del oro y recuperación hacia los niveles actuales de 1,200 dólares la onza.

Creemos que el avance desde 1,142 de los pisos de marzo de este año  no terminó en los máximos de 1,224 dólares vistos la semana pasada. Favorecemos un avance arriba de 1,306 dólares la onza hacia los 1,500 o 1,530 dólares.

El oro debe recortar al menos la mitad de las pérdidas desde los 1,920 dólares de 2011 a 1,130 de fines del 2014, y posiblemente el ratio de oro de Fibonacci del 0.618, que indica un objetivo arriba de 1,600 dólares la onza contra los 1,200 dólares actuales.

Si nuestro análisis es correcto, el oro en algún momento de este año puede entregarnos rendimientos de 20% o 30%, y posiblemente muchos mayores. En efecto si nos guiamos por los números mágicos de Fibonacci, en los pisos de 1,130 de 2014 se cumplieron una armonía perfecta de Fibonacci.

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3 años Fibonacci de los techos de 2011, 5 años de los pisos de 2009, 8 años de los pisos y techos de 2006, 13 años de los pisos históricos de 2001, 21 años del piso y rebote de 1993 y 34 años del techo histórico de 1980.

Esta armonía de Fibonacci es la que indica que el piso o valle del oro pudo ser definitivo en el 2014. Si esto fuera así el oro este año y el siguiente podría ir arriba de los máximos de 1,920 dólares, otorgando nuevamente rendimientos como en 2009, 2010 y 2011. Esto seguramente redundará en que los alicaídos fondos que maneja Paulson direccionados al oro se vuelvan a poner de moda.

El instrumento para operar el oro en México es GLD, es un seguidor, el de la plata es el SLV ambos cotizan en el SIC, esta perspectiva positiva para el oro seguramente producirá fuertes subidas en las acciones mineras, el ETF que aglutina a las acciones mineras es el GDX, y existen varias acciones mineras que cotizan en el SIC del mercado mexicana una de las más conocidas Barrick Gold que es ABX , que deben resultar beneficiarias de la subida de los metales preciosos si nuestro análisis prueba ser correcto. El soporte del oro debe estar en 1,130-1,150 dólares y debe mantenerse mientras que la superación de los 1,224 puntos creemos que activará el movimiento hacia los 1,306 de enero y hacia los objetivos anuales de 1,530 o posiblemente 1,600 dólares y quién dice en los próximos dos años arriba de los máximos históricos de 1,920 dólares la onza. Veremos.

*El autor es director/editor de RuarteReports y analista de Infosel. @RuarteReportsfacebook.com/ruartereport