Carlos Casas Tragodara

Por: Carlos Casas Tragodara, Universidad del Pacifico 

Uno de los puntos que se discutió mucho en la campaña electoral fue la mayor carga tributaria que se negociaría con la minería. Ambos candidatos de una u otra manera propusieron ello. Ahora vemos que empieza a concretarse el ofrecimiento por lo mencionado por las autoridades económicas y el apoyo que se ha solicitado a organismos multilaterales.

El tema de las llamadas “sobreganancias” o, mejor dicho, ganancias extraordinarias siempre ha sido un tema de debate. Durante el año 2011 el partido que llegó al Gobierno impulsó la creación de dos tributos especiales como el Impuesto Extraordinario a la Minería y el Gravamen Especial a la Minería que se activan con tasas crecientes cuando las utilidades de las empresas mineras son elevadas. Dada la alta correlación existente entre los precios de los minerales y las utilidades mineras, estos impuestos solo se activan cuando los precios de los minerales son elevados como se da en el contexto actual.

Sin embargo, debemos tener algunas consideraciones al momento de pensar en modificaciones del régimen tributario aplicable a la minería. El primero es el carácter cíclico de los precios de los metales. Si bien se estima que los precios seguirán en buenos niveles en los próximos años, no debemos caer en la tentación de hacer al presupuesto dependiente de la minería porque implicaría un riesgo macroeconómico cuando estos caigan. Ello generaría un problema fiscal importante. Por ello es importante pensar en distintas opciones. El primero es la creación de un fondo de estabilización de los ingresos fiscales provenientes de la minería. Ante una fuente volátil, lo mejor es estabilizar los ingresos en el tiempo. En épocas de precios altos, la “sobrerrecaudación” debería guardarse en un fondo que pueda utilizarse cuando los precios sean bajos.

Otro factor que permitiría paliar esta volatilidad es impulsar nuevos proyectos mineros. Una mayor cantidad de mineral producido contrarrestaría la caída en los precios. Por ello es que es tan importante impulsar nuevos proyectos mineros también como una forma de fortalecer nuestras finanzas públicas.

Ello se logra no apartando el llamado government take en el caso peruano de los demás países que compiten por atraer inversión minera. La pérdida de competitividad que ello ocasionaría sería importante. Lo que debe estar sobre la mesa es la sostenibilidad de la minería. No debemos caer en tentaciones de corto plazo con costos superiores en el largo plazo.

Un factor adicional está referido a la heterogeneidad del sector minero en diversos aspectos. Cuando se habla de empresa minera se piensa en una gran empresa que produce cobre. Eso es lo que está en la memoria de la población. Pero no hay nada más alejado de la realidad. El Perú produce varios metales y cada uno tiene características diferentes en cuanto a tecnología, precios y ciclo de inversión. Por ejemplo, cuando se analizan los costos de las empresas podemos ver que pueden existir diferencias de 100 a 1 en costos, lo que implica que muchas empresas son más sensibles a cambios tributarios que otras.

Por ello, cualquier cambio implicaría la salida del mercado de muchas empresas. De la misma manera, la rentabilidad es diversa y está afectada por muchos factores. Por ello, cualquier cambio tributario que se piense en el futuro debe tomar estos factores en cuenta y desarrollarse de manera muy técnica para no afectar la competitividad de la minería en el largo plazo.

Fuente: Gestión