José Nicolás de Piérola

José Nicolás de Piérola, presidente de Water Week 2024, pone en el tapete temas esenciales para la vida y que están relacionados con el cuidado y buen uso del agua. Bajo estos criterios, la Asociación de Ingeniería Hidráulica y Ambiental del Perú – APIHA, ha organizado dicho evento que se desarrollará del 18 al 20 de marzo en la Universidad Nacional Agraria de La Molina (UNALM). En entrevista con ProActivo, explica algunas soluciones para el mejor aprovechamiento del recurso hídrico en la agricultura.

¿Qué expectativas pretenden cubrir en la primera edición de Water Week?

Con colegas de la Asociación de APIHA, coordinamos este evento donde el agua es el eje central y no sea complementario. El objetivo es encontrarnos con gente preocupada y estudiosa por el tema del agua en el Perú.

Para eso pensamos en cuatro ejes, el tema agrícola, saneamiento, el agua y la minería; y el agua y medioambiente.

¿Alguno de esos ejes debería priorizarse a corto plazo tomando en cuenta la recurrente amenaza del Fenómeno El Niño (FEN)?

Necesitamos hacer medidas de corto plazo para atender las necesidades de los fenómenos que se vienen en meses y también un plan de desarrollo de mediano y largo plazo. Tenemos que trabajar obras, planeamiento de infraestructura, acciones que puedan ser implementadas progresivamente en los próximos 5 o 10 años, para que de acá a 10 o 15 años, nuestro país tenga un programa de manejo del FEN en la zona costera del norte hasta la zona de Chicama, que es la zona afectada. Simultáneamente, tener un control en sequías, porque con la presencia del FEN en la zona norte, se nos viene una sequía de mayor o menor intensidad en el sur.

El déficit de agua también deberá enfrentarse con planes de desarrollo y gestión de sequías que deben hacerse ahora, incorporando las nuevas experiencias y conocimientos cada vez que se presente el fenómeno, para que en 10 o 15 años, tengamos un plan nacional para controlar el FEN en la zona norte, con las grandes avenidas, las lluvias torrenciales y los transportes de sedimentos; y en el sur, una gestión de las sequías.

¿Qué infraestructura sería la requerida para ambos casos?

En el norte se han hecho unos trabajos recientes sobre la limpieza de cauces, esa es una parte del componente. Necesitamos introducir reservorios de regulación de avenidas, no son los típicos reservorios de regulación. Ello para retener agua en época de lluvias y después soltarlas en época seca; sirven para retener la gran crecida, retenerla con el sedimento y después soltarla.

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Hay que hacer un plan de obras de gran dimensión destinado a la regulación de la época seca, como son los reservorios de control de avenidas, que son para controlar las ondas de avenidas a lo largo de la cuenca; y también controlar las franjas marginales que los ríos toman.

En el caso de las zonas desérticas, ¿qué sería lo conveniente?

Lo que hacen otros países es retener el agua en pequeños embalses, poco profundos, para permitir que el agua se comience a percolar. Retenerla en grandes extensiones porque como el agua viene con sedimento, el cual se queda, se deposita y comienza a obstruir el pase del flujo siguiente. Hay que hacer una remoción regular de todo ese material para que cuando venga la siguiente crecida, se ubique en los pequeños embalses o cauces y se infiltre.

Parte de esta práctica se hace, por ejemplo, en Ica, para recargar el acuífero en Pampa de Villacuri, cuando viene el agua del río y es utilizada para aumentar la cantidad de agua disponible como agua subterránea. Se puede replicar, pero de acuerdo con cada cauce, por eso necesitamos implementar un programa de obras de retención de agua temporal e incrementar la capacidad de regulación.

Respecto al Water Week, ¿quién participa para hablar de saneamiento?

Estará Jerson Kelman quien tiene un doctorado en la Colorado State University y nos puede transmitir mucha experiencia porque él manejó la sequía del Sao Paulo del 2015, una de las más importantes que hubo en América Latina, una ciudad con casi 20 millones de habitantes. Él tuvo que lidiar con el tema como CEO de Sabesp, empresa a cargo del suministro de agua poblacional. Queremos que nos muestre lo que hizo, qué resultó bien y qué cosas fallaron.

Queríamos traer el caso de una megaciudad latinoamericana, con todos los problemas que implica. En Brasil, así como en Perú, hay favelas, o barrios muy extensos con gente de recursos escasos y han tenido que lidiar con ello.

En cuanto a los conceptos de sostenibilidad y desarrollo territorial, donde el sector minero está muy enfocado, ¿cómo ha evolucionado el desarrollo y manejo del agua?

Vamos a tener la presentación del ingeniero Víctor Gobitz sobre la nueva visión de la minería respecto a la gestión del agua. He trabajado muchos años en operaciones mineras: Tienen influencia en un territorio y normalmente están asociadas a una cuenca.

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En ese territorio hay otros usuarios agrícolas, así como poblacionales en la parte más baja; por eso es necesario trabajar en conjunto, aprovechando el conocimiento y las capacidades que tiene la minería para transferirlas al sector agrícola y de esta manera las comunidades que viven en el entorno puedan mejorar su uso del agua. Porque la eficiencia de uso del agua en el agro está entre 30 % a 35 %, es muy baja. Necesitamos incorporar tecnología, pero progresivamente. A un agricultor de la parte alta de la punta del rio Moquegua, no se le va a incorporar de frente el riego tecnificado por goteo o aspersión. No funciona así. Hay riego por gravedad, riego por gravedad controlada, riego por aspersión y después el riego propio. Un proceso de 10 o 15 años, donde el agricultor tiene que asumir el riego, no como una tecnología que viene de afuera.

Nos dice que son entre 10 a 15 años para que el agricultor gradualmente sienta el beneficio de una mayor eficiencia. ¿Nos dará tiempo para ello el actual cambio climático?

Creo que sí, tenemos un espacio todavía muy limitado; sin embargo, es posible trabajarlo, pero necesitamos comenzarlo ya. Porque si los agricultores abordan el cambio climático sin esas características, ni competencias, será terrible porque los procesos de sequías o de lluvias intensas serán muy fuertes y no tendrán los recursos para controlarlo.

Tiene que hacerse el desarrollo de infraestructura junto con una mejora de la eficiencia de riego para aprovechar el agua que se regule, que se retenga en un reservorio, si no, no tiene sentido. Perdemos tiempo y recursos.

El ingeniero Vinio Floris publicó que ya se alcanzó lo que se esperaba que iba a ocurrir sobre el cambio climático. ¿Cómo se puede revertir o ser resilientes frente a ello?

Casi el 50 % de los glaciares se han ido, eso significa que hemos perdido una cantidad importante de reserva de agua y para recuperarla van a pasar muchos años, porque primero hay que controlar la barrera del 1.5 °C de la temperatura que se está yendo. Posiblemente suba o puedan hacerse los esfuerzos para no llegar a 2 °C, sería una situación muy compleja sobre todo para los países con menores recursos.

La pérdida de glaciares significa que en la época seca tenemos más flujo de descarga por la pérdida de esta agua que viene de la parte alta. Una forma de aliviarlo es con los sistemas de regulación, una combinación de reservorios grandes de 10 a 30 millones de metros cúbicos hacia arriba con reservorios pequeños de 10 mil a 50 mil metros cúbicos que puedan combinarse adecuadamente a efecto de retener esta agua que se va perdiendo.

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En el futuro, posiblemente, vamos a tener que trabajar con más fuerza la regulación y recarga de acuíferos, recargar el agua mediante el sistema de zanjas de recarga, la siembra de agua con zanjas en contorno. Hay varios proyectos interesantes en Abancay y Cajamarca con zanjas de contorno de 1.5 metros por 50 o 60 cm de profundidad, se retiene el agua de la época de lluvias y se incorpora al sistema de acuíferos superficiales y profundos. Con eso aumenta el flujo del caudal base y podemos recuperar agua en época seca, esa que venía derretida de la parte alta de la cuenca donde están los glaciares.

Hay una metodología antigua que rescataba Suiza, las amunas; también están las recargas que hacían los antiguos peruanos. ¿Son prácticas estas tecnologías?

Tuve la oportunidad de hacer experimentalmente sistemas de recarga en la zona sur del Perú, pero con zanjas de recarga de 5 metros de profundidad aproximadamente y 5 metros de ancho. Estas zanjas se llenaban con grava y piedra para poner el agua, se genera una carga hidráulica, una presión de agua para que se meta e infiltre. Esto es posible, pero evidentemente requieren equipo.

Las amunas son canales de un metro de ancho con borde libre adicional y una profundidad de 30 a 40 centímetros. Su objetivo no es transferir agua de un sitio a otro; sino transferir el agua, pero en el camino perderla para que se infiltre. Eso es posible, ahí hay toda una tecnología que trabajar porque hay una geología que estudiar para ver por dónde deben ir los canales para recargar el acuífero de la manera más eficiente y que esa agua se pueda recuperar aguas abajo.

He visto que en el rio Rímac lo están trabajando, pero debería ser un esquema que se divulgue sobre todo en esta zona que están siendo afectada por el cambio climático. No implica maquinaria, pero necesitamos un programa sostenido de inversiones para implementarlo en una, dos o tres cuencas, para que luego se constituya en una forma de recarga natural, y no artificial.

Water Week 2024 del 18 al 20 de marzo ¡Todo sobre el agua!