“Somos un país minero con enorme potencial geológico y una larga tradición minera, que además se caracteriza por tener proveedores de bienes y servicios de clase mundial”, afirmó el Ing. Víctor Gobitz, presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) e integrante del Comité Organizador del 13 Simposium Internacional del Oro y de la Plata que se desarrollará durante mayo próximo en Lima.

¿Cómo observa el panorama mundial de la plata?

La plata tiene dos grandes usos: se la utiliza en la industria por su alta conductividad y como metal precioso de atesoramiento. En especial, es muy apreciada en la cultura hindú. En tal sentido, el desarrollo de los automóviles eléctricos y de la nanotecnología, así como una progresiva industrialización de la India, ayudarían a generar una mayor demanda. Sin embargo, en la industria minera existen pocas minas primarias productoras de plata.

Una mina se considera como primaria de plata, si más del 50% de sus ingresos se debe al contenido pagable de la plata. Este metal se extrae como subproducto en la minería del oro, cobre y plomo-zinc. Por tanto, sus costos de operación son bajos pues ingresa al mercado como subproducto. Su precio no guarda relación directa con el del oro.

¿Se podrá desplazar a México del primer lugar en producción mundial de plata?

Somos el segundo productor mundial de plata y estamos cerca de alcanzar a México. Pero tenemos muy pocas minas primarias de este metal. Dependemos mucho del impulso que se dé a los proyectos de cobre, que sí generarían un incremento en la producción de plata como subproducto.

Asimismo, impulsar los proyectos de plomo-zinc, aunque son menores, podría aumentar la producción. Es difícil predecir si alcanzaremos a México, pero lo cierto es que somos ya uno de los principales productores mundiales de plata.

¿Es posible captar el 8% de la inversión mundial destinada a exploraciones, tal como ha propuesto el gobierno para el 2021?

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Es posible. Nuestro territorio se caracteriza por su potencial geológico en metales preciosos como el oro y la plata, y en metales industriales como el cobre, plomo y zinc. El Perú tiene una de las mayores reservas mundiales en estos cinco metales. Ese es el primer atributo que tenemos como país.

El segundo gran atributo lo constituye un ecosistema integrado por proveedores de bienes y servicios, contratistas mineros, profesionales, técnicos y trabajadores que conocen el tema y tienen una larga tradición de hacer minería en el Perú. Ahora bien, si queremos alcanzar ese 8%, debemos trabajar para lograr consenso en dos temas. El primero, las licencias requeridas para explorar. En Perú, los procesos son muy largos y poco predecibles, sobre todo, los referidos a licencias ambientales.

Es sabido que, a diferencia de los trabajos de explotación, en los trabajos de exploración el impacto ambiental es mínimo. Para iniciar una exploración basta tener accesos, una carretera, una plataforma. Los materiales utilizados son inertes y se recirculan. No hay mayor impacto. Pero pareciera que las autoridades encargadas de tomar decisiones o de elaborar las normas no comprenden este asunto. Hay que ser prácticos. Necesitamos ser más ágiles en ese aspecto.

El otro acuerdo importante es cómo dar predictibilidad y rapidez a los acuerdos relacionados con el acceso a la tierra. La gente se confunde y piensa que toda exploración se convertirá en mina, pero muchas veces no es así. Si se agilizaran los permisos y los acuerdos de acceso a la tierra, podríamos captar un 8% de la exploración minera mundial.

¿Podría la conflictividad retrasar las inversiones?

Por supuesto que las retrasa. Existen marcos regulatorios para temas ambientales y otros componentes operativos de un negocio minero, pero no contamos con un marco claro para llegar a acuerdos rápidos y predecibles en el tiempo en lo que respecta al tema de acceso a tierras. Eso genera conflictividad.

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El Estado, muchas veces por falta de recursos, en lugar de presentarse como árbitro, se ausenta de la discusión. Es preciso que actúe como árbitro y medie en la búsqueda de acuerdos que beneficien a todos. Actualmente, el proyecto minero se acerca a la comunidad pero no existe un marco estructurado, de modo que nadie puede precisar el tiempo ni los recursos que demandará este tipo de proceso. Ello genera incertidumbre y va en contra de la promoción de las inversiones.

¿Cómo podría ayudar el Estado en relación a la creación de un marco metodológico?

El Estado podría ayudar proponiendo un marco que facilite abrir el diálogo, entender las diferencias entre exploración y explotación e, incluso, compartir los casos de éxito al dialogar así como las condiciones en que esto fue logrado. De esta manera se reducirían las expectativas y los acuerdos llegarían en tiempos más cortos. De lo contrario, si no hay ninguna referencia, no puede estimarse el tiempo ni el costo que tomará todo el proceso.

Sobre Buenaventura, ¿cuáles son los proyectos que piensan sacar adelante este año?

En términos de operaciones, tenemos activos de oro, plata y metales industriales (plomo, zinc y cobre). Las inversiones de Buenaventura tienen cuatro grandes enfoques.

Un primer enfoque es incrementar las exploraciones para ganar mayor visibilidad de nuestras reservas y actuales activos. Un segundo enfoque es invertir en las minas subterráneas para mejorar su eficiencia operativa, en especial, en la infraestructura de las minas. De esa manera, operaremos a menores costos y estaremos preparados cuando venga el ciclo de precios bajos.

El tercer aspecto que estamos evaluando es el crecimiento y ampliación de las operaciones existentes. Aquí, el retorno de la inversión se dará en un periodo más corto. Estamos estudiando las ampliaciones de algunos activos de cobre y plata.

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El cuarto foco es, finalmente, nuestro portafolio de crecimiento. Contamos con proyectos de oro, plata y metales industriales, y hemos establecido una metodología muy rigurosa para el avance de tales proyectos. La inversión que se ha programado para este año está en el orden de los 200 millones de dólares, de los cuales 50 millones de dólares se orientan al rubro de exploración.

¿Cuál es la inversión destinada a proyectos de plata?

El proyecto de plata más importante está vinculado con Uchucchacua, una mina que empezó en 1975 y que está cumpliendo 43 años de operaciones ininterrumpidas. Es nuestra principal operación de plata.

Considerada individualmente, es la operación de mayor producción de plata primaria en todo el Perú. Produce entre 17 y 18 millones de onzas al año. Cerca de esta operación, tenemos el proyecto de exploración Yumpag. Lo estamos estudiando para integrarlo a la mina Uchucchacua.

En relación al 13 Simposium Internacional del Oro y de la Plata que se desarrollará en mayo, ¿qué espera mostrar el Perú a los inversionistas extranjeros en este evento?

Primero, demostrar que tenemos como país un atributo geológico, independientemente de la actuación política. Somos un país minero que destaca en el mundo por sus reservas de oro y de plata. En plata somos el segundo en el mundo, en oro somos el sexto. Lo segundo es destacar que el Perú tiene tradición minera, lo que se traduce en proveedores de bienes y servicios de clase mundial.

Queremos mostrar que tenemos un marco normativo más maduro que los vigentes en otros países de la región, y que se puede mejorar aún más para competir con Australia, Nevada (USA) o Canadá. Por último, mostrar los casos positivos de acuerdos con las comunidades.

Fuente: Revista “Desde Adentro”