“HAY UN GRAN ESPACIO DE ARBITRARIEDAD”

Marita Chappuis

Marita Chappuis
Consultora de temas minero ambientales

La alta dirección del OEFA fue asumida por abogados sin experiencia en temas ambientales, que han introducido una serie de cambios como la reducción de trabas legales para el cobro efectivo de las multas ambientales, pues se ha establecido que la sola interposición de una demanda contencioso-administrativa no interrumpirá ni suspenderá el procedimiento de ejecución coactiva.

Asimismo y, al parecer, para ofrecer “resultados”, han elevado drásticamente las multas hasta 25.000 UIT (S/.92,5 millones) . Esto último se aplicará a quienes excédanlos límites máximos permitidos (LMP )y generen daño real a la vida o la salud humana, a partir de enero.

Estas medidas han motivado gran preocupación porque las mutas tienen un rango sumamente amplio -de 3 a 25.000 UIT cuando antes iba de 1 a 10.000 UIT- lo que invita a una discrecionalidad excesiva. Cabe preguntarse si el OEFA será utilizado como arma política.

Lo extraño es que un exceso de LMP solo podría indicar un incremento en el riesgo potencial de daños a la salud. Para demostrar un daño real hay que presentar estudios epidemiológicos y monitoreo de efectos ambientales de varios años. El problema que surgiría es que la población afectada demandaría al Estado (especialmente a las autoridades ambientales) por no haber corregido o clausurado la instalación que los ha afectado. Posiblemente daría lugar a inalcanzables disputas legales en tribunales internacionales. Ahora bien, el Ministerio de Justicia está autorizado a iniciar procesos civiles a funcionarios que dieron motivo al procesamiento del Estado en tribunales internacionales cuya sentencia haya dispuesto el pago de una indemnización.

Es lamentable que el OEFA busque su legitimidad no con análisis científicos profundos, estableciendo indicadores medibles, ilustrando a una población con mucho desconocimiento y priorizando campos de acción, como diseñar una estrategia eficaz para detener el mal uso del mercurio en todas las regiones de nuestro país.

Un amplio informe del Banco Mundial sobre el costo de la degradación ambiental en el Perú advirtió que las enfermedades transmitidas por el agua, la contaminación atmosférica urbana, la contaminación del aire en los interiores de las viviendas rurales y la degradación del suelo eran los temas que debían ser priorizados para mejorar la calidad ambiental de nuestro país.

Lamentablemente, el OEFA no se ocupa de estos temas por perseguir y multar a las grandes empresas extractivas por trivialidades como no enviar un informe a tiempo o porque alguien construyó una carretera 50 cm más ancha que lo que indicaba su EIA. Urge replantear el enfoque de las políticas que sigue el OEFA porque ha abierto un gran espacio de arbitrariedad y no está priorizando los grandes temas ambientales.

“SU APERTURA HA SIDO MUY POSITIVA”
Vitto Verna Coronado
Especialista en derecho ambiental- Estudio Grau

“Desde la creación del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental, OEFA, encuentro que existe un nivel mucho más alto de actividad, hay una evidente proliferación de nuevas normas, nueva regulación, la cual se viene socializando con los actores involucrados, operadores empresariales, gremios, entre otros.

En este sentido, considero que es muy positiva la apertura del OEFA, pero se debería persistir en el diálogo, institucionalizarlo. Siempre es importante escuchar a todos los actores, de esa manera el OEFA se posicionará como una bisagra que articule el sector privado, el sector público y la sociedad civil.

Es importante para el OEFA que en sus primeros años de funcionamiento logre ganarse la confianza de la ciudadanía, y mucho del impacto positivo que pueda tener es en las provincias, en la zona rural del país; entonces hablamos de otro tipo de actores, las comunidades, las cuales tienen que confiar en su supervisor ambiental. De esta manera, si generamos confianza en las organizaciones, las empresas se van a ver beneficiadas porque sus costos de transacción van a bajar.

El OEFA tiene un desafío enorme en la zona rural del país con las entidades de fiscalización ambiental (EFA), lograr que las EFA sigan los lineamientos del OEFA es fundamental para que los actores perciban predictibilidad, que la EFA de Abancay funcione igual que la de Amazonas o la de San Martín, eso es a lo que debe apuntar el OEFA, de esa manera conseguirán confianza en la población. Por ser el OEFA un organismo ambiental y lo ambiental sinónimo de prevención, entonces deben ayudar a las empresas a prevenir las contingencias ambientales que nadie quiere que se produzcan. Sería muy importante que el OEFA se concentre y focalice en promover una cultura de prevención, en establecer un trabajo conjunto con las empresas en ese sentido.

Cuando el OEFA vaya a supervisar a una empresa, piense en cómo ayudarla a identificar los riesgos y dictar las medidas correctivas y preventivas antes que fijarse en si se retrasó uno o dos días en presentar los monitoreos. Debemos enfocarnos en la actividad preventiva y ahí es importante que el OEFA vaya con la misión de prever daños ambientales y, por otro lado, la empresa que colabore abriendo la casa para mostrar sus operaciones de la mejor manera.