John Thompson, investigador de la Universidad de Cornell

Afirma investigador de la Universidad de Cornell, John Thompson

La integración de las minas que operan en zonas colindantes bajo un clúster de servicios mutuos, debe ser el futuro del sector, para potenciar su producción y productividad, obtener mayores ganancias, preservar el medio ambiente con desarrollo sostenible, y así contribuir con el desarrollo económico y social de las zonas donde operan, afirmó John Thompson, de la Universidad de Cornell de Estados Unidos.

“Los clústers de los yacimientos es un fenómeno muy raro actualmente, pero se trata de agrupamientos de yacimientos de la mejor manera para lograr un mejor negocio, beneficioso para todos los involucrados (empresas y la sociedad en general)”, sostuvo.

Consideró que si pensamos a esa escala, de combinar operaciones para un efecto beneficioso común, hay que ver más allá de la geología, de la mineralización y de los depósitos que se van a involucrar.

“Tenemos que acumular otro tipo de información, descrito en el libro del Foro Económico Mundial el 2016: “Planos para una huella más amigable con el ambiente, desarrollo sostenible a una gran escala”, recomendó.

Apuntó que ese documento ayuda a tomar buenas decisiones en materia de geología, de la supervisión de la biósfera, agua, medio ambiente, cultura, patrimonio y la actividad humana. Los cuales son elementos críticos para el desarrollo, y deben ser incluidos en la etapa temprana del proyecto.

“Necesitamos información a escala suficiente para tomar decisiones inteligentes; si lo hacemos con sinergias entre depósitos, podemos llegar a un punto para maximizar el valor para todos los involucrados”, añadió.

Precisó que así, en vez de tener múltiples yacimientos en una sola área, “podríamos tener solo uno grande y viable, para generar una prosperidad duradera”.

“Es una plantilla potencial de cómo la industria minera podría avanzar para lograr un resultado más sostenible y alinear la demanda de los metales con los resultados finales, y producirlos de manera más efectiva”, argumentó.

Necesitamos yacimientos de calidad

Thompson anotó que la demanda de los metales continuará repuntando y se requerirá energía limpia. “Por lo que es necesario tener depósitos o yacimientos de calidad, utilizando nuevos modelos (como los clústers), y tener así una buena caracterización e innovación, viendo la parte social”, acotó.

Al respecto, sostuvo que es vital trabajar eficientemente en el campo, sacando datos adicionales de manera creativa y efectiva, para hacer pruebas más rápidas y efectivas en proceso de exploración minera. “Y renovar las tecnologías, entendiendo la naturaleza del material extraído para tener menos relaves”, dijo.

Contribuirá a minería más sostenible

El catedrático manifestó que a veces se cree haber encontrado un depósito genial, cuando no lo es. “Hay que ver la geología, estructura y el tipo de depósito  mineral, ver su variación y sus distintas escalas, y convertirlos en valor”, estimó.

Asimismo, indicó que es necesario ser capaces de utilizar la información acopiada del desmonte generado en la mina y saber procesarlo mediante una tecnología apropiada, como la Mindsens, que tiene sensores que determinan el valor del material.

“Todo esto nos llevará a ser una industria mucho más responsable y sostenible. Tenemos que producir operaciones integradas, minas digitales, inteligentes, con energía reducida y minimizando el desmonte, producto de una mejor gestión con nuevos procesos”, puntualizó.

Ejemplo de la mina Escondida

Thompson puso como ejemplo de ese modelo, el caso de la mina Escondida, en Chile, que opera dos depósitos de pórfidos, de dos propietarios, dos compañías, y que tiene una gran producción de pórfido de cobre y oro.

“Evaluaron a principios del 2000 la unión de ambos depósitos, era una opción bastante atractiva económicamente. En el 2015 acordaron combinar y unirse como una sola operación, estaban a 40km de separación, no era tan fácil, pero se hizo con éxito”, aseguró.

Detalló que ahora tienen una operación unida, un solo molino, un solo puerto, una sola presa de relaves, una sola tubería de concentrados, de agua y una sola carretera, “y así redujeron la huella (de carbono) con esa operación”.

“Tomó mucho tiempo definirlo, pues no es tán fácil negociarlo, pero el resultado fue beneficioso para los operadores, las comunidades y todos los demás. Es un indicio de cómo hacer cosas parecidas en el futuro de la minería”, aconsejó.

Comentó que cuando se trata de negocios en minería, siempre entre los actores prevalecen los temas sobre las minas más grandes con registros menores de concentraciones de metal. “Llegado ese momento, dichas minas se hacen más profundas, subterráneas, para mantener su nivel de producción, y se vuelven más complejas. Va a generar más relaves, los cuales hay que tratar para ser un negocio más sostenible, con la consecuente elevación de los costos, situación que se podría evitar con la integración de los yacimientos”, argumentó.

Producción de energía y metales

El investigador señaló que el mundo experimenta una demanda de energía creciente, y que no se sabe con certeza el tipo de energía preferente en el futuro, lo cual tendrá mayores implicancias en el desarrollo de la minería, ya que habrá metales con mayor demanda que otros, con efectos positivos y adversos.

“Hace 300 años teníamos solo molinos que usaban unos cuantos elementos, y luego vino el motor a vapor, el automóvil, y la energía verde que utiliza diferentes metales y elementos con diferentes combinaciones”, ilustró.

Detalló que el número de elementos metálicos para generar energía sigue creciendo en la medida que sean más complejos los dispositivos energéticos. “Se volverá más complicado el mundo, estamos tratando de movernos en la economía baja en carbono y no tenemos toda la tecnología deseada, y en la que utilizamos muchísimos metales”, apuntó.

Los smartphones

Ejemplificó que un teléfono inteligente tiene entre 50 y 65 elementos, y que cualquier otro tipo de aplicación de comunicación o de defensa de materiales, como las turbinas de viento, utilizan unos 1.5 megawatts, que es bastante. Dijo que esa potencia demanda “185 toneladas de acero, que equivalen a 3 toneladas de cobre para hacer ese acero, y dependiendo del diseño para la turbina, hay otros elementos de tierras raras, como el potasio”.

Asimismo, mencionó que algún tipo de energía solar o la luz LED, requiere diferentes grupos complejos de metales para funcionar. “En el caso de los carros, para que sean más ligeros, se utiliza aluminio en vez de acero, lo cual produce una pérdida en la industria del acero, que  compite con el aluminio”, advirtió.

Vehículos eléctricos

Refirió que la fabricación de carros eléctricos y los que se basarán en uso de la energía del hidrógeno, requieren mucho cobre. “Ahora se piensa que el carro eléctrico es el futuro, y es probable que en el futuro los camiones funcionen en las minas con energía de hidrógeno, que utiliza el níquel, platino y otros elementos que se encuentran en las baterías”, anotó.

Metales en lucha contra cambio climático

Explicó que un estudio del Banco Mundial del 2017, reveló cuánto metal se necesitaba para poder tener energía limpia y amortiguar el cambio climático manteniendo de 2° a 4° para el 2050.; para lo cual “tiene que haber un aumento en la producción de aluminio en 207%, cobre 134%, níquel 139% y litio 1060%”.

También dio cuenta que el Comité de Energía de Recursos Naturales de Estados Unidos, encontró que existen en construcción 70 plantas de batería de Litio-Ion en el mundo, de las que 45 están en China y las demás en otros países.