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El desplome de las bolsas de Shanghai y Shenzhen ha despertado temores sobre si golpeará el crecimiento de China. ¿La inestabilidad financiera pone en peligro a la economía real de China?

Los mercados de China finalmente tuvieron un respiro tras la fuerte caída de las últimas semanas. La bolsa de Hong Kong subió 3.73% y la de Shanghái subió 5.76%, tras caer casi 30% desde mediados de junio. Ello sucedió luego de que el gobierno implementara medidas para frenar la caída.

Recientemente, el gobierno prohibió que los accionistas mayoritarios –con más de 5%– de las empresas listadas vendieran acciones por los próximos seis meses. “Eso ha frenado un poco este pánico que hay en el mercado chino”, indica Marco Contreras, analista senior de Kallpa SAB. Previamente, el gobierno ya había aplicado otras medidas, como la flexibilización de las reglas demargin loans (préstamos que los brokers de las bolsas realizaban a los inversionistas para que compraran acciones) y la suspensión de la negociación de más de la mitad de las acciones listadas en la bolsa de Shangái y Shenzhen. Aunque estas medidas parecen haber controlado “de cierta manera” la caída, la bolsa podría regresar a su estado de volatilidad [y caer nuevamente] a mediano o largo plazo porque “no se ha resuelto el problema de fondo”.

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Si las caídas en las bolsas se retoman, ¿cuáles son las posibilidades de contagio a la economía real y en los precios de los commodities?

EFECTOS REAL(ES) LIMITADOS

“El vínculo entre las bolsas de China y su economía real es mucho más limitado en comparación con mercados desarrollados. En China hay una fracción más pequeña de la población que tiene su riqueza en bolsa. Sus efectos reales son pequeños comparados con mercados desarrollados”.

“No es como EEUU, donde gran parte de la población tiene su plata en la bolsa y se darían efectos patrimoniales contractivos. Si cae la bolsa en EEUU, consumen menos”.

“En China es más débil este efecto. El efecto es más por un tema de confianza. Se asumía que por su estructura vertical tenían un control efectivo sobre lo que pasa en la economía: si querían hacer política fiscal o política monetaria no se les podía ir de las manos.” [Ahora queda la duda sobre qué tanto es así]

“Es más por confianza que por exposición real”.

El canal de transmisión a la economía real sería a través de los inversionistas retail (personas naturales), que representan entre el 80 y el 90% de las inversiones en las bolsas de China según elFinancial Times. “Si los inversionistas retail ven que pierden dinero [en la bolsa], eso puede tener un impacto en su consumo”, indica Gabriela Santos, global market strategist de JP Morgan. Este hecho se vuelve clave considerando que China está en un proceso de transición de su modelo económico hacia el consumo interno.

Sin embargo, el escenario en que la demanda de China se reduzca por la caída de la bolsa está siendo un poco exagerado, señala Santos. “Menos del 15% de los activos financieros de los inversionistas chinos están en la bolsa” en cuentas “relativamente pequeñas”, explica. Por ello, el impacto de las pérdidas que estos inversionistas registren en las bolsas no afectaría de manera significativa a su capacidad adquisitiva, lo que limitaría las repercusiones en la economía real.

El vínculo entre las bolsas de China y su economía real es mucho más limitado en comparación con mercados desarrollados“, afirma Alex Müller, economista de BTG Pactual. En China hay una fracción más pequeña de la población que tiene su riqueza en bolsa. Sus efectos reales son pequeños comparados con mercados desarrollados como Estados Unidos, donde gran parte de la población tiene su plata en la bolsa y se darían efectos patrimoniales contractivos”. Sin embargo, sí disminuye la confianza sobre el poder del gobierno chino para controlar efectivamente lo que sucede en la economía, dado que las primeras medidas dictadas para evitar mayores caídas no fueron efectivas.

Para la economía real de China, importará mucho más la evolución de su crecimiento tras la desaceleración en el primer trimestre del año. La evolución estará condicionada por el éxito del programa de estímulo introducido por el gobierno mediante una reducción de tasas de interés, recortes de encaje, y canje de deuda, señala Gabriela Santos de JP Morgan. “Estas medidas de estímulo son mucho más determinantes para que la economía se estabilice en un crecimiento de 7 % [la tasa que el gobierno espera alcanzar este año] que lo que ocurre en el mercado de valores”.

IMPACTO EN COMMODITIES

La caída de las bolsas de China sí ha golpeado a los commodities. Desde el 8 de junio –cuando comenzó la caída de las bolsas–, el precio del cobre ha caído 7%. “El desplome de lo precios de las acciones ha dañado la confianza en los mercados globales decommodities, especialmente los metales industriales”, explica la consultora Capital Economics. Esta caída puede haber sido impulsada porque los inversionistas han tenido que vender commodities para cubrir sus pérdidas en las bolsas, agrega.

La reacción de los precios de los commodities a lo sucedido en China es exagerada, añade la consultora, pues usualmente no existe una correlación entre el desempeño de las bolsas y el de los precios de los metales. “El alza de las acciones chinas a finales entre finales del 2014 e inicios del 2015 no impidió que los precios del cobre cayeran fuertemente”, ilustra Capital Economics, y agrega que el colapso de las bolsas de China aún registra un alza de 15% desde inicios de año.

Si bien el precio del petróleo también ha caído 7% desde el 8 de junio, China no sido el principal factor detrás. La caída es estructural y se debe al exceso de oferta existente en el mercado. Un incremento en la producción de países del OPEP, un mayor número de plataformas extractoras de esquisto en Estados Unidos, y la expectativa de un acuerdo con Irán y menores márgenes de refinamiento son los factores que más han golpeado al precio, señala Goldman Sachs. China lo ha hecho sólo en pequeña medida.

Así pues, la crisis desatada en las bolsas de China no tendrá un impacto significativo en la economía real del país ni en los precios de los metales.

Fuente: Semana Económica