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¿La minería es una solución o un problema?

Basta recordar algunos de los comentarios efectuados en la 31 Convención Minera – Perumin 2013, realizada en Arequipa el mes pasado, para responder a esta pregunta. Según información proporcionada por la presidenta de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, Eva Arias, durante los próximos siete años se ejecutarían proyectos en el sur del país por US$ 32,436 millones. Ello representa solo el 57% de la cartera total, que asciende a US$ 57,403 millones. En otras exposiciones se destacó que la minería se desarrolla en lugares inhóspitos –a donde el Estado no llega– y genera más de 2 millones de empleos directos e indirectos, levanta infraestructura industrial, habilita accesos y despliega redes de comunicación. Finalmente, que la minería representa el 15% de la inversión privada en el país, y es responsable del 59% de las exportaciones y del 30% de la recaudación por Impuesto a la Renta. Si a esto le agregamos que la minería responsable actúa respetando el medio ambiente y las comunidades, ¿es racional decir que no contribuye al desarrollo del país? Solo aquellas personas que no buscan el bien social, sino la conveniencia personal, o que no están bien informadas podrían afirmar lo contrario.

Si la minería es tan importante para nuestra economía, ¿por qué las comunidades tienen problemas para aceptar su operación? ¿Por qué el Gobierno no construye infraestructura ni perfecciona los mecanismos de resolución de conflictos? ¿Por qué no implementa reformas para destrabar los proyectos de inversión en el sector? ¿Por qué no propicia un uso apropiado del canon (lo cual ayudaría a mejorar la imagen de la actividad)? ¿Por qué, a veces, parece que la fiscalización tributaria no es justa? Son muchas las interrogantes. Hay varios asuntos que están en agenda desde hace bastante tiempo, pero, al parecer, no hay un real sentido de urgencia para abordarlos y encaminarnos hacia una pronta solución. Basta recordar los resultados de la última encuesta del Instituto Fraser para darnos cuenta de que nos falta mucho por trabajar. El Perú ocupa el puesto 58 entre 96 países en mantenimiento de un clima de negocios favorable para las inversiones mineras, muy lejos de Chile (puesto 23) y de México (puesto 42).

El gran reto que tenemos es el de lograr captar los capitales que se destinan a Chile y México, y desarrollarlos lo más pronto posible. Tenemos el potencial para lograrlo, pero no vamos a tener éxito si el Gobierno no asume un compromiso real para mejorar la infraestructura nacional, garantizar la seguridad de la empresa y hacer reformas administrativas que destraben las inversiones. El sector privado también tiene mucho por hacer en cuestión de comunicación, acercamiento con las comunidades y cuidado del medio ambiente. Estoy seguro de que cualquier avance que logremos en estos aspectos va a significar miles de millones de dólares más de inversión, que van a revertir en el bien del país y en el de nosotros mismos.

Un gran reto.
Falta infraestructura y urgen reformas, pero el Gobierno mantiene los problemas ‘en agenda’. Chile y México se muestran cada vez más competitivos y alcanzarlos es la primera meta.

El análisis es de EY.
Víctor Burga
Socio de Auditoría de EY