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La recuperación de los precios de los metales impulsa a Buenaventura. El productor de oro y plata ha tenido un buen inicio en el 2017, con papeles en alza, una mina recién estrenada (Tambomayo) y un nuevo rostro en su gerencia general: Víctor Gobitz, el primer CEO en su dilatada historia que no lleva el apellido Benavides.

Este recambio corporativo ya se hace sentir. A solo dos meses de la designación de Gobitz, Buenaventura ha reacomodado su pipeline de proyectos y puesto en vitrina dos inversiones hasta hace poco desconocidas: el redimensionamiento de Marcapunta (Pasco) y Yumpag (Lima).

Se trata de proyectos brownfield, es decir, próximos a operaciones mineras y, por ende, de menor riesgo y exigencias de capital. Un negocio en el que Gobitz es todo un especialista.

“Por formación y experiencia previa [en Milpo, Volcan y La Arena] mi foco es conocer bien las operaciones y proyectos. Allí es donde hay oportunidades de mejora y donde pondré mi mayor esfuerzo de aporte”, refiere Gobitz a Día1.

MARCAPUNTA Y SAN GREGORIO

El flamante CEO lo explica. “El primer proyecto clave, que ya estamos ejecutando, es el redimensionamiento de Marcapunta, un brownfield de cobre que implica menor riesgo y permisos más sencillos. En esa línea, de menores riesgos e inversión, seguirá Yumpag. Y luego, con mayor inversión y riesgos, San Gabriel y Trapiche”, detalla el ejecutivo.

En el caso de Marcapunta (El Brocal), se trata de aprovechar el mejor precio del cobre para explotar este metal de forma intensiva. “La ampliación de El Brocal ya concluyó, pero, en el interín, el departamento comercial de Buenaventura ha logrado desarrollar un mercado de clientes de cobre, lo que nos permite levantar la producción de este metal en detrimento de los polimetálicos”, refiere Gobitz.

El ejecutivo advierte, no obstante, que este énfasis en producir cobre no será un óbice para el desarrollo de San Gregorio, yacimiento de zinc de clase mundial ubicado a poca distancia de Marcapunta.

“San Gregorio es un proyecto clave para nosotros. Por esta razón, este año desarrollaremos los primeros estudios de ingeniería para definir cómo lo explotaremos: si de forma subterránea o a tajo abierto”, detalla.

YUMPAG

Las esperanzas de éxito más cercanas para Buenaventura están puestas, sin embargo, en Yumpag, un brownfield con el potencial de duplicar la producción de Uchucchacua (Chacua), la mina de plata más grande del país.

Gobitz apunta que Yumpag es posible gracias a la reciente construcción de la Planta de Río Seco (Lima), que limpia el concentrado de Chacua, separándolo del manganeso que lo contaminaba y le restaba valor comercial.

“Este será un año de exploración en Yumpag. Queremos ganar más recursos para hacerlo más robusto y emprender la ingeniería que definirá el tipo de infraestructura que nos permitirá  integrarlo a Chacua, que está a 5 km”, anota. Si Buenaventura tiene éxito en Yumpag, haría de Chacua una de las minas de plata primaria más grandes del mundo.

SAN GABRIEL Y TRAPICHE

En cuanto a San Gabriel (Moquegua), proyecto de oro más ambicioso que los dos anteriores, Gobitz apunta que este año se verá la madurez del estudio geomecánico que definirá el costo de construcción (Capex) y el método de minado.

“En lo que respecta a Trapiche (Apurímac), se trata de un proyecto de cobre de gran tamaño, cuyo desafío técnico sí está claro: será un tajo abierto y producirá óxidos. Los retos allí son la topografía y la licencia social. Luego veremos si lo desarrollaremos solos o con un socio”, señala el ejecutivo.

Por lo pronto, Buenaventura está abocada a lograr la madurez operativa de Tambomayo (Arequipa). “Solo después de ello, pensaremos en una ampliación”, concluye Gobitz.

Fuente: El Comercio